El Valladolid se encontrará tras el parón con un FC Barcelona que se coloca como uno de los mejores equipos de LaLiga en estos momentos y que aspira a seguir disputándole la competición al actual líder

El Real Valladolid se enfrenta a una dura prueba después del parón internacional, quizá ante el rival más en forma en España antes de la citada pausa en el campeonato liguero. El FC Barcelona de Ronald Koeman ha logrado evolucionar de manera espléndida para ahuyentar los fantasmas de su eliminación en Champions League y tratar de conformar una identidad de juego que partido a partido se ha ido haciendo más palpable. Tras varios meses de pruebas intensas, a veces sin resultado, y bajas sensibles, como la de Ansu Fati, los culés parecen encarar la última parte de la temporada con más confianza y, sobre todo, con más argumentos de juego.
El análisis del FC Barcelona es difícil hacerlo desde el dibujo directamente, puesto que siempre hay que entender que hay una figura móvil que representa una variable importante en cómo se configura el equipo sobre el césped. La contribución de Lionel Messi en el equipo de Koeman es total y su encaje en el dibujo es esencial desde el minuto uno del partido. Con esa meta, el técnico neerlandés ha cambiado de manera frecuente el dibujo con el que comenzar cada partido, pero siempre ha dependido mucho de cómo sacar el mayor rendimiento del astro argentino.
Más allá del ‘10’ y de su rol sobre el campo, la defensa ha sido la gran causante del baile en las alineaciones de Koeman. Las bajas de Araujo, Piqué y el propio Mingueza han roto a menudo la regularidad a la hora de determinar con qué equipo y con qué plan saldría el Barça al campo. Últimamente, sin embargo, parece haber encontrado un patrón estable y fiable que ha calado bien en las necesidades del equipo y, sobre todo, en cómo buscan atacar. En términos de dibujo, ha variado bastante la propuesta, jugando a menudo desde un 1-3-4-2-1, pero también con un más escalonado 1-3-1-3-1, dependiendo, sobre todo, de la posición de Frenkie de Jong, de la que hablaremos más profundamente a posteriori.
Lo que es fundamental es que la presión ha vuelto de manera firme a Can Barça, siendo uno de los puntos clave a la hora de analizar las potencialidades del conjunto azulgrana. En ese sentido, el trabajo de las piezas de ataque es importantísimo, con jugadores que saltan a la presión tras pérdida de manera automatizada y con un despliegue físico alto. Esto genera un desgaste que, sin embargo, da mucho rédito al ataque culé, buscando siempre contemporizar sólo en campo rival, tratando de hacerse fuertes en la frontal, dando protagonismo ahí al propio Messi y a otro de los grandes nombres del equipo: Pedri. El encaje del joven futbolista canario no ha podido ser mejor y su habilidad para integrarse en un estilo de juego tan móvil, que requiere de esa frescura y rapidez a la hora de ejecutar jugadas en poco espacio hacen del ex de Las Palmas una de las figuras más importantes para el colectivo.
Lejos de creer que este Barcelona se queda con el balón de manera anodina, el vértigo de los de Koeman es mucho mayor de lo que ha sido el equipo azulgrana en las últimas campañas. La posesión no es efímera y, en ocasiones, gustan más de llegar que estar en campo rival. Ahí, el equipo tiene un rol clave en las figuras de Busquets y de De Jong.

El español tiene una función actualmente mucho más despegada de lo acostumbrado, viviendo en una posición más adelantada, menos fijada a la acostumbrada en el pivote, con más libertad para ir unos metros arriba y solicitar de sus botas más pases verticales para buscar la oportunidad de gol. Un rol que permite a Busquets cubrir menos metros, estar más cerca en caso de presión para recuperar y visibilizar en mayor medida su labor como centrocampista. De Jong, en cambio, ha recuperado de alguna manera el peso que tuvo en el Ajax, como metrónomo de un equipo que necesita la base de la jugada que sabe y puede aportar, pero que también quiere recuperar su capacidad para hacer transiciones en conducción y ser importante en el juego ofensivo.
Actuando incluso como central/líbero, el neerlandés ha dado una vuelta de tuerca más a su juego para hacerse imprescindible para Koeman. Ese posible cambio hace evolucionar el dibujo, partiendo de una estructura con De Jong más Busquets en la base en el mediocampo, o partiendo de una situación más de líbero del neerlandés, con Busquets, con más libertad hacia adelante pero menos resguardado, acompañado por un Pedri con más vuelo.
