Probablemente muchos pensamos, de niños, que al ser mayores viviríamos en un mundo futurista, con comodidades acorde al avance tecnológico y con coches voladores. Si bien es cierto que con la madurez vamos eliminando esas ensoñaciones, hay avances tecnológicos que, incluso siendo un gran paso en cuanto a innovación, no acaban de dar con la tecla para explotar definitivamente en España, como es el caso de los coches eléctricos. Una realidad que va mucho más allá de la preferencia de los consumidores y que bebe de razones estructurales mucho más importantes.
Y sí, la ventas crecen a buen ritmo, pero la realidad es que España parece lejos de una movilidad realmente eficiente plenamente eléctrica. Esas ventas, aún una fracción muy pequeña en comparación con la venta de coches de combustión, complica que la movilidad eléctrica gane peso y, con ello, infraestructura para mantener sus objetivos a medio y largo plazo en España. Una realidad que, dentro de la realidad económica actual, no parece fácil que cambie a corto plazo, por diversas razones que complican ese horizonte.
El alto coste de los coches eléctricos, una barrera esencial
Sí, el dinero sigue siendo la clave. La más importante para que los coches eléctricos representen solo un 1.7% del total de vehículos adquiridos a lo largo del año 2024. Solo algo más de medio millón de coches eléctricos frente a los más de 34 millones de unidades motorizadas. Esa realidad bebe de unos precios que siguen siendo muy altos en una economía que no premia lo suficiente esa inversión más allá de transporte público o transportistas.
El precio medio de los modelos más vendidos (diversos modelos de marcas como Tesla, KIA, BYD, Dacia o Mini) está entre los 35000 y los 36000 euros, lo que supera ampliamente el precio medio establecido en vehículos a motor, más de 10000 euros inferior. Una excusa nada desdeñable en lo que a inversión se refiere, sabiendo, además, que la infraestructura actual no acompaña e, incluso, se puede considerar deficiente.
Pocas opciones para la autonomía de los eléctricos
Ya que otro de los grandes frenos a la industria surge precisamente de la infraestructura habilitada para estos vehículos, cabe destacar que las encuestas entre conductores españoles siguen considerando que el país no está preparado para una migración real a coches eléctricos, pues casi la mitad de los mismos consideran insuficiente la red de carga a lo largo del territorio.
Una realidad bastante evidente para muchos, pues en las ciudades solo un 18% vota que las ciudades en España están preparadas, mientras que más de tres cuartas partes de los encuestados expresan dudas sobre la viabilidad de las propias ciudades para dar cobertura eléctrica a sus vehículos. Más allá de las cifras y los datos, que estas dudas ronden la cabeza de los conductores ya implica que no van a estar cerca, por el momento, de creer en una vía de automoción que, lejos de estar en auge, aún deja incógnitas para su futuro, aunque el medio ambiente tenga más prisa que el consumidor.
Un valor sostenible que no convence… aún
Que el discurso mediambiental cale en la población no parece estar siendo un argumento que acabe por hacer ceder a los dubitativos. Mientras que muchos tienen claro que hay que dar un cambio a las conductas para hacer del planeta un lugar mucho más respetuoso para el futuro medioambiental, hay poco movimiento o tendencia para avanzar de manera clara en pos de ese ambicioso objetivo.
Esa realidad vuelve a mirar de nuevo a las primeras razones por las que los españoles aún no acaban de comprar coches eléctricos. Ante necesidades de cobertura en infraestructura y con los precios que a día de hoy se piden por respetar el planeta, de momento parece que España va a tener que caminar mucho antes de ver un país subido, de verdad, a la corriente del coche eléctrico.
 
			