‘Caballo Loco’ llegó como un lateral izquierdo revoltoso y se marchó siendo un extremo derecho desordenado. Juega actualmente en Turquía después de pasar por Italia, Inglaterra, Francia y Portugal

Comprar por Internet, cuando las compras en Internet empezaron a crecer, no era del todo seguro. Uno corría el riesgo de que le pasara lo que a Rafa Benítez cuando pidió un sofá y le trajeron una lámpara. Quedaban todavía un par de años para que se fundase Twitter, por lo que su modo de viralizar su queja fue ante los medios de comunicación, quejándose de que Canobbio no era lo que había pedido a García Pitarch.
Una década después de aquello, en 2013, al Real Valladolid también le dieron el tocomocho. Hasta tal punto que si llega a saber Juan Ignacio Martínez la que se le venía encima lo mismo se volvía a Cantora a guardar las espaldas de la Pantoja. Receló al llegar de algún canterano que le colocaron (después de todo, estaban en la ciudad) y de las funciones de algunas personas del entorno. De lo que más tenía que haber sospechado era de los augurios que aventuraba el hecho de que el primer fichaje fuera Zakarya Bergdich, como el jamón en Portugal, un presunto lateral izquierdo que corría dando pasitos como las muñecas de Famosa cuando se dirigen al portal para hacer llegar al niño su cariño y su amistad.
Y JIM, en el pesebre, sonreía porque estaba alegre, ma non troppo, porque el equipo nunca terminó de carburar y el tipo se mostraba negado a la hora de defender. La presencia de Carlos Peña, importante en el ascenso de Djukic y en la temporada del retorno a Primera, hacía que al franco-marroquí no se le vieran solo las costuras y, después de todo, se trataba de una apuesta joven, pendiente de adaptación pero con proyección aparente. Pronto se vio que esos nulos conceptos defensivos que arrastraba no eran óbice para que ‘Caballo Loco’ esgrimiera una capacidad para desordenar en campo rival insospechada.
A decir verdad, no era un dechado de virtudes; tenía peor defensa que Homer Simpson cuando lo tacharon de comunista. Podía decir que era su «primerito día», pero la realidad era insalvable y si técnica era deficiente. Ocurre que consiguió convertir su defecto en virtud hasta tal punto que al subir la banda a veces las defensas se le paraban, como hacen ante los genios, esperando a ver qué perpetraba. Y como para atrás corría (eso no se le puede negar), durante un tiempo fue como si metieras un pato albino en medio de una familia de cisnes. A la larga se vio que no era lateral para la élite.
Acabó acumulando más de 1.500 minutos en Primera; claro, que el equipo descendió después de que Juan Ignacio osara aceptar solomillo en lugar de lechazo. Aquella expresión la acuñó en verano cuando llegó Heinz, quien a la postre disputó un único partido, pero bien podría asimilarse a otros fichajes fracasados como Gilberto Alcatraz o ‘El Zorro’ Osorio. Al técnico solo le libró de ser despedido un sorprendente triunfo en enero contra el Villarreal, cuando Gorosito ya calentaba. A Bergdich le quedaron varias batallas por librar en Segunda División. No en vano, tras el descenso pareció mejor, pese a jugar a veces a pie cambiado.
Anárquico, sobre todo en defensa, erraba en la toma de decisiones y en la ejecución, y sin embargo era capaz de revolucionar partidos gracias a su danza de la lluvia y a la sociedad que formó con Mojica —The Brothers–. En la primera vuelta marcó cinco goles, pero atinó la dirección deportiva en cambiarlo por Hernán Pérez, sin ritmo de competición pero bastante más capaz técnicamente que él. Fue cedido al Genoa, que militaba en la Serie A, y a continuación traspasado al Charlton. Firmó por cuatro años, pero solamente militó allí uno, siguió jugando más adelantado de la posición que se decía que tenía cuando llegó aquí y volvió a España para jugar en el Córdoba.
Sochaux, Os Belenenses y Denizlispor han sido sus siguientes conjuntos, el turco, esta misma temporada, y no se ha visto en ninguno de estos equipos en otra igual que en Zorrilla. No se ha asentado en ningún lado ni ha sido capaz de acercarse a los números que hizo en apenas 952 minutos en Segunda como blanquivioleta. Y es que ningún fichaje de esos random ha rendido tanto como él en el Real Valladolid en los últimos tiempos. Aunque fuera como extremo derecho y no como presunto lateral izquierdo, cargos de los que fue liberado no porque fuera inocente, sino por ser a todas luces inhábil para defender.