El Real Valladolid se impone al CE Sabadell gracias a una primera parte arrolladora, en la que el delantero malacitano hizo tres goles y pudo hacer alguno más.
Criticaba hace unos días un mediático y afamado técnico que sus hombres habían sacado demasiado provecho de sus vacaciones navideñas, a tenor de lo visto en los primeros cuarenta y cinco minutos posteriores a su vuelta. Nada que ver con los soldados de Miroslav Djukic, hombres que en la primera mitad de su partido de retorno borraron del mapa al CE Sabadell.
Tenían los jugadores del almirante serbio enfrente la asignatura pendiente de los desplazamientos, pues si bien no habían caído más que en Gran Canaria, no había sido capaz de sumar los tres puntos desde su visita a Tarragona en la jornada inaugural de competición, allá por agosto.
En el año despedido hace una semana, el equipo blanquivioleta se había mostrado ante teóricos rivales de menor caché como un verdugo con remordimientos previos a la suerte final que iba a acometer, con una presión ejercida sobre el gatillo sin quitar antes el seguro. Así, perdonó la vida al propio equipo amarillo, al Huesca o al Cartagena.
Pero esta vez, por empeño de Javi Guerra, no iba a ser así. Porque el punta malacitano se fajó por ajusticiar a sus arlequinados enemigos, aunque no fue el único. Peña, Sisi, Víctor Pérez y Óscar González también pusieron de su parte para que el CE Sabadell sumase su décimo encuentro sin hacerse con los tres puntos.
Los vallisoletanos tocaron y tocaron como probablemente en ningún otro partido de la temporada. Al primer toque, como indica la moda actual que se debe hacer, y sin embargo apenas un puñado de privilegiados puede hacer. Y presionando arriba, en recuerdo a Marc Valiente.
Después de que Óscar marrase ante De Navas la primera ocasión del encuentro, Carlos Peña recogió en tres cuartos un mal rechazo de un zaguero rival y aprovechó la pasividad con que los enemigos cruzaban de acera para servir a Javi Guerra uno de los balones aterciopelados que acostumbra, regalo que el ‘killer’ aprovechó para embocar en la meta catalana.
Después de que el CE Sabadell pidiese dos penalties inexistentes por un pisotón de Mongil exagerado por el punta y quién sabe qué de Nafti a Aarón Bueno en la frontal, Javi Guerra hizo el segundo después de un despeje del guardameta local tras disparo del hiperactivo Sisi.
Trece minutos más tarde, a diez del descanso, Óscar González apareció por enésima vez entre líneas y se sacó de su chistera un pase con el exterior a un espacio en el que nadie había, pero en el que Guerra tuvo a bien aparecer. Con su genial desmarque se deshizo de su par y se perfiló para, con la puntera, cerrar su ‘hat-trick’.
Sus tres goles pudieron ser más, suyos y del equipo, pero tanto Heartbreak Nine como Sisi -con un envío al poste- erraron. Se llegó así al tiempo de asueto, con un gran juego y una gran pegada ante un rival desbordado, que suele tener la posesión, pero al que no le dejaron hacerlo los albivioletas.
A la vuelta de vestuarios el guión, de inicio, fue el mismo. Con el paso de los minutos el ritmo decayó, y de un toque se pasó a jugar a dos o tres y en posiciones más retrasadas. Aunque la velocidad de circulación y la zona de influencia cambiaron, no cambió el color de quien dominaba.
En el ecuador de la segunda mitad, la somnolencia en la que el envite había caído desapareció de golpe en el momento preciso en que el Sabadell dio un portazo, violento y con afán de remontada. No llegó ni tan siquiera a quedarse a medias por culpa de un fuera de juego mal señalizado que salvó un error de Rueda -que quizá pudo hacer más en el gol de Lanzarote- y por el gol anulado a Nabil Baha apenas un minuto después de la jugada personal culminada en tanto por el conato de azote de Mikel Balenziaga.
Por si había alguna duda sobre el poseedor de los tres puntos, apareció Marquitos entre líneas, en medio de la ruptura que sufrió el encuentro, para driblar a De Navas y convertir en el cuarto gol del encuentro un pase sacado de dibujos animados salido de las botas de Alberto Bueno.
Consumó así el ibicenco una goleada que pudo no ser tal si el CE Sabadell hubiese prolongado su minuto de oro en el encuentro y que pudo ser más si Javi Guerra o cualquiera de sus compañeros se hubiesen mostrado más acertados si cabe de cara al gol. No obstante, del primer encuentro del año se pueden sacar unas conclusiones más que positivas, pues Javi Guerra vuelve a ver puerta y a mostrarlas credenciales que le hacen ser codiciado por equipos de la élite nacional y el equipo continúa ofreciendo un buen nivel, esta vez -por fin- cerciorado con un buen resultado a domicilio.