En el apartado defensivo, Koeman está optando en las últimas citas por una defensa de tres, contando con De Jong, Lenglet y Mingueza, dejando los carriles para Sergiño Dest y Jordi Alba, permitiendo cambiar el dibujo en defensa y en ataque (atacando con dos más en los carriles y defendiendo con cinco), así como dotar de importancia a Mingueza, que se coloca casi como lateral, cubriendo la espalda de Dest, más ofensivo y constante ofensivamente, combinando zonas interiores y exteriores. Por su parte y en su banda, Alba sigue siendo altamente importante en ataque, pero apareciendo más que estando, tratando de culminar o servir jugadas en área contraria con su velocidad, aún clave para jugar por el exterior.
Arriba, Griezmann parece haberse encontrado con un rol más a su medida, permitiéndose ser un jugador más cercano al rol que le vimos en 2018, más mediapunta, junto a Messi, pero con más presencia arriba, en la presión y, sobre todo, en la finalización. Ocho goles y seis asistencias del galo en una temporada con varios momentos de altibajos pero que muestra su clara mejoría. Otro compatriota, Dembélé, parece haber dado con su mejor versión desde su llegada al club, siendo importantísimo a nivel ofensivo, en un rol a caballo entre el extremo y el delantero, siendo muy móvil y leyendo en todo momento posiciones para colarse por el hueco que le permita percutir en el área rival. Esa mejor interpretación de su posición le hace clave junto a Messi, con el que se enlaza mejor.
El ‘10’ sigue siendo fundamental y entenderse con él es algo imprescindible para que todo cuaje. Su intervención en el juego, incluso en este Barça más coral y dinámico, es casi total. Su calidad le da la opción de aparecer como asistente, organizador o goleador, mucho más cómodo en el rol de mediapunta, pegado a Griezmann y Pedri y con la capacidad de moverse con libertad por todo el frente de ataque.
Como recursos, Koeman cuenta con varios activos que se han ido activando a lo largo de la temporada y que responden bien a las distintas necesidades que pueda solicitar el neerlandés. Trincão para ser más verticales en banda diestra, Braithwaite como delantero más oportunista y posicional, Ilaix Moriba como pieza de recorrido en mediocampo e incluso Riqui Puig, que ha ido ganando la confianza del entrenador, para tener capacidad de dominio con balón. La vuelta de lesión de jugadores de peso como Sergi Roberto y Piqué, además, dan ciertas opciones para que se pueda cambiar de piezas en el tablero, sin cambiar demasiado lo esencial. Diferentes cualidades y recursos para darle un plus al plan y que el entrenador tiene a su disposición para poder mover ficha.
Entendiendo el partido como una nueva oportunidad del equipo culé para disputar el torneo, lo esperado es que pueda darse un partido en el que Koeman cuente con todas sus piezas, con la idea de no confiarse y, sobre todo, no dejar escapar puntos en un momento clave de la temporada. Mirando los últimos duelos y las alineaciones lógicas ante el Real Valladolid, se espera un Barcelona en la línea de lo visto, tratando de dominar en carril central, pero con mucha llegada y peligro por las bandas.
Desde la dura derrota en Barcelona ante el Paris Saint-Germain de Mbappé y compañía, el Barça ha encadenado ocho partidos sin perder (seis victorias, dos empates) en tres competiciones distintas: vuelta de la semifinal de la Copa del Rey, vuelta de octavos de la Champions League y seis partidos de liga. Aún así, si miramos solo en la competición regular, el Barcelona solo se ha dejado puntos ante el Cádiz (empate a uno) y, precisamente ante los andaluces, también es su último partido perdido, en diciembre de 2020. Desde diciembre, ningún partido perdido por los de Koeman, que parecen haber encontrado su ritmo y capacidad para encarar cualquier objetivo. Ya finalista de Copa del Rey y aún disputando desde muy cerca LaLiga al Atlético de Madrid y al Real Madrid, el Barcelona tiene en frente a un Valladolid con muchas bajas al que el parón no le ha venido nada bien y que buscará rascar algún punto ante un rival nada sencillo en un momento de forma espectacular.