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Pucela Retro | Peternac, un vallisoletano con acento croata

Alen Peternac logró ser querido en Pucela, convirtiendo sus goles en un idioma universal para las gradas del estadio José Zorrilla

por Miguel Ruiz
10 de agosto de 2025
Peternac Pucela

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En la historia de un club tan longevo como el Pucela, es normal encontrar futbolistas a los que no solo se mide a través de sus cifras. En el caso de Alen Peternac, como en el de otros muchos, a muchos se les mide por lo que despierta su recuerdo en la grada. En el Real Valladolid, el nombre del ‘9’ croata no se ha olvidado y no lo hará de manera sencilla. El delantero, llegado desde Croacia en 1995, terminó siendo una parte importante de la identidad de esos años para el club y su afición. Con su olfato goleador, su carácter y su conexión con el público de Zorrilla, se ganó un hueco en la memoria colectiva blanquivioleta.

Nacido el 16 de enero de 1972 en la ciudad de Zagreb, capital de Croacia, Alen Peternac dio sus primeros pasos en el gigante Dinamo Zagreb, uno de los equipos más grandes del país y cuna de otros grandes jugadores como Suker o Modric. Fue allí donde empezó a formarse como un delantero centro referencia, con gran altura y fuerza, buen juego de espaldas y una gran capacidad para encontrar portería rival. A lo largo de su etapa en Croacia, completó una cesión en el HNK Segesta Sisak antes de mirar hacia el extranjero y dar un salto serio en su carrera. A mediados de los años noventa, el fútbol croata vivía el despertar de una generación histórica y el Valladolid, que quería reforzarse en el ataque, se cruzó en su camino.

Peternac Pucela
Peternac, en el homenaje que le hizo el club en 2024

La llegada de un líder silencioso a Pucela

El verano de su llegada estuvo marcado por la incertidumbre y el azar. El Real Valladolid planificaba la forma de competir en Segunda División, pero una reestructuración administrativa devolvió al equipo a Primera y “premió” a la ciudad y al equipo con una vida extra inesperada. Entre los nuevos refuerzos apareció aquel ariete desconocido para el gran público español, sin capacidad para hablar castellano y sin experiencia fuera de su país, pero con una determinación que convenció rápido al cuerpo técnico encabezado, en ese inicio de temporada, por Rafa Benítez.

Luego llegarían Antonio Santos y, finalmente, Vicente Cantatore, pero desde los primeros entrenamientos de ese Pucela quedó claro que Peternac tenía algo distinto y podía ser clave en la temporada por su presencia en el área, la inteligencia mostrada en los desmarques y ese golpeo frío y certero en su primera campaña en Primera División. En el estallido que fue esa primera vez en España firmó 23 goles en Liga, una cifra que todavía hoy es récord para un jugador del Valladolid en una sola temporada.

Pero el momento más icónico llegó en la jornada 41, en esa misma campaña, un 19 de mayo de 1996 en el estadio Carlos Tartiere de Oviedo. El equipo blanquivioleta se jugaba la permanencia ante el Real Oviedo y supo responder con un inolvidable marcador de tres goles a ocho a favor para los visitantes. De los ocho tantos pucelanos, Alen Peternac anotó cinco goles, un dato llamativo de por sí, con el añadido de que cuatro de los cinco fueron de penalti y todos ejecutados con una calma impropia de quien se jugaba tanto. Aquella tarde se convirtió en un mito y será recordada para siempre en la ciudad.

Peternac Pucela
Peternac, tras los cinco del Carlos Tartiere

En el vestuario, Peternac se ganó la admiración y el respeto de compañeros y staff por su compromiso y capacidad de adaptación. Se entendía con cualquiera en el frente de ataque y sabía alternar registros, mezclando el remate de cabeza con esos disparos secos tan característicos de su frialdad en ataque, llegadas al segundo palo con pillería o movimientos para liberar espacio a sus compañeros y servir de señuelo. Un delantero completo, trabajador, pero también un buen tipo que se integró en la ciudad, que acabó aprendiendo el idioma y que se convirtió en uno más de esa familia blanquivioleta. Todos vieron, en sus cinco campañas como jugador del Valladolid, enfundarse la camiseta a un pucelano más.

La carrera de Peternac, en datos

En total, Peternac disputó más de 170 partidos oficiales con el Real Valladolid y marcó 59 goles en Primera División con la camiseta blanquivioleta. Unas cifras que lo hacen mantenerse aún como el máximo goleador pucelano de la categoría. El delantero centro croata permaneció fiel al José Zorrilla hasta el año 2000, año en el que firmó por el Real Zaragoza, un movimiento que le valdría para conquistar una Copa del Rey con el conjunto aragonés, a pesar de estar ya lejos de sus mejores momentos como futbolista. Aunque pasó también por el Real Murcia antes de retirarse en el año 2003, sus mejores días como futbolista los vivió, sin duda, con la camiseta albivioleta del Real Valladolid.

Peternac Pucela
Alen Peternac, en su etapa en el Real Zaragoza

Aún así, su carrera no se libró de recibir varios golpes. El más llamativo fue la grave lesión sufrida tras una dura entrada del brasileño Roberto Carlos, que logró alejarlo del césped durante varios meses y que condicionó su trayectoria y sus posibilidades para seguir aumentando sus cifras. Como delantero en el fútbol español, Peternac logró sumar 62 goles y 206 partidos oficiales, e incluso fue capaz de aportar su granito de arena con la arlequinada de la selección croata, con la que disputó dos partidos en el año 1999. Un reconocimiento tardío a su rendimiento y nivel en España que no le dejó poder ayudar más a su país desde el césped.

En Valladolid, su nombre sigue asociado a las grandes tardes de fútbol alegre de unos años de buen nivel y de orgullo, en el que sus goles, casi siempre decisivos, ayudaron a dibujar esa época de plenitud. Hoy, dos décadas después del paso de Alen Peternac por Valladolid, el jugador croata sigue ocupando un lugar especial en la memoria blanquivioleta y el cariño de quienes lo recuerdan. Llegó como un croata casi desconocido y se fue como un vallisoletano más con el cariño de todos. Su acento balcánico nunca se perdió, pero sus goles hablaron un idioma que todos supieron entender. En el fútbol, un espacio de emociones, la huella del delantero croata no será fácil de olvidar.

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