La figura de David Arellano era desconocida hace no tanto en Valladolid, opacada por el paso de los años y por una conexión que, para ser sinceros, durante mucho tiempo no fue tal con Colo-Colo. No es óbice para que vaya a suponer, sin embargo, el nexo de una unión perpetua con ‘El Cacique’, una entidad que ha sabido honrar a su fundador hasta el extremo con el Real Valladolid como convidado a unos festejos en los que nunca ha parecido ajeno; al contrario. Hasta en el cuidado del último detalle, Colo-Colo ha hecho que el Real Valladolid se sintiera como en casa.
Al mural inaugurado en el Monumental David Arellano, en el que dos escudos relacionados con Valladolid lucirán a perpetuidad -el del Club Deportivo Español y el fundacional del club-, se le han sumado diferentes recepciones cargadas de una emotividad y de un afecto que, inequívocamente, cabe pensar que han de ser devueltas. No en vano, Colo-Colo y Real Valladolid comparten otras leyendas, como el ‘Pato’ Yáñez, o figuras que en uno o en otro lado han sido grandes, caso de Vicente Cantatore o Justo Villar, presente en el segundo partido del Desafío Centenario.
Minuto 35 y un homenaje eterno
En el mismo minuto en que recibió el golpe que marcaría su trágico destino, el partido se detuvo para rendir homenaje a David Arellano, nuestro fundador e inspiración eterna. Un momento cargado de historia y emoción en el Desafío Centenario… pic.twitter.com/vaZPBgwJvZ
— Colo-Colo (@ColoColo) July 26, 2025
Un Arellano sobre el terreno de juego
De ese hacer sentir como en casa al Real Valladolid fueron testigos otros exjugadores como Óscar Wirth, otrora guardameta de ambos conjuntos, quien, junto a Patricio Yáñez, recibió un obsequio de manos de Aceves y Chuki, canteranos blanquivioletas que les entregaron sendas camisetas. El momento cumbre, sin embargo, llegaría con el minuto 35 de este segundo partido, justo el instante en el que David Arellano recibió el dichoso golpe que le provocaría la muerte hace casi cien años, en 1927, en aquel amistoso contra la Real Unión Deportiva.
En ese momento, se paró el fútbol y saltó al césped Tomás David Arellano, bisnieto del fundador y capitán de ‘El Cacique’, enfundado en la equipación que portaba Colo-Colo durante la gira que terminaría en tragedia, para encarnar la histórica figura de su bisabuelo durante una emotiva liturgia: al minuto de silencio le sucedió la ovación de la afición colocolina, que lanzó globos blancos y flores en memoria de un fundador honrado de una manera difícil de superar, con el Real Valladolid siendo testigo y, desde ya, si no lo era, hermano del club chileno.
 
			