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Biuk como animador de juego

El croata Stipe Biuk ha regresado a Valladolid con los ánimos renovados y demostrando la capacidad que se le intuía y no acababa de mostrar como blanquivioleta

por Miguel Ruiz
20 de agosto de 2025
Stipe Biuk Valladolid

Foto: Real Valladolid

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La vuelta de Stipe Biuk ha traído sorpresas. El croata se ha convertido en el gran acelerador del Real Valladolid en materia ofensiva. No solo por lo que produce, sino por cómo cambia el pulso del partido cada vez que se enciende en la banda izquierda. En el estreno liguero quedó claro, pues su primera intervención decisiva nació de una presión bien ejecutada, controlando la acción a un toque y habilitando el remate de un compañero.

Esa jugada, simple en apariencia, resume su influencia, pues interpreta la jugada, toma decisiones correctas antes que los demás y, en apenas dos toques, convierte una simple recuperación en una ocasión. Con él, la banda zurda del Pucela es una zona viva.

Biuk como creador de ocasiones

La propuesta de Guillermo Almada potencia ese perfil. El técnico pide extremos eléctricos, que no solo fijen por fuera, sino que también pisen el carril interior para crear dudas al lateral y al central rival. Stipe Biuk es la pieza ideal para ese baile, pues sabe abrir el campo para atraer, se mete por dentro para dividir, se perfila con el cuerpo hacia la portería y suelta el pase en el tiempo justo si no se ve apto para el remate.

Valladolid Bristol
Biuk conduce el balón ante la defensa del Bristol City | Foto: Real Valladolid

Además, el entendimiento con la mediapunta dispara las paredes cortas y las descargas al tercer hombre. Su relación con el lateral es otro punto de valor. Cuando Biuk se fija en amplitud, el lateral tiene espacio para incorporarse por dentro y atacar el carril interno; pero Stipe Biuk, además, elige bien el modo de progresar y deja el espacio libre a un lateral que puede adaptarse bien a su espalda.

Si el rival está hundido, ataca las costuras sin piedad; si el bloque se mantiene alto, pide al pie para girar y correr. Sus centros, más rasos que bombeados, encuentran ventaja porque llegan a la zona de remate con la defensa desordenada. Y cuando la jugada pide pausa, también la ofrece. Sin ser un gran elemento técnico, sabe filtra por dentro o reiniciar para que el equipo desarme la jugada y vuelva a instalarse arriba.

En la presión tras pérdida aporta un intangible que se nota desde la grada. Es el primero en orientar al poseedor hacia la banda, tapando línea de pase interior. Su arrancada obliga al lateral rival a jugar hacia atrás o arriesgar y, ese gesto, repetido diez veces, puede llegar a valer un gol, pues adelanta metros al equipo, comprime el partido en campo rival y da aire a la defensa en forma de metros de seguridad. Cuando no se puede morder arriba, su regreso a la línea es generoso y ordenado y repliega hasta altura de doble línea de cuatro.

En transición ofensiva, su zancada y su primer control marcan diferencias. Stipe Biuk sabe perfilar el cuerpo hacia fuera para invitar al lateral a morder y, en el segundo paso, se mete por dentro con la pelota pegada al pie. Ahí exige a los centrales: o salen a banda y desprotegen el área, o aguantan y permiten que conduzca hasta la frontal. Tiene, además, ese punto extra de madurez para no acelerar por sistema.

Biuk Pucela
Biuk saca un córner ante Colo-Colo | Foto: Real Valladolid

Si el rival está partido, ataca; si no, junta pases y espera la llegada del resto. Si bien puede crecer en la toma de decisión final, ajustar el último toque en el pase atrás o elegir bien el estilo de finalización para aumentar eficacia, estamos ante uno de los atacantes más competentes del equipo en cuanto a producción de ocasiones.

El impacto emocional completa el cuadro. Biuk activa a Zorrilla y cada conducción arrastra un murmullo que se transforma en rugido si supera al primer rival. Para un equipo en construcción, ese encendido es oro: instala al Valladolid en campo contrario, alimenta la presión y convierte un buen tramo en dominio sostenido. La idea de Almada, de laterales altos, mediapunta libre y extremos con licencia para moverse, necesitaba a un agitador que haga desde la izquierda una amenaza constante. Hoy ese papel tiene nombre y apellido.

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