Real Valladolid Promesas y Gimnástica Segoviana empataron en Los Anexos en un derbi intenso, con muchas alternativas y ritmo, sobre todo en la primera mitad, en la que los cuatro goles marcados, dos cada conjunto, se convirtieron en una promesa cumplida a medias. En el segundo periodo esa intensidad no decreció; quizá faltó otra cosa, pero nunca la ambición de los dos por ganar. Tras jugar los dos para ganar, terminaron vallisoletanos y segovianos declarando el combate nulo, al no ser capaz nadie de asestar un golpe definitivo.
De inicio, el filial y la Segoviana buscaron realizar presiones espejo sobre la salida rival; más, en los primeros compases, los visitantes, que trataron de incomodar la salida local. Los pupilos de Javi Baraja no se inquietaban, no obstante; se sentían cómodos en la atracción y buscando la proyección de sus puñales, fundamentalmente, Xavi Moreno en ese arranque en el que ganó la espalda al exblanquivioleta Iker Pérez en una primera intentona en la que Álex Morata apareció bien para cortar el avance. Sí le saldría la jugada a la segunda al extremo catalán.
Una jugada transcurrida por el sector derecho terminó con un rebote que despistó a los segovianos, que no percibieron la irrupción de Xavi Moreno prácticamente como un ‘nueve’, que sorprendió a todos y se plantó delante de Carmona para definir a la red y poner al Promesas por delante cuando apenas habían transcurrido cinco minutos. Ese movimiento, tempranero y exitoso, no lo acabó de entender el equipo de Iñaki Bea, que a punto estuvo de recibir otro susto un minuto más tarde, favorecido por la ausencia de ayudas de Ryan.
Paso adelante de la Segoviana… y del Promesas
No tardó la Gimnástica Segoviana en tratar de trazar triángulos con balón en campo contrario. Dio un paso adelante muy claro y definido, amasando el esférico hasta encontrar abierto a Iker Pérez, que puso un centro picadito y corto, hacia el primer palo, donde hubo una peinada que dejó descolocado a Álvaro de Pablos y que aprovechó Álex Castro en el segundo palo, donde devolvió las tablas al marcador. Convirtió el partido el empate en un toma y daca, porque el filial se repuso enseguida y volvió a buscar ser protagonista.
Lo fue especialmente Xavi Moreno, quien cambió de banda; de la izquierda, su lateralidad natural y en la que inició el partido, a la derecha, donde intervino más en el pasillo interior que abierto. En esa zona, recepcionó y culebreó para disparar por bajo, aunque su oportunidad se marchó ligeramente desviada a la izquierda de Carmona. Este movimiento llevó a César Porras al costado zurdo, de alta exigencia defensiva por las acometidas de Iker Pérez y de Rayan, que pusieron en algún aprieto a Hugo San con desbordes y centros, el arte con el que más buscó portería la ‘Sego’.
Sobrepasado el ecuador del primer tiempo, el Promesas pudo volver a adelantarse gracias a otra presión alta, que provocó un error en salida de los azulgranas, materializado en un pase vertical de Ivorra para ‘el diablo de Tasmania’, Xavi Moreno, que abrió el DRS para tener un nuevo mano a mano ante Carmona. La capacidad de reacción del guardameta hizo que el atacante no llegase a impactar más que con la punterita. Suficiente para dirigir el balón hacia portería, manso; parecía, con dirección a portería, aunque acabó dando en la madera.
⏱ 29’ | 2-1 | ⚽️ ¡GOOOOOL DEL PUCELA! ¡GOOOOOL DE CÉSAR PORRAS! Excelente balón de Rulo para el extremo, cuyo disparo tocó en un rival y acabó en la red#pucela #RVPromesas pic.twitter.com/LNzATaA93Q
— Cantera Real Valladolid (@RVcantera) September 14, 2025
Todo pasa por fuera
No se puede decir que los numerosos aficionados congregados en Los Anexos, de las dos parroquias, estuvieran aburriéndose. Las propuestas valientes de los dos entrenadores hacían que el choquen fuera entretenido, de idas y venidas, y la siguiente la volvió a aprovechar el Promesas. Llevó el fillial el cuero de lado a lado hasta hallar en el pasillo izquierdo a Rulo, que encontró oro en el movimiento de desmarque de César Porras. El pase mirando al tendido, ‘a lo Laudrup’, fue un caramelo para el extremeño, que volvió a adelantar a los blanquivioletas.
Todo, o casi todo, pasaba por fuera. El Real Valladolid Promesas trataba de crecer a partir de la tenencia, si bien le faltaba, quizás, un poco más de mando por dentro. Claro está, era así también por la incomodidad generada por una Gimnástica Segoviana que al filo del descanso consiguió igualar de nuevo. Aranda cometió una infracción sobre Iker, de nuevo fundamental para los suyos, aunque no participara en último término. La puso uno de sus compañeros allí donde está el dinero, al primer palo, donde el cabezazo rotundo de Josep Jaume se convirtió en imparable.
Con más imprecisiones a la hora de definir sobre los arcos, las pretensiones siguieron siendo las mismas en el segundo periodo, en el que el arquetipo de futbolista visitante se imponía en el duelo a veces, lo que favoreció que tuvieran alguna tímida aproximación, y el más prestidigitador de los locales hacía que las llegadas sobre el último tercio fueran desde una distinta concepción de la jugada, más hilvanada. Fruto de ello llegó el disparo de Porras a las manos de Carmona en el minuto 60, después de una larga jugada combinativa.
Pendiente de sujeción
Con partidos de este tipo sucede a menudo que caminan sobre el alambre incluso cuando, como el Promesas, la sensación que uno puede tener es, cuando menos, de mayor posesión. Porque seguramente así era; casi seguro que el conjunto de Javi Baraja ganaba ese duelo porcentual, pero la Sego seguía viva y seguía queriendo también llevarse una mayor cosecha de Los Anexos. Los blanquivioletas la querían y con un par de tímidos tiros desde la frontal lo buscaron. La afición gimnástica llegó a cantar el gol, engañada por el efecto óptico de un taconazo de Javi Borrego, ex del Atlético Tordesillas.
Al Promesas la ambición le llevó a terminar con tres centrales, lo cual puede sonar extraño, pero nada más lejos: con la entrada de Arco, el filial ganó otra marca en área propia, pero, sin duda alguna, llevó a los carriles a una segunda altura, con los dinámicos Xavi Moreno -algo más apagado durante el segundo tiempo-, Hugo Calvo y Sergio Neira en la vanguardia a Tommy. Koke, asomándose por dentro, tuvo un disparo que en último término no inquietó a Carmona. A la postre, en ese afán de los dos por ganar, ninguno lo hizo. El electrónico reflejó una igualada quizás lógica, por más que cada uno pueda tener en consideración sus méritos.