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Lo mejor, los tres puntos

por Jesús Domínguez
18 de febrero de 2017
Foto: LFP

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El Real Valladolid tira de pegada y ajusticia a un UCAM Murcia voluntarioso pero inocente

 

Míchel 4
Míchel || Foto: LFP

El Real Valladolid y sus aficionados tiran este sábado de tópico después del triunfo ante el UCAM Murcia en La Condomina. No cuajó un partido excelso o bonito, pero al menos ganó, que viene a ser algo parecido a cuando uno juega a la lotería, no le toca y dice, casi suspirando, que “mientras haya salud…”.

De más a menos, los blanquivioletas exhibieron su pegada para doblegar a un rival voluntarioso, pero que pecó de ser demasiado inocente buscando con la línea defensiva demasiado arriba impedir la fluidez visitante. No es que esto no hubiera reportado recientemente beneficios a los murcianos, que llevaban cinco partidos sin perder, o que no lo consiguieran, pues bien es verdad que el Pucela no acabó de ser todo lo que puede con balón. Es que los espacios concedidos en esa zona trasera fueron una bicoca para el enemigo.

La prueba fue el primer gol, en una jugada en la que José y Raúl de Tomás se proyectaron cada uno hacia un lado. El desmarque del talaverano lo vio Míchel, que dirigió hacia él el esférico con un buen pase. Desde el costado izquierdo, ‘El Niño’ centró y De Tomás, a bocajarro, perforó la red en el segundo palo.

El tanto atenazó a los universitarios y permitió que, aunque de forma intermitente, se viera a un Real Valladolid que intentaba combinar y que no se impacientaba al ver a los locales con el balón, a sabiendas de que ese espacio que le concedía podía volver a ser letal. Collantes lo intentó con un disparo que dio en alguien y se fue alto y, cerca de la media hora de encuentro, llegó el cero a dos.

El esférico le llegó a José en tres cuartos de campo, se revolvió entre defensores y soltó un latigazo seco, abajo, ajustado, ante el cual Biel nada pudo hacer, pese a la estirada. Y así, sin demasiado esfuerzo, los blanquivioletas se irían al descanso con una renta importante, que se mantuvo en esos dos goles gracias a lo atento que estuvo Pau Torres en un par de acciones desafortunadas de sus centrales.

Al poco de reanudarse el envite, Collantes y Jona tuvieron sendas oportunidades, en dos de las no pocas jugada en las que hicieron sufrir a sus defensores. Muy veloz el primero, bastante potente el segundo y técnicos ambos, cuajaron su mejor acción juntos en un tiro del primero después de una pared que el segundo le devolvió con el pecho.

Pero cuando peor lo estaban pasando los vallisoletanos, Mata, que había entrado por José en el descanso, corrió un balón y fue frenado por un defensor cuando parecía ir a ganarle en la carrera por enfrentarse a Biel en el uno contra uno. Albizua fue expulsado con media hora por delante y aquello puso las cosas más de cara si cabe a los de Paco Herrera, o al menos eso parecía.

El Pucela se conformó, o vino a menos, o un poco de ambas, y a pesar de la superioridad numérica concedió demasiado al UCAM. No es que se quedara a expensas de un tercer tanto a la contra, que quizá también; es que vio a Jona intentarlo de nuevo y obligó a André Leão a ser más tercer central que nunca para achicar centros laterales.

Cierto es que aquello nunca llegó a ser un asedio, pero siendo inocentes, los locales merecían el premio del gol, y lo encontraron, aunque antes Míchel hizo el tercero. Fue tras una buena apertura hacia Ángel por el costado izquierdo y de que el madrileño sirviera inteligente el cuero al segundo palo. Allí, Jordán lo envió atrás y, tras dos rebotes, le cayó al valenciano, que marcó de zurda.

Ni por esas el cuadro universitario hincó la rodilla y siguió compitiendo allí donde otros se deshilacharían. Fruto de este brío permanente, Jona, su mejor jugador, obtendría la recompensa, eso sí, con la connivencia de la defensa blanquivioleta. El hondureño, al rodeado por tres defensores, hizo dos recortes y la pegó al lado contrario al que se encontraba un Pau impotente, que nada pudo hacer ante su remate.

Ya en el tiempo de añadido, Pere Milla lanzó una falta ante la cual el portero catalán respondió bien, como casi siempre, y que puso punto y final a un encuentro en el que lo mejor fue el triunfo y la efectividad –esta vez sí– mostrada por el Real Valladolid, cuyo mérito seguramente no se pueda discutir porque posiblemente quiso ser lo que fue: práctico.

Hacer tres goles y enviar un disparo al palo, viniendo de donde vienen los de Paco Herrera, es una buena noticia, y más cuando la victoria permite que al menos de forma momentánea retornen al play-off de ascenso a Primera División. Cierto es que atrás permitió en exceso a un equipo más bien débil, sin muchos argumentos y que además acabó con diez, pero no menos lo es que no suele conceder tanto. Y, al fin y al cabo, ganar es lo que cuenta, ¿no? “Mientras haya salud…”.

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