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La carta de Alani en la base de juego del Real Valladolid

Como mediocentro con potencial para asentarse en el primer equipo, Ibrahim Alani, tiene todo para convencer a los escépticos y asentarse en el Real Valladolid

por Miguel Ruiz
11 de agosto de 2025
Alani Valladolid

Alani, ante el Colo-Colo | Foto: Real Valladolid

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Ibrahim Alani apenas ha cumplido los 19 años y ya se ha ganado un lugar en las conversaciones de los aficionados del Real Valladolid. No siempre en positivo y no directamente por lo que ha hecho en el primer equipo, sino por la sensación que deja cada vez que pisa el césped. El futbolista nigeriano entiende el juego desde la calma y la disciplina, algo muy valioso en un mediocentro y que ofrece varias habilidades que el equipo de Almada parece necesitar.

Su irrupción, ya en la temporada pasada, es la consecuencia de un proceso de captación diferente y un acierto de la dirección deportiva en un mercado cada vez más globalizado en el que apostar no siempre es sencillo. El Real Valladolid ha dado un paso firme por la juventud, pero lo cierto es que este mediocentro nigeriano ha empezado ya a dibujar su propio camino en el centro del campo del equipo blanquivioleta.

Su calidad deja dudas a algunos e ilusiona a otros, pero lo que está claro es que ha empezado a llamar poderosamente la atención y generar conversación en torno a su figura, pero este joven nigeriano ha logrado algo más que afianzar su presencia en el Promesas. Habiendo tenido ya sus primeros minutos en la máxima categoría en la 24/25, Alani afronta una aventura tremenda esta temporada gracias a esa capacidad para mantener la calma, activarse en el momento justo y, sobre todo, robar en ventaja para activar el ataque y ayudar a que el equipo pueda respirar cuando lo necesite.

Alani Valladolid
Alani, en un entrenamiento con el Real Valladolid | Foto: Pablo Marcos / Blanquivioletas

Alani, puro fútbol de contención y mirada arriba

En lo puramente futbolístico, Alani es un mediocentro de lectura táctica precoz. Su altura y zancada le permiten abarcar mucho campo, pero lo que más llama la atención es esa capacidad innata para anticipar jugadas. Sin ser un recuperador que se lance al suelo de forma constante, es un jugador que se perfila bien, mide el momento de intervenir y roba en ventaja, dejando al equipo de cara y con opciones de transición para encontrar un pase en corta o media distancia. Con balón, muestra un criterio que no se asocia a su edad ni rol, pues juega sencillo, da continuidad a la posesión y apenas se complica en zonas de riesgo.

Es por eso que, teniendo en cuenta la realidad de lo que llevamos de pretemporada, Ibrahim Alani parece encarnar ese perfil eminentemente de contención que garantice la frenada al rival y, posteriormente, la construcción de juego hacia un compañero especialmente sensible en ese aspecto del juego. Alani no debe aunar todas esas cuotas para no caer en errores no forzados. La presencia de un doble pivote tan marcado parece romper un poco la magia de tener un Valladolid que pueda salir jugando con cierta capacidad hacia los perfiles ofensivos, en banda o en carriles centrales.

Este equipo necesita una visión más constructiva junto a Alani en el doble pivote y, sobre todo, sacrificar una de las piezas del ataque para tener un escalón con más sentido del juego en ese paso intermedio entre líneas, asomándose a la frontal y, sobre todo, uniendo los dos mundos entre la base, de Alani y de otro más, con la zona ofensiva en la que el peso del delantero y la llegada de los extremos debería ser importante.

En su estreno con el primer equipo completó todos sus pases y en el Promesas ha alternado labores de pivote puro con un rol más mixto, siempre cuidando el balance defensivo y demostrando que tiene habilidad para confiar en su crecimiento constante, en el que, con lógica seguirá cometiendo errores. En ese margen lógico para entender su proceso, Alani ya muestra una madurez interesante a pesar de sus 19 años. Si lo ves jugar, es fácil olvidar su edad, su dimensión y su escaso proceso en el fútbol español.

