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El césped de Zorrilla y una serie de catastróficas desdichas

La cancelación del Trofeo Ciudad de Valladolid ha traído cola tras una apuesta del club errada en las previsiones. Estos fueron los factores influyentes

por Miguel Ruiz
7 de agosto de 2025
Césped Valladolid

Uno de los balones de entrenamiento, sobre el césped de Los Anexos | Foto: Blanquivioletas

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Tras un día aciago, entre cancelaciones en Zorrilla, la repercusión de una multa de 2024 y la sensación de no salir de un charco para entrar en otro, la tarde del miércoles del Real Valladolid se vivió en Los Anexos entre caras largas y un clima apesadumbrado por el problema con el césped del estadio que derivó en la sorprendente cancelación del Trofeo Ciudad de Valladolid.

Por la zona de entrenamiento desfilaron, además del primer equipo, el staff de Almada y la Prensa, muchos aficionados (alguno, incluso, del Getafe CF), representantes del club y la dirección deportiva casi al completo. El ambiente era raro, apesadumbrado, mohíno, como a la espera de que pasara algo. Pero en realidad no pasó nada más allá del entrenamiento de un Real Valladolid que tuvo que conformarse con jugar un partidillo entre sus propios jugadores.

Césped Valladolid
El césped de Los Anexos en la sesión del miércoles | Foto: Blanquivioletas

Un partido de entrenamiento que dejó pistas del nuevo once que iba a alinear Almada y de cómo hubiera podido manejar la situación contra el Getafe CF de Bordalás. El equipo azulón se lo hubiera puesto muy difícil, pero en realidad la importancia era el contacto, de nuevo, con una afición que podía haber vuelto, muchos días después a una grada que, de la mano de una espectacular respuesta en una campaña de abonados de récord, volverá a llenarse en la 2025/26.

Y lo cierto, curiosamente, es que lo primero que resaltaba la tarde del miércoles Los Anexos era el color. Ese verde fútbol. El verde de un pasto trabajado, óptimo para la práctica del deporte, a uno y otro lado de las estancias de entrenamiento del club. La primera pregunta era lógica… ¿Qué se ha hecho distinto para que el manto de Zorrilla no se viera así de bien? La respuesta corta es que nada.

La respuesta larga, que lo mismo de siempre, pero más tarde. Así, a la hora de realizar los habituales tratamientos en los campos de la ciudad deportiva, se optó fue por empezar por Los Anexos, a fin de poder contar con un césped más robusto en las zonas de entrenamiento, llevadas al límite claramente con las sesiones dobles que ha manejado Almada con el grupo. Todo lo demás ha sido fruto de las dificultades habituales, de las inclemencias del tiempo y, sobre todo, de la mala suerte.

Césped Valladolid
El césped de Los Anexos en la sesión del miércoles | Foto: Blanquivioletas

Misma metodología que en los años que se fue ejemplo

Por allí estaba, pendiente de todo, Antonio Blanco, especialista del club y responsable del césped del Zorrilla no solo este año, sino también en los siete anteriores. Su cara era, quizá, la que más representaba esa sensación de haber perdido un partido más importante que el del propio Trofeo Ciudad de Valladolid que ha tenido que aplazarse. En realidad, todo se redujo a una serie de problemas que derivaron en un error de medida, un margen de tiempo insuficiente y, sobre todo, una apuesta arriesgada.

El club insiste en que los plazos y los métodos han sido los mismos que los de otros años. No hay un problema con el césped, sino con su madurez. La planta está y lo único que necesita es (más) tiempo; alrededor de una semana, estiman. Y es que nada ha cambiado a la hora de cuidar los pastos respecto a campañas anteriores, en las que el club obtuvo incluso reconocimientos como el de mejor césped de Primera División.

Sin embargo, de ese proceso de maduración, que sí siguió los cauces previstos en los otros terrenos de juego, pero desgraciadamente demorado en el caso de Zorrilla, han sido parte las complicaciones propias de una época del año compleja por las temperaturas; más concretamente, en las últimas fechas, en las que a las temperaturas altas ha habido que añadir la segunda ola de calor del verano.

A esta cuestión, que no es baladí, se le suma la coincidencia de este fenómeno con situaciones inesperadas, como la avería de parte de la maquinaria que cuida el césped y la demora en su arreglo, motivada por la alta demanda de los profesionales que la reparan. Todo ello ha complicado la realidad que, hace apenas siete días, parecía un hecho, pues todos creían y confiaban en que se iba a llegar al 6 de agosto con el césped del José Zorrilla en óptimas condiciones. Cumpliendo los plazos, como siempre se había hecho.

Víctor Orta
Foto: Blanquivioletas

Esa esperanza es la que llevó a los dirigentes del club a apostar, creían, sobre seguro. La decisión no parecía compleja por los márgenes que, en otras ocasiones, manejó el club. Esa decisión, a todo pasado, parece errónea, pero, en virtud de los acontecimientos, llegó a parecer lo más lógico para todas las partes. El miércoles a las 13:30 horas, el error parecía gravísimo. Quizá lo era. Pero unos días antes, mientras el césped ya daba la sensación de no estar listo para jugar, Víctor Orta respondía preguntas de la prensa sobre el estado del campo y la esperanza del club de conseguir el mejor césped para el partido ante el Getafe era aún total.

Confianza total en que todo esté bien ante el Ceuta

Víctor Orta fue muy claro tras la cancelación. El mismo miércoles daría una rueda de prensa para dejar una serie de afirmaciones que, aunque sabían a poco por la incredulidad del momento, marcaban la realidad de lo arriesgado que era jugar un amistoso con el césped en ese estado. Un estado que podía llegar a significar posibles lesiones en cualquiera de los dos conjuntos. Más allá del malestar de los aficionados del Pucela y del propio Getafe CF, la realidad es que esta decisión parece la más coherente y sencilla de tomar, aunque el momento de tomarla parezca ser, tras todo lo vivido, equivocado.

La confianza en que el pasto del estadio esté óptimo para el partido ante el Ceuta es total. De hecho, según diferentes representantes del club, esa ha sido una de las razones de peso para que la cita del miércoles se cancelara. Dado el estado en el que estaba el césped, cualquier partido en esas condiciones podría complicar que el primer duelo de LaLiga Hypermotion se jugara en las mejores posibles, como marcan las propias reglas del campeonato y los estándares de calidad del césped de un estadio que siempre cuidó los detalles al máximo y que ha sido y quiere seguir siendo la envidia de Europa.

Bajo esta premisa, la autocrítica y el análisis comenzaron ya mientras se apuraban los plazos, antes de la decisión definitiva de no disputar el Trofeo Ciudad de Valladolid, y seguirán en los días próximos. A la asunción de los fallos que se han podido cometer en las previsiones o en algunos plazos se le añadirán otras variables que traten de reducir el margen de error respecto incluso a imponderables como es una eventual avería en la maquinaria. No en vano, no es todo esto algo que dependa de un único factor; no es una ciencia exacta. Pero se pretende actuar con la mayor exactitud posible. Exactamente como había sucedido en años anteriores en los que esas variables no entraron en juego.

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