Contracrónica del Granada CF 2-1 Real Valladolid
El Real Valladolid de Sergio González, después de dos partidos seguidos puntuando, volvió a recordar el sabor amargo de la derrota. Lo sufrió en uno de esos partidos que se te ponen de cara para llevarte los tres puntos. Mantienes a raya al equipo rival durante 70 minutos, marcas el gol de la victoria de un encuentro que olía a empate a cero, pero luego tiras todo el trabajo por la borda. Sergi Guardiola, que ya suma cinco goles en liga esta temporada, abrió la lata con un golazo (ayudado por el portero, mal colocado). Después empató con el brazo Antonio Puertas a falta de nueve minutos para el final. En el añadido, buen gol del joven Carlos Fernández y para casa con las manos vacías.
Dolor. Derrota de las que hacen pupa. De las que no se olvidan tan fácilmente. De las que rompen a la afición. De las que te dejan sin palabras. De las que te culpas hasta a ti mismo. De las que no encuentras explicaciones. De las que creías que volverías a casa con el saco de puntos lleno. De las que te hacen reaccionar. O quizá de las que te hunden. Derrota en la que sientes cómo una navaja se te adentra en el corazón, al menos hasta el próximo partido. En la que echas la culpa al árbitro. En la que la autocrítica se vuelve obligatoria. En la que tus ídolos dominaron y fueron dominados. En la que en el último suspiro dices adiós. El Real Valladolid perdió en Granada, ante el que para mí es el equipo revelación de la liga, con dos goles que remontaron el costoso tanto inicial de Guardiola. Dos puñaladas. Una, en el 81′. La mortal, en el 96’… Nos pusimos por delante, pudimos sentenciar, pero los cambios y el físico volvieron a hundir al equipo, que sufre más de la cuenta en el último tramo de los partidos. De poco nos vale dominar 80 minutos si en en los últimos diez un equipo que viene de jugar Copa del Rey nos pasa por encima.
VAR. El partido dejó un protagonista claro: el VAR. Y de esto no se hablará en los medios de comunicación más importantes del país porque Real Madrid o Barcelona no se han visto afectados. Esta vez lo sufrió el Real Valladolid. Esa maldita máquina que vino para arreglar cualquier error de los cuatro árbitros que hay sobre el terreno de juego, pero que en realidad ha venido para demostrar que los árbitros españoles son malos por naturaleza. Entiendo que en directo no vea la mano. Pero las repeticiones lo dejan claro. Remata el balón con el parche de LaLiga. No está en el hombro. Eso es mano de manual. ¿Saben lo peor de todo? Que, si al menos hubieran sido rápidos para ver o no ver esa mano, el árbitro no habría añadido 6 minutazos al partido y el Real Valladolid, al menos, se hubiera llevado un punto de un campo difícil como Los Cármenes. Dicho esto, un partido en el que te pones por delante y en el que sobrevives hasta el minuto 81 no puedes perderlo. Los cambios ablandaron al equipo, que se encerró atrás y sufrió mucho. Tampoco es que el Granada generará excesivo peligro, pero olía a remontada desde Castilla. Es la primera vez que remontan al Pucela.
Llanto. Dicen que al mal tiempo buena cara. Pues eso. Toca pensar en el siguiente partido, en el próximo rival. Ni más ni menos que el Espanyol de un Raúl de Tomás al que se le caen los goles. Ha marcado en todos los partidos que ha jugado desde que fichó por los pericos. Esto da muchísimo miedo. No sé si os pasa a vosotros, pero yo ya tengo ese hormigueo por dentro que me dice que el próximo domingo a las 16:00 horas el José Zorrilla va a ser una caldera. Me pongo tonto solo de pensarlo. Espero que la derrota en Granada traiga consecuencias buenas. La primera sería secar a De Tomás, al que yo recibiré con aplausos. La segunda sería frenar a un Espanyol que va como una bala. Este domingo empató en el Sánchez-Pizjúan, con polémica, eso sí. Otra vez el dichoso VAR. La jornada no ha podido salir peor. ¡Ha sido increíble! Digna de estudio. Derrota del Real Valladolid y buenos partidos de los rivales que aprietan por abajo. El Leganés empató en la visita del Real Betis, el Mallorca ganó al Alavés, otro de los equipos que cae a la lucha por la salvación, y para colmo el Celta se llevó un punto del Santiago Bernabéu. Menos mal que el partido del Eibar se suspendió. Lo hubiera ganado. Nos despertamos este lunes a 5 puntos del pozo. Sufriremos, pero nos salvaremos.