Análisis del próximo rival del Real Valladolid

Sigue así, Pucela, sigue así. Al fin hay madera, al fin hay juego, al fin hay salsa en Zorrilla. El Real Valladolid parece haber entrado en esa dinámica positiva de un equipo ganador, de un equipo de ascenso. De esos que arranca a ilusionar y que prende fuego en el alma de sus seguidores y que hace que den ganas de ir a verle al estadio cada partido. ¿Recuerdan aquel conjunto que sufrió cinco derrotas consecutivas? Ni usted ni nadie a estas alturas de campeonato.
Pero esto no va a ser un camino de rosas. Los de Paco Herrera, después de la victoria de hace unos días ante el Sevilla Atlético, tienen ganas de seguir en la buena senda con el contratiempo de que esta vez toca hacerlo fuera de casa. Enfrente espera un Elche que llega en una dinámica regular, más bien floja, con lo que quizá sea la oportunidad perfecta.
Cruce de rachas
Efectivamente, mientras que los blanquivioletas se encuentran con la flecha para arriba, los de Alberto Toril, entrenador recién llegado al Elche este verano, no comenzarán el partido precisamente con las mejores sensaciones. Los ilicitanos tienen como última referencia el empate a domicilio de la semana pasada ante el Numancia (2-2), con una derrota en casa del Sevilla Atlético (2-0) y otro empate en el Martínez Valero contra el Córdoba (1-1). Tres partidos sin puntuar de tres.
Esto significa que el Elche recibirá al Pucela con ganas de levantarse de una vez por todas e, incluso, de llevarse la victoria para adelantar a los albivioletas en la clasificación. Por el momento suma en su casillero dieciséis puntos frente a los dieciocho de su próximo rival, con lo que un triunfo le permitiría situarse por delante.
Pero hay un problema para los de Toril. Las cuatro victorias, cuatro empates y cinco derrotas que hacen sumar los dieciséis nombrados puntos se han sumado bien repartidas entre local y visitante, lo que significa que los verdiblancos no son muy buen local. Ocho puntos en un lado de la balanza, ocho en el otro. Y lo que es un dato más llamativo, el Elche lleva cinco partidos oficiales, uno en Copa y los demás en Liga, sin ofrecer a su afición una victoria.
La situación no es la mejor, no hay duda, pero todo es cuestión de un golpe de efecto para revertir la situación. Precisamente doblegar a otro candidato al ascenso como es el Real Valladolid supondría, más allá de una buena escalada en la clasificación, un espaldarazo de moral para una plantilla en horas bajas.
A resurgir de sus cenizas

Y es que esta es la temporada de la reafirmación, del renacimiento. Con pavor recordará más de uno el esperpento que supuso el descenso de Primera a Segunda en verano de 2015 por no poder hacer frente a un mastodóntico pago con Hacienda, en lo que fue un amago de desaparición antes de que varios empresarios ilicitanos, incluido el propio alcalde de la ciudad, salvaran la situación en el último segundo.
Esto supuso que la temporada pasada fue un quiero y no puedo para regresar a la Liga de las estrellas y que concluyó con un discreto decimoprimer puesto, a todos ojos insuficiente para optar a nada. Esta vez, mínimamente asentada la situación y con un vestuario renovado, es el momento de optar a cotas más altas que hace tan solo unos meses.
Para ello, el conjunto ilicitano cuenta con jugadores que combinan veteranía y juventud a partes iguales. Un viejo rockero como Nino ha regresado al Elche este verano y ya acumula nada más y nada menos que cinco dianas en su haber en este arranque liguero a sus 36 años, mientras que otros como Pablo Hervías, con tres goles, pone el contrapunto de edad. Edu Albacar, Lolo, Pelegrín, Álex… Un buen elenco de jugadores con los que el Pucela tendrá que andar con cuidado este sábado.
Curiosidad del rival de esta jornada: ¿Por qué lleva el Elche esa franja verde en su camiseta? Todo se remonta a la temporada 1926-1927 cuando la camiseta era completamente blanca. El entrenador checo Antón Fivébr, maravillado por aquel entonces con las vistas de la ciudad desde lo alto de la torre de la Basílica de Santa María y sus huertos de palmeras, se empeñó en poner la línea verde en referencia a las palmeras que recorrían y vertebraban la ciudad.
