Amath Ndiaye aterrizó en el Real Valladolid en la 23/24 con la etiqueta clara del desequilibrio, la verticalidad e incluso ese olfato goleador que le podía venir bien al equipo. En un Pucela que precisa de más acierto final, mayor sacrificio sin balón y algo de creatividad por dentro, el papel de Amath parecía clave para que, en la vuelta a Segunda, el jugador formado en Pucela pudiera ser clave en uno de los flancos.
Sobre todo por los costados, el senegalés tiene capacidad para aportar desborde, balones con peligro ofensivo y capacidad para romper líneas, por lo que su papel debería ser relevante sabiendo que puede ser un acompañamiento simétrico de Biuk y perfecto para la idea de Almada. Sin defraudar, sí se espera más de un jugador cuya presencia en punta tiene chispa. El problema es que Pucela necesita que esa chispa pueda convertirse pronto en fuego sostenido.
Con esa combinación de potencia física, zancada y juego de espaldas, Amath podría demostrar ser útil en esa intención continua de transición, siendo capaz de pelear los duelos individuales con solvencia y generar opciones desde derecha o izquierda para generar peligro hacia dentro. Y, a pesar de esas sensaciones, si el equipo quiere instaurarse en campo rival y ser protagonista, necesita que el extremo dé un paso más en regularidad y acierto a la hora de interpretar el juego en ataque y en defensa.

Amath, desde la banda
Cuando Amath parte desde la derecha, el equipo no solo necesita que encare bien, sino que sea un asistente con precisión. Desde esa banda, la presencia de Alejo le obliga a ir un poco más por dentro, trazando una diagonal que le obliga a buscar más portería o el camino a un pase directo al delantero. Que entienda mejor cuándo retener, apoyar al compañero o girar al equipo para liberar la banda sería clave para que su figura contara con más relevancia en cada partido.
Cuando lo hace desde la izquierda, el rol es también enfocado en esa búsqueda del área desde la diagonal, pero tiene más libertad para el uno contra uno y la búsqueda de profundidad al ser Guille Bueno una pieza que sabe interpretar mejor la posición de lateral y que se suma con calidad por dentro o por fuera, leyendo la propuesta de espacios que le ofrezca su par ofensivo. En este sentido, el papel de Biuk es más relevante precisamente por el encaje que ha demostrado desde ese perfil con compañeros como Garri o el propio Bueno.
En lo físico, su ritmo sigue siendo valioso y le da capacidad para encontrar acomodo en esa repetición de esfuerzos marca de la casa con Almada. Acelera o frena para vaciar a la defensa y sigue generando muchas dudas al rival en cada control orientado al gol. El reto sería mantener esa energía sin balón, presionando más alto y con más sentido, además de interpretar bien cuándo cerrar líneas de pase o volcar el juego hacia el interior para crear superioridades. En su flanco, Amath debe ser líder y no solo protagonista.

Goles son amores
Eso no implica que el entrenador y su cuerpo técnico entiendan que Amath es básico por otros motivos. Que lo sitúen en contextos que favorezcan su impacto en el juego ofensivo puede devolver actuaciones como la vivida ante el Ceuta en la primera jornada, en un día en el que no se opuso ni siquiera la imprecisión para que Amath se hiciera protagonista del encuentro. El jugador senegalés se fue con dos goles y con la convicción de que, mejorando esa presencia y sus decisiones, podrían haber sido más.
Siendo la autocrítica un motor de mejora evidente, Amath debe ser consciente de su peso a nivel ofensivo y de la presión que supone ser un referente exterior en el juego del Real Valladolid que propone Almada para la 25/26. Ese volumen de trabajo de exigencia puede ir acompañado de un brillo evidente en sus números y en las sensaciones que deja tras los partidos. Y eso es lo que necesita de él el Pucela. Amath sigue teniendo todo el potencial para ser una figura diferencial del equipo en esta segunda categoría, pero necesita reducir nervios y dudas para tomar mejores decisiones y hacerse relevante. El Real Valladolid necesita su luz constante.
