Competitivo y ambicioso, el entrenador del Real Valladolid DH habla bien del desempeño de sus jugadores, pero piensa en seguir creciendo tras el resultado favorable contra el Unión Adarve
El Real Valladolid de División de Honor consiguió su primera victoria del curso en Los Anexos contra un Unión Adarve que no lo puso fácil durante parte del encuentro. El resultado fue tan claro como merecido para los de Víctor Fernández, que debieron trabajar para contrarrestar las particularidades del rival.
El análisis del extremeño fue bastante general, partiendo de la base de que vio “muchas cosas para mejorar”. “Vimos al inicio de la pretemporada que defensivamente nos cuesta mucho, y otra vez lo hemos visto. Del medio hacia arriba tenemos jugadores que marcan las diferencias, que juegan bien y son capaces de marcar goles, pero equipos de este tipo nos cuesta mucho defenderlos”, dijo.
Así, el Unión Adarve generó problemas con sus envíos frontales, tanto en segundas jugadas como en acciones a balón parado, en los que hubo “fallos” que provocaron que por momentos el resultado fuera “disputado”. En lo positivo, en cambio,se encuentra que “con balón y el marcador a favor” el conjunto blanquivioleta crea mucho peligro.
El cuerpo técnico local detectó al descanso lo que estaba sucediendo y lo habló con sus jugadores en el vestuario, lo que permitió “mejorar mucho, defender mejor el balón parado” y evitar sufrir tanto atrás como en la primera parte, “en la que con muy poquito creaban ocasiones”. “No se puede pedir más. Lo normal es que te creen problemas cuando el balón parado en su campo lo ponen al área. No es fácil defenderlo cuando uno no está acostumbrado”, arguyó el histórico ’21’.
Con todo, Víctor se mostró “sorprendido” con los nervios que tuvo con balón un equipo “que anda bien” con él, aunque él mismo razonó a qué se puede deber: “Quizá al resultado de la semana pasada y a que en casa quieres demostrar cosas”. Y así lo hizo: el Real Valladolid insistió en su propuesta y goleó merecidamente, lo que refuerza la idea de juego.
“Somos un equipo que arriesga más que los demás, que juega en campo contrario y siempre con el balón, lo que hace que te puedan pillar con menos jugadores por detrás, pero es la manera de que aprendan y mejoren para subir el escalón, que es el objetivo“, explicaba el técnico en este sentido.
Así, el triunfo da “confianza a los chavales” para reafirmar “una manera de jugar a la que quizá nunca habían jugado”. “Hace falta coger confianza con los resultados. Ellos saben que contra el Almendralejo merecimos mucho más; sabían que habíamos hecho buen partido, pero si no ganas de nada te sirve“, ponderó Fernández.
Contar con Pablito, “un jugador que marca las diferencias”, ayuda, aunque, reiteró el entrenador, “quedan muchas cosas por mejorar”. “Competitivo y ganador”, Víctor explicó que su idea pasa por ver “a un Real Valladolid competitivo y que esté lo más arriba posible”, tras aludir al gran margen de mejora con el que cuenta para “mejorar cosas”, como algunas que lleva viendo “desde pretemporada”.
“Vinimos a pasear al perro”
Dani Alonso, entrenador del Unión Adarve, se mostró bastante más crítico con sus jugadores, principalmente por el hecho de que mostraran intensidad ‘a pulsos’. “Vinimos a pasear al perro en vez de a competir y en dos tiros encajamos dos goles merecidos por parte del equipo local. Reaccionamos, tuvimos un mano a mano para el dos a uno y la falta del gol nos dio mucha estabilidad y generamos incluso alguna para empatar, pero si no dominamos los detalles estamos muertos, como se vio en el segundo tiempo“, lamentó.
En el descanso comentaron que habían hecho “treinta minutos buenos y diez muy malos”, lo que les privó “de empezar por delante en el marcador”. Se repusieron bien y nada más comenzar la segunda parte tuvieron alguna ocasion más, “pero otra vez el rival no perdonó en la primera llegada que tuvo” y, a partir del tres a uno, “bajaron los brazos”, algo que en esta categoría “no se puede permitir”.
Alonso definió la derrota como “muy dolorosa” y explicó que a la vuelta seguramente volvería dándose cabezazos contra el cristal del autobús. Aunque encontró algo a lo que agarrarse, sin ser un consuelo: “Prefiero perder un partido por seis a uno que seis por uno a cero”.