Markel Etxeberria buscará continuar con su desarrollo en Segunda de la mano de un Real Valladolid en el que los últimos canteranos llegados del Athletic Club han funcionado

Athletic Club y Real Valladolid han marcado un gol a la decepción. Minutos después de que la selección española cayera en la Eurocopa frente a Italia, mientras muchos estaban rumiando la eliminación, ambos clubes hicieron oficial la llegada de Markel Etxeberria a la entidad blanquivioleta, en calidad de cedido.
El lateral derecho bilbaíno, de veintiún años, llega procedente del filial rojiblanco, con el que jugó treinta partidos en Segunda División la pasada temporada, en la que el cuadro que dirige ‘Cuco’ Ziganda no pudo salvar la categoría debido, sobre todo, a los muchos problemas defensivos.
Con este acuerdo, Real Valladolid y Athletic Club renuevan sus lazos, que se vieron provechosos en los últimos jugadores que desembarcaron en Zorrilla procedentes de San Mamés y de Lezama: Mikel Balenziaga y Kepa Arrizabalaga.
Con estos espejos en los que mirarse Etxeberria buscará demostrar que la talla intermedia que viste no le hace justicia. A sus veintiún años, aún no ha sido capaz de hacerse acreedor de un sitio en el primer plantel, aunque la confianza en él es tal que hace escasos meses renovó hasta el treinta de junio de 2018, y lo que es mayor indicativo: con una cláusula de treinta millones. Por eso, y por sus condiciones, la Segunda B no es categoría para él.
Se trata de un lateral rápido y muy técnico, pero con habituales despistes a la hora de defender su zona de influencia. Cuenta con un buen trato de balón, es participativo en el juego y sube la banda con alegría. Todo uno, se puede ver una parte positiva en su potencial y en la probada capacidad de desarrollar jugadores de Paco Herrera y una, quizá, negativa: que es todavía un jugador por pulir.
Algo así debieron ver Marcelo Bielsa y Ernesto Valverde, que no apostaron por él en diferentes momentos de su trayectoria. El primero lo subió a entrenar cuando Andoni Iraola se lesionó, antes de colocar en el lateral derecho a Óscar de Marcos, pero lo vio verde y no llegó ni siquiera a debutar. Como tampoco lo hizo con el segundo, con quien trabajó en Lezama más de una vez, y a quien le trajeron de vuelta a Eneko Bóveda antes de que promocionara.
De una camada que aún debe explotar

Markel Etxeberria es nacido en 1995. No solo compartió vestuario durante la temporada pasada con Remiro, Gorka Iturraspe, Unai López o Gorka Santamaría, sino que también lo hizo en los cursos precedentes. En su época juvenil jugó con Iñaki Williams y llegó a una final de la Copa del Rey… en la que enfrente de su equipo (él no jugó) estaba un tal Óscar Arroyo (un año mayor, como Williams).
El Real Madrid del hoy jugador blanquivioleta –que disputó los noventa minutos– ganó por cuatro a cero, lo que no detuvo a aquella camada, que más tarde se uniría en el filial a otra histórica. Y es que aquella goleada vino a ser la venganza de un triunfo reciente de los leones sobre el juvenil merengue, puesto que los bilbaínos habían ganado en 2010 por dos a cero a un conjunto en el que militaban jugadores como Fernando Pacheco, Dani Carvajal, Lucas Vázquez o Pablo Sarabia.
En los bilbaínos destacaban jugadores como Jonás Ramalho, Unai Bustinza, Enric Saborit, Ruiz de Galarreta o Guillermo Fernández, que no han terminado de explotar hasta el punto de hacerse con un hueco real y definitivo en el primer equipo del Athletic.
Ese punto de eclosión o ebullición intentará alcanzar el nuevo jugador del Real Valladolid en un contexto que para el aficionado puede parecer favorable, toda vez que su competidor por un puesto en el once será Javi Moyano, a quien se tiene por un jugador perfil bajo. No habrá pensado así la dirección deportiva a la hora de firmarlo, o no por lo menos desdeñando al onubense, si bien cabe recordar que muchas de las cesiones que realiza el Athletic Club es incluyendo cláusulas que potencian el uso de su jugadores.
En caso de que exista, ambas entidades estarán lanzando un claro mensaje: efectivamente, se quiere que Markel Etxeberria se convierta en el nuevo Mikel Balenziaga o en el nuevo Kepa, en un jugador cuya competitividad aumenta y cuya calidad crece a base de minutos en un contexto que se prevé si cabe más favorable que para los dos anteriores, de la mano de un Paco Herrera que viene a ser la prueba del algodón: si explota con él, los dos clubes se verán beneficiados. Si no, quizá es que su techo no sea mucho más alto.
