Hablar de talento de cantera y de la Real Sociedad comienza a ser una redundancia. En los últimos tiempos son muchos los perfiles que han ido surgiendo en las inferiores del equipo de San Sebastián, que incluso tiene puliendo fuera de Donosti a alguna de sus figuras más llamativas. Jon Gorrotxategi es el mejor ejemplo de todos los que han ido surgiendo en estos últimos tiempos desde Donosti.
Nacido en Eibar, este guipuzcoano se está ganando a pulso que se le vea ya como uno de los perfiles más consistentes para asumir el rol de Martín Zubimendi si el jefe del mediocampo donostiarra decide poner tierra de por medio. Hoy en el Mirandés y sorprendiendo con su calidad y desempeño en la medular a los 22 años, su buena labor en el pivote del equipo burgalés está siendo una de las razones para comprender el éxito competitivo de un conjunto habato a pocos pasos de poder dar el salto a la Primera División en una gesta que hace muy poco parecía imposible.
Gorrotxa es todo mando en la medular. Un perfil de pura raza en cuanto a presión, lectura y robo, pero también para saber medirse en asociación y ser un actor de reparto más que decente asomándose al balcón del área rival. Un seguro en salida de balón, su contribución a la hora de hacer números está indicando que LaLiga Hypermotion puede estar quedándosele pequeña. A su edad, la capacidad mostrada para hacerse con la guía del conjunto de Alessio Lisci es más que revolucionaria.
Con buenos ojos debe estar siguiendo Imanol Alguacil la evolución de un futbolista propiedad de una Real Sociedad que no deja de encontrar perfiles válidos para el centro del campo, pero que puede haber visto en ‘Gorrotxa’ un relevo de garantías para creer en su evolución, calidad y madurez para valerse como futuro líder en la sala de máquinas de una Real Sociedad que, de por sí, es exigente con quienes ocupen un puesto en la medular.
 
			