Los entrenadores del Real Valladolid Promesas y del Cristo Atlético, Lolo Infante, analizaron un partido en el que ambos se fueron con sensaciones positivas
Los resultados en pretemporada no suelen ser tan importantes como las sensaciones, aunque muchas veces van ligados. Este fue el caso del Real Valladolid Promesas, que remontó en los últimos cinco minutos de encuentro para ganar al Cristo Atlético (1-3).
Y con ese regusto se quedó Rubén Albés, el entrenador del filial blanquivioleta: “Nos ha servido para acumular otra victoria y para demostrar que el equipo es capaz de superar adversidades que se van a dar en la competición”. Además, también destacó “el espíritu de querer ganar el partido”.
Porque la cosa no pintaba bien después de un flojo inicio. “Hemos realizado una segunda parte en la que hemos lavado una imagen pobre de la primera”, reconoció. Y es que era “un partido complicado de jugar para todos”. Pero tuvieron que hacerlo y, finalmente, el resultado fue bueno.
“Llevamos muchísima carga de trabajo, estamos haciendo pocos cambios porque hay poca gente para rotar, el campo, tanto por dimensiones, como por estado del terreno… Era complicado”, explicó el técnico. Pero el Promesas supo imponerse a todos esos factores y terminó encontrando los huecos que parecían difíciles de hallar.
En ese sentido, sobre todo, resaltó la figura de José Luis Sinisterra, que firmó un doblete para cerrar su gran actuación, siendo el hombre más peligroso en ataque. “Ha estado fenomenal por fuera, con un desequilibrio muy grande, y por dentro le ha costado entender algunas situaciones del juego, pero pasaron los minutos y con el físico privilegiado que tiene fue capaz de hacer dos goles. Demuestra que quiere quedarse”, señaló Albés.
El entrenador todavía no tiene a toda la plantilla a su disposición y algunos jugadores, como Sinisterra, continúan a prueba con la intención de firmar con el Pucela. “Se están tomando decisiones porque esto empieza dentro de muy poquito”, dijo, en general. Y en particular, sobre el juvenil colombiano, explicó que están “pasando informes positivos de él, pero ahí ya es el club quien tiene que decidir si realmente es un jugador que puede tener proyección”.
Hubo algunos que por lesión no se cambiaron, como Deve, y otros que siguen en el proceso de readaptación al filial, como Arroyo. El que no estuvo en el Federico Mayo de Dueñas fue Toni, quien tuvo “permiso del club”. La idea que tiene el entrenador blanquivioleta con todos ellos es “que puedan estar disponibles para cuando empiece la competición”.
Con la miel en los labios
Por su parte, el sabor de Lolo Infante, entrenador del Cristo, fue agridulce, ya que tuvieron en su mano la victoria. “Es una pena porque hemos estado a punto de ganar a un Segunda B. Han ganado porque han sido mejores en los últimos cinco minutos”, se lamentó.
Pero todo tiene su parte positiva, y en este caso también la encontró. “Me quedo con el buen sabor de boca porque habiendo hecho la mitad de entrenamientos que ellos hemos demostrado que estando colocaditos podemos sacar frutos. Hemos sabido sufrir y competir”, expresó.
Las dimensiones del terreno de juego influyeron en el encuentro, aunque perjudicaron más al Promesas que al Cristo. “Es verdad que el campo era pequeñito y al Promesas le puede repercutir más porque tiene una dinámica ofensiva más rápida“, reconoció.
Sobre el filial blanquivioleta dijo que es “un equipo bien trabajado, intenso y joven, con buena calidad y definición”. “Le he visto muy agresivo, sabiendo lo que quiere en muchos momentos”, añadió. Pero también encontró la parte más débil: “Le falta contundencia en el último pase y fijar alguna posición”.