Herrera apenas rotó a los laterales Balbi y Moyano durante la temporada, pero con los centrales prefirió cambiar, sin llegar a dar con la pareja idónea

Para conseguir el objetivo, en caso del Real Valladolid el ascenso, se necesita un delantero que meta goles para ganar partidos. Pero ese ariete no será nada si no está bien escoltado por unos medios que le apoyen y una zaga que sepa guardar la puerta, puesto que el mejor ataque es una buena defensa. Y otra campaña más, esa línea, la defensiva, ha constituido uno de los defectos.
El Real Valladolid llegaba de un año difícil, en el que no tuvo ninguna opción de llegar a disputar el play-off de ascenso y evitó solo a última hora un catastrófico descenso a la Segunda División B. Y, sobre todo, con unos números defensivos que llamaban a un cambio urgente: 57 goles encajados.
El resultado: diez goles encajados menos en esta campaña, pero con muchos matices. Empezando por los laterales. Con menos rotación que nunca. Moyano acumula 3.654 minutos y Balbi, 3.437, números inusuales en este club, ya quedesde la temporada 2000/01 un lateral no rozaba –que no superaba– esa cantidad de tiempo en el campo. Fue Javier Torres Gómez (3.330).
Ese afán por no rotar en esa posición ha provocado que la cifra de Moyano sea histórica. Ha conseguido ser el segundo jugador de campo con más minutos en toda la Segunda División, únicamente por detrás de Zapater. Solo se ha perdido 126 minutos en toda la liga, y eso que no ha sido ni mucho menos el más aclamado por la afición, a veces todo lo contrario, aunque esa condición de capitán le ha hecho indispensable en el once.
Los tres jugadores con más de 3.600 minutos en la Liga 1|2|3:
- Zapater (Real Zaragoza): 3.733
- Moyano (Real Valladolid): 3.690
- Yuste (Mallorca): 3.636
Pero ni él ni Balbi cumplieron las expectativas marcadas. El argentino empezó bien la campaña, destacando su atrevimiento a la hora de subir y su acierto a la hora de centrar balones al área, algo que a Moyano le ha costado mucho más. Pero acabó la temporada a un mal nivel, y con un gol en propia puerta, ante el Mirandés, que aún ronda su cabeza y la de todos los pucelanos.
Esa fue la ocasión que más cerca estuvo de un gol, ya que ni él ni Moyano vieron puerta en toda la temporada.
El protagonismo de Álex Pérez
Hasta seis parejas distintas de centrales se vieron en los distintos onces del Real Valladolid. Aunque ninguna del todo eficaz. Tal es así que en una jornada, ante el Nàstic, Herrera decidió alinear defensa de cinco, en esa etapa en la que se hablaba de que el equipo tenía que ser más cerrado y más directo. Pero perdió y no se volvió a usar ese trío de centrales.
Álex Pérez fue quien más minutos acumuló (2910) y eso que le costó entrar en el once. Herrera prefirió empezar la temporada con Lichnovsky y Rafa como centrales. Pero con la inclusión de Pérez y Guitián el promedio de goles encajados mejoró una brutalidad. En la primera vuelta, tan solo un gol en ocho partidos en los que esa pareja partió como titular.
Y por ello Herrera decidió seguir en la segunda vuelta, pero el plan se desmoronó. De estar inasequibles a ser protagonistas en las goleadas ante el Levante (0-4) y ante el Sevilla Atlético (2-6). Por ello, Lichnovsky regresó al once –tras el experimento fallido de la defensa de cinco– y jugó junto a Álex Pérez hasta el tramo final, con un promedio de menos de un gol por partido (0’83, el mejor de entre el resto de pareja).

En suma, es muy difícil que un equipo alcance sus metas con una defensa irregular, sin identidad, que no sabe si lo mejor es seguir la línea de mantener la posesión, tocar atrás, arriesgar –como en temporadas anteriores–, o mandar pelotazos arriba para buscar al delantero, como ocurrió a final de temporada con De Tomás, olvidando muchas veces el medio del campo.
Y por ese motivo – y por muchos otros –, el Real Valladolid continuará otra temporada en la categoría de plata. Si finalmente Álex Pérez se queda, será una gran noticia, sobre todo por sus números en la primera vuelta, aunque queda mucho que hacer para volver a armar una defensa que haga olvidar a los veteranos Rueda y a Valiente que, para muchos, siguen presentes. No es para menos.
