El delantero cafetero es una de las grandes amenazas del Granada, después de todo un verano de dudas finiquitadas con una foto con Oltra al más puro estilo Piqué-Neymar

Una nube de dudas se cernió sobre Adrián Ramos cuando se vio certificado el descenso a Segunda División del Granada Club de Fútbol. No era para menos, dado que el internacional colombiano había llegado en el mercado invernal con la vitola de fichaje estrella, y lo que es tan importante o más: precedido por un desembolso superior a los diez millones de euros por parte del Chongqing Lifan, entidad china propiedad del también dueño de la entidad nazarí, el asiático Jiang Lizhang.
Durante los primeros meses de préstamo, el hasta hace pocos meses jugador del Borussia Dortmund marcó cuatro goles en catorce encuentros, que no sirvieron para la consecución del objetivo, pero sí para recordar siquiera someramente al futbolista que había brillado en el Hertha de Berlín años atrás.
Convencerle para que no se marchara y edificar el proyecto que debe devolver al Granada a Primera no iba a ser fácil. De hecho, durante semanas en Los Cármenes soñaron con juntar a Joselu y Charles, finalmente firmado por el Eibar, como delantera de garantías para buscar dicho ascenso, después de que Tony Adams –entrenador del descenso– y el dueño del club hicieran notar la dificultad de que Ramos siguiera.
“Aquí estoy contento. Quiero continuar con un proyecto que tiene muchas aspiraciones”, había llegado a afirmar él, pero ya se sabe, donde dije digo, digo Raúl de Tomás, las semanas pasaron y se llegó a incorporar a la pretemporada, pero, llegado agosto, parecía estar más fuera que dentro, después de unas declaraciones en las que confirmó que había pedido salir, e incluso se creyó con bastantes visos de que fuera a ser real que se iría al Levante, donde iba a ser sustituto de Roger Martí, de nuevo lesionado de gravedad.
Y entonces llegó la foto. Esa que se encuentran arriba a la derecha de sus pantallas, difundida el veinticinco de agosto imitando a la ya manida instantánea en la que Gerard Piqué decía que Neymar se quedaba hasta en el mensaje. “Sí, se queda”, decía, como se puede ver debajo. En ella, José Luis Oltra señala las letras chinas del patrocinador. Como si todo hubiera sido un cuento chino. Como si, sin su dueño asiático, hubiera sido posible.
Sí, se queda#EternaLucha#TengoUnaCorazonada❤️ pic.twitter.com/uxJ510xQGF
— Granada CF ❤️⚪️ (@GranadaCF) August 25, 2017
Pero, ¿qué gana el Granada con él? Aunque suene evidente, una amenaza. Doble, si se tiene en cuenta que junto a él forma Joselu, pichichi de la categoría la temporada pasada en el CD Lugo a las órdenes de Luis César Sampedro. Una que se destaca por la movilidad y rapidez de Joselu y por la potencia física del colombiano, fuerte y capaz en el juego de espaldas o de picar al espacio, además de versado en el remate y en el juego aéreo.
Suplente en las primeras jornadas, por las citadas dudas sobre su futuro inmediato, debutó como titular contra el Barça B hace dos semanas y marcó su primer gol contra el Tenerife la pasada jornada, lo que si bien no tiene que extremar cautelas, porque su calidad ya es conocida, sí es indicativo de algo: si se ha quedado es para lo que estaba llamado, para golear y tratar de ascender.
