Rubén Albés continuará creciendo en el filial del Real Club Celta tras haberse hecho acreedor de una oportunidad como primer entrenador del Real Valladolid

Seguramente cuando el Real Valladolid hizo oficial que Rubén Albés no continuaría en la entidad a más de uno se le vendría a la cabeza el apellido De la Barrera. Como el hoy técnico de la Cultural y Deportiva Leonesa, el que fuera en la temporada ya concluida entrenador del Promesas mostró un gran desempeño, capaz de acabar el curso en los puestos altos de la clasificación. Y como él, después de eso se marcha, cuando muchos señalan que los méritos que ha contraído le hacen acreedor de una oportunidad en el primer equipo.
Los resultados hablan por sí solos: desde el ascenso a Segunda B, nunca el Real Valladolid B sumó tantos puntos y terminó tan arriba. Los 54 puntos y la sexta plaza final mejoraron la decimotercera plaza y los 48 puntos y la novena posición de la pasada campaña (en el que Albés empezó en el banquillo y Borja Jiménez remató el trabajo) y las 52 unidades de la anterior, primera de la dirección deportiva saliente.
Pero en el fútbol no todo son números, y menos en casos de formación, como en el fondo era su equipo, pese a que el contexto competitivo fuera semi-profesional. Así, las sensaciones son difíciles de mejorar, ya que consiguió impregnar a sus jugadores de un importante gen competitivo y ha acercado a varios de ellos a la élite.
Seguramente los que más sean Anuar, cuyo salto al primer equipo se dará de forma definitiva este verano, y Mayoral, quien finalmente no pudo salvar la categoría con el UCAM Murcia, aunque no solo. Calero exhibió un rendimiento regular y elevado durante toda la temporada, como Higinio, a quien supo potenciar (como a varios de los anteriores) u otros como Rai, quien debería ser una de las dudas razonables sobre la idoneidad o no de su salto de categoría.
Posiblemente tanto ellos como Toni o algún otro como Renzo podrían haber sido integrantes del primer plantel con Albés a la cabeza. Y, en honor a la verdad, incluso sin él pueden o deberían serlo, aunque lo ideal habría sido que el salto fuera con quien los conoce bien, de primera mano, como es el vigués, lo que garantizaría, al menos sobre el papel, un equilibrio en el vestuario, dado que el sacrificio, el respeto y el aprecio que tanto él como su esforzado cuerpo técnico han recibido de los jugadores es innegable.

¿Tú a Zorrilla y yo a La Madroa?
Rubén Albés demostró durante la campaña que viene de concluir su coadaptación con su equipo y a los rivales. Asimismo, el juego fue evolucionando con el paso de las jornadas desde uno bastante contragolpeador a uno que se sentía cómodo como poseedor del balón. Y, por si esto fuera poco, el Real Valladolid Promesas no perdió demasiada competitividad a pesar de la escasez de efectivos, que le obligó a tirar de varios juveniles, potenciales, aunque no en el mismo estadio evolutivo que sus futbolistas ‘naturales’.
Superado el curso con nota, lo extraño hubiera sido que su trabajo no hubiera llamado la atención de clubes con una mayor capacidad que la actual del Real Valladolid, a quien siempre, en público y en privado, dijo que iba a escuchar primero. Las dos opciones de que se quedara parecían claras: o que el Pucela subiera y se pudiera confeccionar un proyecto más atractivo en la base o que fuera él quien promocionara.
Cuanto menos denostado en su estancia en el primer plantel a finales de la 2015/16, su juventud y su relativa inexperiencia pueden haber jugado en su contra, así como también los cambios habidos en la dirección deportiva, en la que tenía no uno ni dos, sino tres grandes valedores. Esos posibles hándicaps no han hecho dudar al Real Club Celta, a cuyo filial dirigirá la próxima temporada. Una vez el salto de categoría no parecía posible, parece bastante lógico que, a igual división, apostara por volver a casa y hacerse cargo de un equipo ambicioso y filial de un Primera.
En Vigo dará un paso adelante y sustituirá a Alejandro Menéndez, una de las principales opciones de mercado que parece barajar para su banquillo el Real Valladolid, y más si Emilio de Dios, como parece, se convierte en director deportivo. El asturiano fue tercero con un Celta B hecho, como mínimo, para promocionar, sino para ascender, ya que contaba en sus filas con jugadores como Iván Villar, Diego Alende, Borja Fernández, Gus Ledes, Brais Méndez, Hicham o –sobre todo– Borja Iglesias.
De confirmarse el rumor, difícilmente ningún asiduo a Los Anexos podría entender la decisión de apostar por Menéndez y no por Albés, a quien la afición respeta y tiene bien valorado, después de la gran campaña realizada por su filial. Uno que en el que hay jugadores que, como él, llaman (han llamado) de manera insistente a las puertas de la Liga de Fútbol Profesional. A la que, como De la Barrera, más pronto que tarde, apunta.
