El lateral derecho es, junto a Rafa y Becerra, el único jugador que ha disputado los siete partidos completos y uno de los fijos en el once de Paco Herrera

No hace demasiado tiempo, le decía un buen amigo en una conversación sobre alguien al que le va bien que qué suerte había tenido por estar donde estaba y por haber conseguido llegar hasta ahí.
Él me respondía que la suerte es relativa, que no cree en ella. Que la suerte llega porque se lucha, se trabaja. Cambiamos de tema rápidamente, pero me quedé pensando en esa frase de camino de vuelta a casa después de intentar arreglar el mundo con un café de por medio.
La suerte te encuentra porque antes tú has salido a por ella, aunque por desgracia no siempre os encontréis. No obstante, es verdad que casi siempre hay una labor detrás, una búsqueda incesante para poder lograr lo que, al fin y al cabo, es tu meta.
Esto pasa día a día con cualquier persona, sin embargo, está a la orden del día ver reportajes en televisión sobre la vida de futbolistas que empezaron a dar patadas a un balón en un campo de tierra, que sus padres ahorraban seis meses para comprarles unas botas y que ahora pueden vivir de lo que más les gusta gracias al trabajo y sacrificio diario suyo y de la gente que está a su alrededor.
Si alguien sabe muy bien de qué va esto es Javi Moyano. El jienense sabe lo que es ir escalando poco a poco en las diferentes categorías del fútbol e ir acumulando en su currículo experiencias, sobre todo positivas. La única espinita que le falta es lograr jugar de forma regular en Primera División. Por eso, entre otras razones, sigue en Valladolid. Luchando día a día a brazo partido por poder ayudar a que el equipo regrese en la máxima categoría del fútbol español. Más si cabe cuando la temporada pasada fue una decepción en todos los sentidos.
Los jugadores que se han mantenido con respecto a la campaña pasada (Guzmán, André Leão, Villar y él) tienen la lupa encima, sobre todo por la afición, quien perdona, pero no olvida. Si alguien se ha reinventado de una temporada a otra es Javi Moyano. En primer lugar, sus compañeros le eligieron como capitán. Por eso, levantó el Trofeo Ciudad de Valladolid y lució el brazalete ante el Oviedo. Aunque Paco Herrera decidió que es Rafa el que lo debe llevar ahora, su espíritu sigue intacto sobre el terreno de juego.
La lucha, brega y sacrificio por un escudo que parece que, en ocasiones, tiene demasiado peso para algunos. Ese trabajo le ha llevado a Moyano a ser el lateral derecho indiscutible. El jienense ha jugado los 630 minutos correspondientes a las siete jornadas celebradas hasta la fecha. Junto a Rafa y Becerra, es el futbolista que han completado los siete encuentros de liga (para la Copa del Rey ninguno de los tres fue convocado).
A estas alturas de la campaña pasada el defensa había disputado 450 minutos, pero su rol era completamente diferente. Aparte del mencionado compromiso que tienen todos los integrantes del equipo, pujaba por un mismo puesto con Javi Chica, actualmente sin equipo. Por el momento, esta temporada tiene como par a Markel, inédito todavía en liga yuno de los descartes seguros de Paco Herrera semana tras semana.
Con más o con menos competencia, lo que está claro es que Javi Moyano ha evolucionado de forma positiva en muy pocos meses. Las personas que tienes a tu lado te ayudan a ser mejor. Y en este caso es verdad. Más allá de las aptitudes y condiciones físicas de cada jugador, la importancia de un ambiente sano y un vestuario unido tiene su reflejo en la actitud mostrada sobre el terreno de juego.
El propio jugador es ejemplo de todo ello también en redes sociales. Esa ventana de contacto directo con la afición que permite conocer un poco más a quien defiende la camiseta del equipo de tu ciudad. “Insistir, persistir, resistir y nunca desistir”, escribía esta misma semana en Instagram. Porque, al igual que con la suerte, para conseguir una ilusión, hay que trabajarla.
