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Pucela Retro | Real Valladolid 1999/00: estabilidad y símbolos

Un viaje al pasado hasta la campaña que abrió el siglo para repasar qué fue ese equipo al que rinde homenaje la segunda equipación del actual Pucela

por Miguel Ruiz
19 de julio de 2025
Valladolid 1999/2000

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Es difícil no entender que la temporada 1999/00 se haya quedado en la retina de tantos aficionados al Real Valladolid. En la memoria de muchos pueden aparecer muchos de los momentos memorables que el equipo, dirigido por Manzano, hizo en el campo, pero también esos movimientos que, desde la directiva, cambiaron el club y crearon un escenario más cercano, más global y, sobre todo, elevaron al equipo a una cuota que, en los últimos años, ha costado defender con claridad.

En esa temporada 99/00, el Real Valladolid era un equipo estabilizado en Primera División. Un remanso de paz que juntaba ya varios años en la máxima competición desde su regreso en el verano de 1994. Esos cinco años habían supuesto, sin duda, uno de los periodos más atractivos del club a nivel competitivo, de aparente salud financiera, nivel futbolístico y protagonistas memorables, desde la presidencia del club, pasando por la dirección deportiva y acabando por entrenadores y jugadores.

Habiendo pasado ya la especialmente ilusionante etapa de Vicente Cantatore, el Valladolid vio pasar por el banquillo varios opositores al estatus de un Argentino que había dejado el pabellón demasiado alto. Lo intentaron Antonio Santos, Sergio Kresic y, desde ese verano de 1999, lo haría Gregorio Manzano. Quizá, mirando atrás, es el que mejor entendió el camino para poder unirse a ese selecto grupo de entrenadores que cuidaron y elevaron al Real Valladolid en su historia.Valladolid 99/00

En ese Valladolid de Manzano no se llegó a ver al equipo en Europa (como con Cantatore), ni se logró levantar un título (como con Fernando Redondo), ni se llegó a una final de Copa del Rey (como con Antonio Barrios), pero sí logró hacer del club un equipo competitivo que lograra asentarse en una zona alta de la tabla que le permitiría acercarse al sueño del nivel europeo antes que a la pesadilla del descenso. Una estabilidad que solo duró unos pocos años, pero que tuvo efectos en los años posteriores dentro y fuera del césped del José Zorrilla.

Debut y buena onda

Gregorio Manzano debutaba esa temporada en el banquillo pucelano, pero supo sacar un rendimiento más que notable a un grupo de jugadores que mezclaba experiencia, oficio y cierta inspiración. César Sánchez fue un baluarte en la portería, jugando todos los partidos del campeonato y situándose entre los guardametas menos goleados del curso. Víctor Fernández, reconvertido ya en referencia ofensiva, logró marcar 13 goles y se erigió como el máximo artillero del equipo y un héroe para la grada, haciendo méritos, incluso, para que en febrero le llamara España para jugar con ‘La Roja’.

El equipo supo hacer un año más que positivo a nivel deportivo, con un octavo puesto en la tabla final, en el año en el que el Betis, Sevilla y Atlético de Madrid descendían y por delante de la tabla de equipos como Athletic Club o Real Sociedad. No fueron pocos los momentos llamativos, así como los partidos para el recuerdo. Especialmente destacable fue el 4-1 en el José Zorrilla ante el que sería el campeón del torneo, el Deportivo de la Coruña; o la victoria ante el Real Madrid en la jornada 38, con un gol de Víctor a pase de Eusebio que hizo el silencio en todo un Santiago Bernabéu.

Golazo de Víctor en el Santiago Bernabéu
⚽️ Real Madrid 0-1 Real Valladolid
19-5-2000 pic.twitter.com/A0IS1LFTS5

— RetroPlus (@retro_plus) April 7, 2020

Los jugadores más usados por Gregorio Manzano fueron César Sánchez, Torres Gómez, Marcos, Peña, García Calvo, Santamaría, Harold Lozano, Vizcaíno, Caminero, Víctor Fernández y Rodrigo. Un crisol de jugadores notables que forman parte de los mejores días de la historia del Valladolid para muchas generaciones y que hoy siguen resonando entre las paredes del José Zorrilla, junto a otros muchos que ayudaron desde un lugar menos protagonista, como Eusebio, Heinze, Turiel, Ricardo, Chema, Peternac o Isailovic.

Un Real Valladolid que fue, además, un ejemplo de coherencia institucional. Lejos de los ya clásicos sobresaltos económicos de los últimos años en el equipo, el club apostó por la estabilidad de un entrenador que entendía los tiempos del equipo y una plantilla sin grandes estrellas, pero con sentido colectivo y amor por los símbolos del equipo blanquivioleta. Algo que la grada entendió y abrazó, haciendo que el José Zorrilla respondiera con una conexión que, años después, sigue siendo recordada.

Valladolid 1999/2000

En esa temporada, el Valladolid trajo, además, dos novedades importantes a nivel de club: el adiós a los ‘Días del Club’, fechas en las que los aficionados debían pagar entrada aunque fueran abonados del equipo, y la apertura de la Residencia de jugadores de Parquesol, un recinto que supuso un salto considerable en las miras de un equipo que, habiendo tocado levemente Europa, soñaba con asentarse en ese plano internacional y facilitar la captación de talento a otro nivel.

Guiño al pasado en la 2025/26

Tanta fue la pasión desatada por esa temporada y el recuerdo de un equipo que, con los años, se fue diluyendo, que el Real Valladolid ha decidido, a través del diseño de su marca deportiva principal, Kappa, homenajear en pleno 2025 y de cara a la próxima campaña, a la segunda equipación de esa época. Una camiseta antológica que junta el negro y el violeta que no es fácil de borrar de la memoria de los aficionados del Real Valladolid.

‍https://t.co/Ht4UWI5bhj pic.twitter.com/2TImdEoUr6

— Real Valladolid C.F. (@realvalladolid) July 15, 2025

Es cierto que la temporada 99/00 no llevó al Valladolid a Europa ni logró grandes gestas, pero sí lo situó en el mapa como un equipo al que recordar, incómodo para los grandes, fuerte en casa y muy disciplinado y orgulloso fuera. En un contexto de hegemonía de los gigantes del fútbol español, ese equipo de Gregorio Manzano se ganó el respeto del campeonato y el cariño de toda su gente.

Un legado que merece la pena recordar y revivir y que, lejos de decorar salas de trofeos, decoran el corazón de muchos de los que entonces vibraron como niños en ese gol de Víctor en la última jornada y que hoy podrán llevar a sus propios hijos al José Zorrilla con la misma ilusión que el equipo les regaló en esos años felices.

Sigue aquí la serie Pucela Retro:

  • Uruguay en la historia del Real Valladolid
  • Antonio Barrios, el vizcaíno que dejó huella en Valladolid
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