La UD Sur despide este lunes a Eduardo Prieto, delegado del juvenil durante los últimos años, fallecido este domingo

No es fácil crear en torno a un equipo un ambiente realmente familiar. Y sin embargo, hay ocasiones en las que sí existe; por lo que sea, una alineación se produce y favorece la anexión del grupo, y esta, a los objetivos que este tenga. Diría, sin temor a equivocarme, que si en su día la Unión Deportiva Sur ascendió a División de Honor fue gracias a este factor, a la cohesión del grupo y de su entorno, aunque me gustaría remontarme al año anterior.
Con el tiempo se ha convertido en uno de esos “amigos de fútbol”, pero hace cuatro años yo no conocía a Jonathan Prado. Por trabajo, y por la trayectoria de su equipo, que ya era buena, me hice asiduo al Felicísimo. Y siempre me dirigía al delegado de campo para pedir las alineaciones. Jamás me encontré una negativa ni una mala cara. “No es para menos”, pensará alguien; uno ha visto cada cosa…
Su mujer, siempre cercana y curiosa, se hacía notar en la grada en cada partido (dicho en el mejor de los sentidos). Con el tiempo, me encontré más de una vez charlando con ella sobre mi familia, sobre mi situación laboral y alguna que otra penuria, que uno no es de piedra y también las pasa. Durante meses me la encontraba cada semana de camino al trabajo y le hacía una pregunta obligada: “¿Cómo está Eduardo?”.
Eduardo luchó durante meses. Yo notaba cada ausencia suya incluso después de romper el hielo con Jony, quizá por el recuerdo de mis comienzos en el Felicísimo. De aquellos encuentros en el autobús saqué en claro que para Asun era su vida. Y de los partidos de sus chicos –siempre lo fueron–, que no era yo el único que notaba cierto vacío.
Se puede decir incluso que llegó a estar bien, o desde fuera esa era mi sensación. Volvió al Felicísimo, a ser uno más, incluso cuando se fue Jony, a quien quería como un hijo. Creo que aquello le daba vida, por cómo sonreía. Y siento que ahora que se ha ido otra vez habrá ese vacío, y que ya no se volverá a llenar.
Este lunes la UD Sur despide a Eduardo Prieto y yo tengo la sensación de que era mucho más que un delegado. No hay más que ver la unanimidad con la que ha sido despedido en redes sociales por el fútbol base vallisoletano. Estoy seguro de que las buenas palabras parten de la sinceridad, que lo que se dice es sentido de verdad. Y lo creo porque a mí también me apena profundamente.
Seguramente haya quien eche de menos a otras personas que se han ido, pero yo solo tengo agradecimiento hacia él y hacia Luis Orobón, directivo del CD Arces fallecido hace escasos meses. Son dos de esas muchas personas que desde hace cuatro años, desde que comencé a trabajar con el fútbol base de Valladolid, más y mejor me facilitaron las cosas.
Con Luis vi muchos partidos, muchísimos. Sobre todo de los más pequeños, por los que se desvivía. Como la labor de Eduardo estaba al otro lado del campo, quizá con él traté menos, pero recuerdo incluso hablarle de él a mi madre cuando sus problemas de salud empezaron a ser graves. Como es tal el recuerdo que tengo de esos meses, prefiero ni siquiera intentar imaginarme cómo se encontrará Asun, su mujer.
No hay nada que se compare con el dolor que ella y su familia puedan sentir. No soy nadie para apropiarme del dolor ajeno. Pero de corazón digo que el fútbol le extrañará mucho; que no solo Asun le echará de menos. Descansa en paz, Eduardo. Y gracias por todo.
