La estabilidad en la puerta del Real Valladolid Promesas no ha sido óbice para que, por las necesidades del primer equipo, además de Julio hayan jugado Dani Hernández y Sergio García

Puede resultar paradójico hablar de estabilidad en la portería del Real Valladolid Promesas cuando han sido tres los arqueros que la han defendido en diecinueve jornadas. Pero lo cierto es que sí, es una puerta estable. En toda la extensión del término. Porque hay un titular claro, a pesar de lo que diga la pluralidad de ocupantes. Y por el nivel que los tres han mostrado.
Cierto es; el filial blanquivioleta lleva encajados al ecuador de la competición veintiséis goles. Pero no se puede hablar de que la culpa haya sido de los cancerberos, o por lo menos no en un porcentaje muy alto, aun siendo los responsables últimos de la evitación –o el intento– de que los goles rivales lleguen.
Por números, Julio Iricibar es el segundo peor parado, aunque también el ‘titularísimo’, toda vez que es quien más ha jugado. Lleva veinte goles encajados en catorce encuentros, con una media de 1’4 tantos recibidos por cada envite jugado. Cuando ha dejado de actuar ha sido simple y llanamente porque es el tercero portero del primer plantel, o en cierto modo el segundo, si se tiene en cuenta que Bruno Varela, habitual suplente, ni siquiera ha debutado y él lleva dos partidos.
Números al margen, ha destacado en varias ocasiones, salvando puntos para su equipo o bien evitando que la cosa fuera a peor. Así, fue destacado por este portal en el envite que cerró la primera vuelta, frente al Celta B, y en otros anteriores como el triunfo ante el Sporting de Gijón B, la derrota contra el Izarra o la cosechada ante el Racing de Santander.
Ha seguido dando muestras de su temple con el balón jugado, aunque a veces genere a la grada algún que otro susto. En esta ‘suerte’, el Real Valladolid Promesas es hábil, por lo menos lo suficiente como para ver la evolución de sus guardametas. Así, Dani Hernández ha mejorado en este apartado, si bien su mayor virtud siguen siendo unos reflejos felinos.
El palentino ha disputado tres partidos, en los que ha recibido otros tantos goles, y también ha sido llamado por el primer equipo, en dos ocasiones –dos menos que su homólogo–. A la sombra de Julio, sabe esperar y ofrece una alta competitividad interna y muestra atención cada vez que le toca ponerse bajo palos. Así lo demostró en el partido contra el Compostela, en el que detuvo un penalti, a la postre decisivo para sumar un punto.
A Sergio García, tercero en discordia, le ha tocado la papeleta de sustituir a los dos anteriores cuando el primer equipo les ha requerido; con suerte dispar. En su debut, ante el Racing de Ferrol, mostró un gran aplomo y evitó que la derrota fuera mayor, compitiendo en consonancia con el equipo. Sin embargo, una mala decisión de Iván Casado y otra suya permitieron al Logroñés llevarse los tres puntos de Los Anexos.
Decíamos, los cancerberos se han venido visto penalizados por el flojo nivel mostrado por la defensa, más que por el suyo propio. La inestabilidad en la zaga, provocada por las bajas sufridas en distintos momentos del curso y por diferentes avatares, ha traído aparejada que el Real Valladolid Promesas sea el decimocuarto equipo que más goles recibe.
No es nada que sorprenda en exceso, empero, si se tiene en cuenta que, desde el punto de vista de la competición, el objetivo es la salvación y lo normal, por lo tanto, que los tantos encajados, por el nivel de los rivales, lleven a esa pugna. Estas cifras no distan mucho de las que el filial cosechaba hace un año, cuando era el duodécimo conjunto más goleado, con veinticuatro unidades.
No se puede decir, así pues, que sea este el apartado que más deba preocupar. Al contrario: las sensaciones, no solo los números, indican que la posición está bien cubierta. Que es estable, a pesar de que, por el hecho de que sean tres los porteros que han jugado, como tres son los Reyes Magos, pueda parecer que no es así.
