Contracrónica del Sevilla CF 1-1 Real Valladolid
El Real Valladolid salvó un punto en Sevilla, con un resultado que sabe a gloria después de una primera parte para olvidar y una reacción honrosa en la segunda mitad. El equipo de Sergio González volvió a mostrar dos caras en el Sánchez Pizjuán, esta vez ante un Sevilla poco inspirado pero que supo hacer bueno durante muchos minutos el gol de penalti de Ocampos, tras la mano de Fede San Emeterio en el área pucelana. La mejoría en la segunda parte, coronada por una tremenda volea de Raúl García Carnero desde la frontal del área de Bono a la escuadra derecha, rubricaron el marcador final de empate a un gol. Un punto inesperado, pero justo, ante un Sevilla que no mostró durante el partido la superioridad que se podría esperar de un equipo de su entidad. Con la mirada puesta de nuevo en el duelo entre semana ante el Barcelona, el Real Valladolid respira aliviado por un punto que pareció, muchos minutos, imposible de lograr.
Raúl Carnero arregla la situación con un golazo. Las telarañas se van a tener que coser de nuevo en esa escuadra de la portería del Sánchez Pizjuán, porque el remate del lateral zurdo las ha despejado todas. En un alarde de calidad en el golpeo, el ‘3’ blanquivioleta consiguió poner el empate en el marcador ante la incapacidad de Bono de llegar al lanzamiento y la mirada atenta de Marcos André, que siguió el disparo con atención a escasos centímetros. Un gol que vale un punto y, sobre todo, la alegría de la afición pucelana.
Malas sensaciones durante los primeros 45 minutos. Apagados y desconcentrados, el equipo blanquivioleta no entró al partido de la manera necesaria para poder sacar algo positivo. Deberes pendientes en cuanto al análisis del porqué de esos minutos fuera del partido que han tenido un final feliz pero que podría haber pagado caro el equipo blanquivioleta de no ser por la reacción y el gol de la segunda parte. Jugándose lo que se juega en cada partido, el Valladolid necesita concentración máxima desde el minuto uno.
La entrada de Toni Villa y Míchel, de nuevo fue rejuvenecedora. El primero dotando de dinamismo al ataque blanquivioleta, intentando el uno contra uno, tratando de asociarse con paredes para encarar portería, buscando huecos. El segundo, organizando con pases medidos como hacía tiempo que no dejaba ver, emulando lo visto ante el Cantolagua en Copa del Rey. Si bien es cierto que Toni Villa parece estar para más que para ser revulsivo, Míchel puede ser útil para este contexto final de partido en el que se necesite sobriedad y peso con balón.