El Real Valladolid Promesas recibe este domingo a las 12:00 horas al Real Club Celta B en un duelo importantísimo para seguir soñando con el play-off

Hay partidos que son casillas malditas del juego de la oca: si las superas, sigues jugando; si caes, tus rivales logran una ventaja que puede resultar casi definitiva. Teniendo en cuenta las alturas de la temporada en la que se encuentra el Real Valladolid Promesas, su duelo ante el Real Club Celta B vendría a ser como encontrarse a las puertas del laberinto, de la cárcel o de la muerte.
Frente a lo normalmente simbólico del triunfo en el tablero, el equipo que dirige Rubén Albés querrá obtener una victoria que le permita seguir soñando con que la promoción es posible, aunque no será sencillo. Al contrario. Va a ser como estar a dos casillas de una de las anteriormente citadas y un dado en el que precisamente hay tres o cuatro doses. Y es que es el conjunto celtiña tercero en la tabla y, como bloque, un igual al Racing, aunque este le saque dos puntos.
Que ese dado metafórico otorgue tantas opciones o más de caer que de no hacerlo tiene esa explicación: el Celta B es un equipo de grandes aspiraciones, superiores a las de un filial al uso. Cuenta con un elevado presupuesto y con un plantel con varios de los mejores jugadores del grupo, debido a que el interés del club vigués es que esté posicionado lo más arriba posible o, incluso, si fuera posible, subir.
Así, su técnico, Alejandro Menéndez, cuenta en sus filas con futbolistas de la talla de Borja Fernández, Gustavo Ledes, Hicham o Borja Iglesias, pichichi destacado de la categoría con diecinueve goles, más de los que han marcado el CD Palencia y el Somozas –dieciséis ambos– y solo tres menos que la SD Ponferradina y Tudelano, inmediatos perseguidores del Promesas.
No obstante, o sobre todo por esto, por ilusión en los blanquivioletas no va a ser. La última derrota en La Nueva Balastera aplacó la euforia que se había instalado en el entorno después del partidazo ante el Real Racing Club y a buen seguro servirá como estímulo para resarcirse, y más cuando en ese envite se compitió bien pero faltó capacidad de acción y reacción de tres cuartos en adelante. Pero no solo eso: es que además el Real Valladolid B quiere seguir soñando.
Después de cumplir sanción tras ser expulsado en el último partido en casa, vuelve Santi Samanes, mientras que siguen siendo baja Deve y Corral, el primero por razones físicas y el segundo aún sancionado. De esta forma, Albés podrá disponer de su once de gala, tras citar a Tanis, Dani Hernández, Arroyo, Royo, Mario, Calero, Rubén, Anuar, Rai, Zambrano, Marí, Dani Vega, Mayoral, Samanes, Higinio e Iván Martín.
Si no un espectáculo, los dos filiales garantizan un duelo entretenido y un choque de estilos ofensivos; más vertical el vallisoletano y más de juego horizontal el vigués, que pasa por ser uno de los equipos que mejor juegan al fútbol en la categoría. En su última salida, a Burgos, fue derrotado, lo que puso fin a una racha de siete jornadas sin perder y cinco sin encajar gol.
Después del Real Racing Club, los de Menéndez son el segundo conjunto que menos goles encaja, a la vez que son el segundo que más marca, gracias no solo a los tantos de Borja Iglesias, sino también a los de Hicham, que lleva diez, o Brais Méndez, autor de cinco perforaciones. Si bien es el cuarto mejor visitante, esto no debe asustar: no hay que olvidar que el Promesas es el cuarto mejor local, que no pierde en Los Anexos desde la jornada dos y que en lo que va de año solo el Racing fue capaz de evitar salir derrotado.
Con todos estos alicientes, el Real Valladolid B soplará los dados queriendo que le sean favorables y no saquen uno de esos malditos doses. A expensas de lo que haga el Pontevedra ante el Lealtad, todo lo que no sea ganar podría ser perder comba.