Su temporada ha tenido incluso un breve capítulo internacional. Alani fue convocado por la selección Sub-20 de Nigeria, viviendo en Abuja la previa de un torneo continental que se truncó por una deshidratación aguda que le apartó del equipo antes de competir y permitió su regreso a Valladolid. Aún con ese abrupto final, no deja de ser un paso más en un recorrido que parece avanzar rápido para Alani. Su nombre ha comenzado a sonar ya fuera de Valladolid, pero en el club han de saber que lo más importante ahora es darle continuidad y minutos de calidad para que su evolución sea sostenible y se pueda disfrutar de su fútbol en Pucela.

Alani Valladolid

Alani: llegar, ver y vencer

Alani llega a Pucela a través de uno de los llamados ‘showcase’ en África, un espacio donde se reunió a jóvenes talentos internacionales y que sirve de escaparate ante ojeadores de todo el mundo. El Real Valladolid se fijó en Alani y, aunque diversas cuestiones burocráticas retrasaron su incorporación, acabó aterrizando en el verano de 2024 para tratar de hacerse un hueco en la dinámica del Pucela. Aunque comenzó en el juvenil, no tardó en asomarse al Promesas y su rendimiento convenció tanto que el club blindó su contrato hasta 2027. A principios de 2025 saltó al filial, debutando en Segunda Federación, y se afianzó en el once para, a final de temporada, recibir la siempre esperada llamada del primer equipo.

Con el debut en Primera División ya cumplido y con una serie de actuaciones breves pero claramente notorias, el desempeño de Alani tuvo un valor simbólico que le abrió las puertas de comenzar con cierto peso la temporada con Almada. Lejos de retirarle esa importancia, Almada vio algo en él y ha querido contar con su presencia en el centro del campo desde el inicio de la pretemporada, siendo uno de los jugadores con más minutos en los partidos amistosos jugados por el equipo blanquivioleta.

Un proceso que debe cocinarse siguiendo cada paso

En el José Zorrilla se ve ya que Ibrahim Alani puede ser algo más que a un proyecto de pivote. Siendo ya una pieza de valor, aún puede crecer más hasta convertirse en un ancla esencial del primer equipo. En un fútbol cada vez más frenético, su forma de interpretar el juego sin precipitación y buscando siempre una ventaja para construir, es un activo muy valioso.

Aunque la grada puede percibir en él que es un jugador que aún duda en algunas situaciones o que tiende a errar en ciertos momentos, Alani es, en muchas ocasiones, al que se le ha podido agradecer que un robo suyo abra la posibilidad de un contraataque, o que una basculación bien medida evite que el rival encuentre un pase interior. No es espectacular en la estadística visible, pero sí en la lectura de las opciones que abre a otros compañeros por su capacidad para interpretar el juego. Y eso es algo que suele marcar la diferencia.

Alani Valladolid
Alani, en un entrenamiento con el Real Valladolid | Foto: Pablo Marcos / Blanquivioletas

Su historia encaja en la hoja de ruta que el Valladolid quiere seguir, combinando la producción de talento propio con la incorporación de jóvenes captados a nivel internacional, facilitando la aparición de piezas interesantes como parece evidente que es Alani. Un futbolista que ha demostrado, a una muy temprana edad, que ese modelo puede dar frutos inmediatos si se acierta en el perfil y se le ofrece un contexto de crecimiento como el actual. Aunque aún tiene por delante un largo camino y el reto de asentarse en la élite, su potencial le lanza el órdago.

El tiempo dirá ver si puede manejar partidos de máxima exigencia y pulir su agresividad en los duelos o la gestión de los espacios a la espalda para evitar pérdidas o robos que puedan iniciar el peligro rival. Y toda en su trayectoria invita al optimismo, por lo que, aunque el camino de Ibrahim Alani apenas empiece, se intuye ya un mediocentro capaz de aportar lo que todo equipo busca y pocos encuentran en cantera, añadiendo orden, equilibrio y la capacidad de ganar tiempo y metros antes incluso de que el balón esté en sus pies.

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