El Real Valladolid fue capaz de ponerse por delante en dos ocasiones ante el Real Madrid, que lo intentó hasta el final

Foto: Víctor Álvarez
El Real Valladolid de División de Honor consiguió un meritorio punto contra el Real Madrid en una actuación valiente, que no sorprendente, en la que los pupilos de Víctor Fernández mostraron una gran bravura y creencia en la idea de su técnico.
Esa, que pasa por tener el balón, lo que implica que no lo tenga el rival, algo que se logró por momentos y se intentó siempre. De esta forma, el ‘Divi’ salió presionante para recuperar y manejar el cuero en campo rival, y pronto dispuso de la primera ocasión. La tuvo Rafa, tras un pase de Pablito, en el primer minuto.
Poco más tarde, en el tercero, Adri presionó a Moha Ramos, que se asustó y se la regaló al delantero palentino para que marcara el uno a cero. Cuando lo hizo, seguramente a Guti, entrenador visitante, se le aparecieron fantasmas del pasado en la banda, con el recuerdo de su anterior visita en Zorrilla, que tampoco comenzó bien.
La pugna por la posesión se fue decantando poco a poco a favor de los merengues, eso sí, sin que los blanquivioletas se lo pusieran fácil. La intensidad, para los dos equipos, era una obligación.
Y así, intenso, salió el Madrid por banda izquierda, tras provocar una pérdida de Víctor, el juego viró hacia dentro y terminó en el pecho de Pedro, el espigado delantero, que se la dio de cara a César Gelabert, que filtró un pase a la espalda de los centrales, donde apareció Alberto en la diagonal para ganar la partida y poner el empate.
Hasta el descanso, con motivo de la lucha citada, el choque entró en un intercambio de golpes que llevó a Javi a impedir el tanto de Gelabert, a Pedro a encontrarse con el palo y a Rafa, en una carrera potente en respuesta a un envío en largo y en diagonal de Óscar de Frutos, a obligar a Moha Ramos a intervenir de modo meritorio para evitar el segundo de los locales.
El juego de ambos era atractivo, de toque, ambicioso y en busca de la puerta rival. La imagen del Real Valladolid estaba siendo buena, más si se tiene en cuenta que el Real Madrid, sin tener su día, estaba dando buena cuenta de la calidad de su plantel. Podía pensar alguien que era cuestión de tiempo que la balanza se decantara del lado del grande, pero los vallisoletanos se agarraban a su buen hacer y al empate previo ante el Aravaca de los visitantes para creer.
Al poco de comenzar el segunda tiempo, el Divi volvió a golpear, en un contraataque por la banda izquierda bien dirigido por Rafa, que se adentró en el área, pero, con tino, cedió para que Adrián Herrera volviera a ver puerta y elevara su cuenta a los siete goles en estas cuatro primeras jornadas (es pichichi). El tanto desembocó en que Guti apostara por cerrar con tres defensas para tratar de remontar.
El ímpetu madridista y su afán por voltear el marcador, unido al evidente cansancio local, que se notó sobre todo en los centrales y en el volante tapón, permitió que poco a poco los visitantes ganaran metros, debido a que el tridente defensivo no podía achicar con la solvencia anterior. Por ello, el juego se inclinó hacia la puerta de Javi, que vio cómo Mario, aunque solo, cruzaba en exceso en lo que pudo ser la igualada.
Con todo, Cebri salvó bajo palos el segundo, que aun así terminaría llegando. Lo hizo César Gelabert, en una jugada extraña, después de que prolongara un compañero un balón aéreo y él rematara en una posición que algunos reclamaban como antirreglamentaria por posible fuera de juego. Al Madrid le quedaba todavía un último arreón, pero tuvo que ser con diez por la roja vista por Alberto tras un insulto a Arnáiz.
Seguramente piensen los visitantes que jugar con diez el tramo final sesgó sus opciones de ganar, y puede que así fuera, aunque bien pudo terminar en inferioridad el Real Valladolid, en su caso, por la fatiga muscular que acusó sobre todo Cebri. El compromiso del central le llevó a acabar el partido y a cuajar, como sus compañeros, una gran actuación que pudo culminar con los tres puntos, aunque el renacer del final del Divi no encontró el premio del gol, y quizá fuera lo más justo para los méritos contraídos por ambos conjuntos.
Con este empate, y sobre todo por cómo se dio, el Real Valladolid de Víctor sigue ilusionando y se confirma como un candidato a ocupar las posiciones altas de la clasificación, en las que querrá seguir asentándose la próxima semana con un triunfo ante la UD Santa Marta en el primer derbi de la temporada.
Real Valladolid: Javi; Óscar de Frutos, Cebri, Tena, Nieto; Orea, Arnáiz (Raúl, min. 85); Rafa (Dali, min. 59), Pablito, Víctor (Campos, min. 69); y Adri (Álvarez, min. 78).
Real Madrid: Moha Ramos; López (Chus, min. 68), Dela, Zabarte, Jordi; Moha, Vacas (Mario, min. 56); Alberto, César Gelabert, Miguel Baeza (Augusto, min. 56); y Pedro.
Goles: 1-0, min. 3: Adri. 1-1, min. 19: Alberto. 2-1, min. 55: Adri. 2-2, min. 80: César Gelabert.
Árbitro: Pablo Javier Hernández Álvarez, asistido en las bandas por Alberto Martín Diéguez y Borja de Blas Olmedo, del colegio vallisoletano. Amonestó a los locales Víctor y Arnáiz y al visitante Zabarte y expulsó al madridista Alberto por insultar a Arnáiz.
