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De resaca ante el Celta: Jordi Masip López y diez más

por Gonzalo Castro
18 de junio de 2020
Masip 1

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Masip Aspas
Masip y Aspas || Foto: EFE

Ronaldo depositó este miércoles, antes del partido ante el Celta en el José Zorrilla, un ramo de flores en el asiento de Alberto, el socio dos del club, un gran homenaje a todos los aficionados del Real Valladolid que han perdido a un ser querido por culpa del maldito coronavirus. Y aquí, en estas líneas que esta vez serán algo distintas, también quiero hacer un pequeño homenaje. Pero a un futbolista que, desde el silencio y la soledad de los tres palos, ha dado siempre el máximo cuando se ha vestido con la camiseta blanquivioleta. Aunque es curioso, él nunca lleva los colores violeta y blanco. Es como la oveja negra. Siempre con otra indumentaria. Este miércoles se puso el disfraz de héroe. Era verde clarito. Verde pistacho, como dirían los eruditos. Que no se lo cambie nunca más. Menudo partidazo se marcó Jordi Masip López.

Sin duda, Masip ha sido uno de los jugadores de la plantilla más atacados por una pequeña parte de la afición, esa que olvida rápido de dónde venimos y a dónde vamos. Una de las críticas que más recibe es su juego aéreo.

No hay que ser Michael Robinson, al que desde aquí y allá dónde esté le mando un abrazo, para darse cuenta de que la altura y el juego por alto no son las mayores virtudes de Jordi. Es comprensible que un portero de su estatura, que ronda el 1’80 metros, salga solo de su zona de confort, el área pequeña, cuando el balón que viene volando se le antoja más fácil de la cuenta. Aun así, haciendo un poco de memoria, que no es mi fuerte, no se me viene a la cabeza ningún gol en contra por culpa de una jugada de este tipo. Los únicos errores garrafales de Masip han llegado por manos blandas o por medir mal una salida con su central, algo similar a lo que le ocurrió el otro día a Cuéllar. Vamos, un error común.

Creo que todos coincidimos, y el que no lo crea así es porque no ha visto al Real Valladolid de manera regular, que Masip ha demostrado con solvencia que tiene capacidades de sobra para ser nuestro portero. Te puede gustar más o menos, eso es inevitable, pero. desde Asenjo, para mí el mejor que ha pasado por el club, no habíamos tenido un guardameta de su nivel. Recuerden que sentó a Becerra, que venía de ser el mejor portero de Segunda con el Girona. Tampoco hay que ser Maldini, que tiene en su cabeza todos los partidos de la historia, para afirmar que Masip nos ha dado más alegrías que disgustos.

Por el bien del equipo, el portero, cuanto menos protagonista sea mucho mejor. Eso querrá decir que los otros diez compañeros sobre el campo han hecho su trabajo. Algo que no ocurrió este miércoles ante el Celta. Uno de los partidos más feos del Real Valladolid, que no hizo absolutamente nada para llevarse el partido. Solo una jugada de peligro, la de Toni Villa, que no acabó en gol porque el canterano no levantó la mirada del balón.

El resto, Masip, Masip y más Masip. Un paradón a Aspas abajo, donde más duele, pegado a la cepa del poste. Otra a Beltrán, más facilita, al medio y fuerte. Y la última, por donde pasaba la permanencia. Una de las paradas en un penalti más espectaculares que recuerdo. El lanzamiento fue bueno. Imagina como fue la estirada.

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