El trencilla vallisoletano fue el quinto más valorado de los veintidós de Segunda División por el Comité Técnico de Árbitros

Prácticamente a las puertas. Casi con la miel en los labios. Así se ha quedado Oliver de la Fuente Ramos, árbitro vallisoletano que milita en la Segunda División y que ha tenido muy cerca el ascenso a la Primera División. Apenas a dos pasos, si se tiene en cuenta que ha sido el quinto mejor valorado por el Comité Técnico de Árbitros de los veintidós que compitieron durante la pasada en la categoría.
Porque sí, ellos también compiten. Sí, los colegiados también quieren hacerlo bien y conseguir victorias, lo que para el caso viene a ser el error cero (o casi). Bien posicionado durante toda la temporada, era de prever que terminara el curso en los puestos cabeceros, como finalmente ha sido, gracias al poso que ha mostrado en su segundo año en la Liga Adelante –en adelante La Liga 2– y que le ha granjeado respeto entre el resto de colectivos que componen el balompié.
A sus solo veinticuatro años, es el trencilla más joven de la Liga de Fútbol Profesional, un rango que seguirá ostentando la próxima campaña, toda vez que los tres que suben de Segunda B Pulido Santana (32), Díaz de Mera Escuderos (26) y Gorostegui Ortega (32) son más mayores que él.
De la Fuente Ramos, que se confirma como uno de los colegiados más prometedores del fútbol español, se queda en las listas como segundo suplente, obtuvo una puntuación de 9’23, solo una centésima menos que Alberola Rojas, cuarto. Por encima, como los tres mejores árbitros de la categoría, quedaron Munuera Montero (9’72), Ocón Arráiz (9’66) y Trujillo Suárez (9’59), los tres ascendidos. Han perdido la categoría Piñeiro Crespo y Ruipérez Marín y en Primera han hecho lo propio Pérez Montero y Prieto Iglesias.
 
			