El próximo sábado se dirime la contienda entre Real Valladolid y Córdoba CF, en un duelo que servirá, inevitablemente, para recordar a un jugador que dejó huella en ambos clubes y que representa mejor que nadie la unión histórica entre pucelanos y andaluces. Este futbolista no es otro que Simeón Soler Pérez, más conocido en el mundo del fútbol como Simonet, un lateral derecho madrileño que destacó por su pundonor, entrega y capacidad jugando en ambos clubes.
El amor por el balón le pilló a Simonet en Villajoyosa, donde participó en torneos locales sin pertenecer aún a un club federado. Jugó en varios equipos comarcales como la UD Altea y el Callosa d’En Sarriá CF, además de en campeonatos federados de Educación y Descanso con el Obras del Puerto de Alicante. Esos primeros pasos lo curtieron como un lateral disciplinado, dispuesto a darlo todo en el terreno de juego.
Su primera gran oportunidad profesional llegó de la mano del CD Alcoyano, entonces en la Tercera División nacional, donde se mantuvo hasta la temporada 56/57, donde acabó su idilio con el equipo de Alicante para dar el salto a toda una Primera División de la mano del Real Valladolid. Un Pucela al que le llamó la atención su rigor defensivo, su capacidad de sacrificio y las cualidades físicas que le abrieron las puertas del fútbol de élite.
Simonet, de la mano del Valladolid
Ese salto definitivo a bordo del Real Valladolid, en un fichaje que se efectuaría en el verano de 1957. El debut en Primera División fue un 13 de octubre de ese mismo año y frente a Osasuna. En total, con el Valladolid, llegó a disputar 21 partidos oficiales con el Pucela, en una época en la que el club luchaba por consolidarse en la máxima categoría.
No fue un paso largo, pero sí significativo. El lateral aportó solidez en una defensa que necesitaba experiencia y temple, convirtiéndose en un recurso valioso para el cuerpo técnico. Su estilo sobrio y eficaz encajaba en un Valladolid que buscaba estabilidad en un campeonato muy competitivo. En ese entonces, el lateral diestro llegó a coincidir con mitos del Pucela como Saso, Lesmes, Matito o Badenes. De hecho, en los últimos vaivenes de una temporada en la que el Valladolid cayó a Segunda, el propio Saso acabó cogiendo las riendas del banquillo pucelano.
Simonet, hombre récord del Córdoba
A pesar de todo, la mayor parte de su carrera, la escribió en el Córdoba CF. El jugador llegó al club andaluz en 1958, cuando aún militaba en Segunda División. El madrileño vivió en primera persona el histórico ascenso a Primera División de la temporada 61/62. A partir de entonces se convirtió en titular indiscutible y símbolo del equipo durante más de una década, hasta 1969.

Sus cifras como jugador del Córdoba impresionan. Como blanquiverde, jugó 316 encuentros oficiales. Actualmente, de hecho, sigue siendo el futbolista con más participaciones de la historia del club, solo uno por encima de Juanín, con 315. En la temporada 64/65, cuando el Córdoba alcanzó esa histórica quinta posición en Primera División, la mejor de su historia, el nombre de Simonet ya era sinónimo de fiabilidad.
El único capaz de parar a Gento
Su perfil como lateral diestro se definía por la constancia, la fuerza física y la determinación. Medía 1,75 metros, una altura que le permitía ser ágil sin perder contundencia en el choque. Simonet no era un lateral de lujo, sino un obrero del fútbol. Anticipación, marcaje férreo y valentía en cada balón dividido para hacerse con un sitio en el once titular cada semana.
Sin ir más lejos, Paco Gento, la mítica “Galerna del Cantábrico”, llegó a asegurar que Simonet fue el único capaz de pararle en carrera. Un elogio que sintetiza a la perfección la dimensión de un futbolista que, más allá de las estadísticas logradas en su carrera, logró hacerse eterno por lo que transmitía sobre el césped y su entrega continua.

La anécdota con Paco Gento no es casual: sus duelos con extremos de categoría lo consolidaron como un marcador fiable, capaz de neutralizar rivales que parecían imparables para otros defensas. La regularidad de Simonet es prueba de su profesionalidad. Año tras año fue un jugador indispensable en la defensa cordobesa, disputando prácticamente todos los encuentros de liga en cada temporada.
Simonet falleció en la ciudad de Alcoy, en enero de 2013. Allí donde su carrera echó a andar de manera seria, se quiso retirar el lateral diestro tras la aventura en Valladolid, Córdoba y un breve paso por la UD Salamanca. Con una despedida especialmente sentida en Córdoba, con un Arcángel entregado que le rindió tributo como uno de los suyos, Simonet fue capaz de encarnar el espíritu de lucha de toda una ciudad.
El sábado, cuando Valladolid y Córdoba vuelvan a cruzarse en la jornada 3 de la Segunda División española, su nombre volverá inevitablemente a la conversación entre unos y otros. Un futbolista que dejó huella tanto en Pucela como en tierras andaluzas.
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