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Latasa y las virtudes por explorar

El delantero centro madrileño se prepara para asumir el liderazgo ofensivo del Real Valladolid en Segunda División

por Miguel Ruiz
23 de junio de 2025
Latasa Valladolid

A evitar la trampa tras la debacle copera

La Pizarra de Blanquivioletas | Granada CF

Artigas – Real Valladolid: nuevo puente aéreo

No fue el año de Juanmi Latasa, aunque, en realidad, no fue el año de casi nadie en un Real Valladolid que se condenó a Segunda División demasiado pronto. Pero Latasa llegó con la etiqueta de fichaje estrella, de potencial ariete de gran rendimiento, y llegado a un Valladolid con muchas necesidades, en propiedad y con una inversión inédita en la historia reciente del club. Y la estadística del delantero madrileño no miente: en 28 partidos de LaLiga, la alarmante cifra de solo tres goles.

En este primer curso como jugador blanquivioleta de pleno derecho, Latasa simbolizó parte de las dificultades ofensivas del equipo: fallos clamorosos, falta de continuidad, ausencia de gol y nula capacidad creativa para alimentar esas opciones. Y, sin embargo, en plena reconstrucción tras el descenso, la figura del madrileño parece emerger como una de las claves para entender hacia dónde debe ir el Real Valladolid. Si alguien tiene la oportunidad y las oportunidades para redimirse, de cambiar su relato, es precisamente él.

De la frustración al liderazgo

Juanmi Latasa no tuvo una temporada nada fácil. Le costó afianzarse en el once titular, alternó suplencias con titularidades esporádicas y, durante muchas semanas, fue objeto de crítica por su escasa incidencia en el juego. Pero también dejó señales de que, potenciando su rol en el campo, es capaz de multiplicar esa presencia. En marzo de 2025, en plena crisis deportiva, encadenó varios partidos con buen rendimiento, no solo en la anotación, sino en su contribución para darle sentido al ataque.

Latasa Valladolid

Anotó un tanto en Mestalla y comenzó a mostrarse más participativo en el juego directo, mejorando su lectura de espaldas a la portería, aumentando la cifra de remates y duelos ganados y entendiendo mejor los desmarques de apoyo para dar continuidad al juego blanquivioleta. A sus 23 años, el delantero formado en la cantera del Real Madrid tiene aún mucho margen para evolucionar y mejorar, a nivel estadísticos y de participación.

Físicamente, es un nueve imponente. Superando el metro noventa y con unas condiciones de dureza que le hacen ser un privilegiado en el choque, Latasa puede dominar con ciertas garantías los secretos del juego aéreo, lo que le convierte en un recurso valioso para partidos cerrados o contextos de bloque bajo, tan habituales en Segunda División. A la espera de saber qué propuesta manejará el entrenador que llegue al banquillo, su reto ahora es convencer y ser algo más que un recurso. De él mismo depende poder convertirse en el delantero referencia del nuevo Real Valladolid.

Segunda División, contexto favorable

No es un detalle menor el descenso de categoría para medir mejor y encajar con criterio el impacto de un futbolista. La categoría de plata suele premiar a los delanteros dominantes en ese marco de dominio físico y juego directo. Juanmi Latasa puede presumir de tener las condiciones naturales favorables y parece poder ofrecer su mejor versión de juego si logra mejorar su relación con el gol, una de sus grandes asignaturas pendientes.

Latasa

El pasado curso acumuló demasiados partidos sin marcar, siendo, además, uno de los delanteros con más remates sin gol del torneo. El madrileño no pudo aprovechar las pocas ocasiones que generaba el equipo y eso deja marca en un delantero de referencia como es el ex de Madrid o Getafe. Se asume que, en Segunda, tendrá más minutos, menos competencia directa y la confianza que otorgan las circunstancias: el club necesita que funcione. Sea quien sea el nuevo entrenador, parece que todo apunta a que el ariete madrileño debería ser una pieza central en la planificación del ataque.

Rol táctico y exigencias

Casi da igual la pizarra en el marco actual, en el que el Valladolid cae a un segundo nivel en el que deberá ser cabeza de ratón. La exigencia es esa más allá de las dudas de la planificación. Ya sea en un sistema con doble punta, con mediapuntas móviles o con un solo delantero fijado, Latasa puede asumir el rol de referencia fijando a los centrales, facilitando segundas jugadas en descarga y prolongación en balones largos hacia el ataque (hacia los extremos o los mediapuntas).

Pero también deberá mejorar su juego en el área de cara a portería, definiendo con más agresividad y rapidez, ocupando mejor el primer palo para convertir más o generar mejores oportunidades y, sobre todo, aumentar su acierto en los remates a puerta. En ese sentido, el crecimiento de Latasa pasa sobre todo por un marco de confianza, pero también por un desbloqueo sensato de esa ausencia de cifras que planea siempre por la cabeza de cualquier delantero centro.

Tanto por las necesidades como por el entorno táctico que se le construya alrededor, el juego creativo necesita estar más presente y dar más vías a un delantero que, a menudo, vivió en una isla durante la pasada campaña. Esa ausencia de capacidad por parte del Real Valladolid para generar juego ofensivo más allá de Moro dificultó, sin duda, las opciones de cualquier delantero para ser protagonista.

Sin saber quiénes serán o no protagonistas de cara a la 25/26, el descenso a Segunda División invita al club a apoyarse en sus piezas fuertes y generar un contexto favorable a las mismas. Si el Valladolid logra encontrarle una ventaja y darle opciones favorables, Juanmi Latasa puede responder. Ya no bastará con la presencia. A Latasa se le pedirá influencia, goles y también liderazgo.

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