Análisis del próximo rival del Real Valladolid

¿Realmente hay posibilidad de que este Real Valladolid alcance el play-off esta temporada y pueda soñar con cotas más altas? Es pronto para decirlo, pero es evidente que el triunfo de hace unos días en Alcorcón ayuda. La esperanza es lo último que se pierde y tiempo para reaccionar hay. Desde luego que lo hay.
Pero para ello se trata de seguir dando pasos firmes. Vencer y convencer, que dirían los más sabios del lugar. Este sábado el equipo regresa a Zorrilla con ganas de resucitar definitivamente ante el Nàstic, un equipo que, por lo menos en cuanto a clasificación, podría presumirse asequible para continuar con la escalada.
Solo vale sumar
Efectivamente, los de Juan Merino no desembarcarán en el feudo blanquivioleta en una situación demasiado alentadora para sus aficionados.
Decimoctavos en la tabla con 33 puntos, se trata del conjunto que marca la línea roja entre el bien y el mal, entre lo positivo y lo negativo, en definitiva, entre la permanencia y el descenso. Teniendo en cuenta que el primer inquilino de los puestos de castigo lo ocupa el Rayo Vallecano con 32, no hay tiempo que perder.
La derrota en casa de hace unos días ante el Elche (1-3) no ayuda, claro. A estas alturas de campeonato, y teniendo en cuenta la delicada situación, cualquier partido es ya una final. Una moneda al aire que podría acabar marcando el devenir del equipo y del club, ya que un descenso a Segunda B, como bien es sabido, podría tener consecuencias catastróficas para, en este caso, un histórico que hace no tantos años se encontraba en Primera.
Eso sí, bien hay que decir que peor han estado los de Juan Merino hace pocas semanas. De hecho, el hincar la rodilla frente al Elche fue solo el fin de una buena racha para levantar el vuelo después de que Vicente Moreno, al verse incapaz de hacerse cargo del asunto, dimitiera en el mes de diciembre. Desde entonces, en once jornadas, Merino ha sumado cuatro victorias, cinco empates y tan solo dos derrotas. Nada mal.
Y si hay quien no lo ve complicado, no se trata solo de resultados, que también. Se trata de que el entrenador ha sido capaz desde su llegada de insuflarle un nuevo aire al equipo, de cargarle de adrenalina y moral suficiente como para escapar, al menos momentáneamente, de la quema. Que ya es bastante decir. El juego es diferente, algo más alegre, si bien el punto débil de este Nàstic está a día de hoy en su defensa.
Goles como churros

No hay más que mirar los datos para darse cuenta de ello. Más allá de que el conjunto catalán transmita muy poca seguridad en defensa partido tras partido, la realidad dicta que se trata del tercer equipo que más dianas ha encajado en estas treinta jornadas disputadas hasta el momento. 41 veces que el portero ha tenido que recoger el balón del fondo de la red, solo superado por las 42 del Zaragoza y las 48 del Mirandés.
Eso sí, se trata de mirar el lado bueno. Si algo está demostrando este Nàstic ahora mismo, además de la mencionada mejoría desde hace dos meses, es cierta habilidad ofensiva para no amedrentarse a la hora de atacar y transformar goles. 33 tantos no son demasiados tras las mencionadas treinta jornadas, pero teniendo en cuenta que se ha marcado en al menos un gol en todos y cada uno de los siete últimos partidos disputados uno ya puede hacerse idea de que este Nástic no es precisamente una Cenicienta en la zona de arriba.
¿Y quién transforma los goles, quién es el pichichi? Lo difícil sería destacar a uno solo. Baste decir que el máximo realizador es Ikechukwu Uche con solo cinco muescas en su revólver, seguido de cerca por el chileno Juan Delgado y por Juan Muñiz, ambos con cuatro, o por Sergio Tejera con tres. Queda bien claro que los rojinegros también tienen el problema de no contar con un goleador definido, un delantero estrella.
Pero lo cierto es que se están rehaciendo, y ante semejante situación no debe confiarse el Real Valladolid. Más si se pone uno a mirar nombres como Achille Emaná, Iago Bouzón o Madinda. Está costando y lo lógico es que este Nàstic acabe sufriendo para salvar la categoría, pero si algo están demostrando en las últimas semanas es que son capaces de dar un susto a cualquiera… y a un Real Valladolid confiado, aún más.
Curiosidad del rival de esta jornada: Pero no hay solamente un Emaná en el vestuario del Nàstic. ¿Cómo? Efectivamente, pese a que Achille sea el más conocido en España por su brillante época en el Real Betis hace ya unos años, su hermano Stephane Onesime Emaná también viste la camiseta rojinegra. Con doce años de diferencia, se da la circunstancia de ambos jugadores han coincidido ya alguna vez sobre el campo, pese a que el pequeño Stephane no cuenta con demasiado protagonismo a día de hoy.
