Anuar parte con ventaja para cubrir la vacante del andaluz, según Luis César, aunque Cotán cuenta también con opciones de encontrar su hueco en el centro del campo del Real Valladolid
La baja de Luismi, aunque subsanable, parece sensible para un Real Valladolid que empezó a crecer con él en el centro del campo. Los cuatro partidos de sanción abren una ventana a otros jugadores que tendrán el tiempo suficiente por delante como para reivindicarse y asentarse. Eso sí, no cabe esperar unas prestaciones idénticas: no hay dos medios iguales. Ni siquiera dos perfiles idénticos.
Si acaso, los hay un tanto próximos, aunque seguramente los perfiles más cercanos sean justamente los de Borja y el del propio Luismi, el ausente, por tratarse de dos futbolistas dotados en lo físico, con condiciones defensivas y lo suficientemente capaces como para formar un doble pivote de equilibrio. Porque en los partidos que han jugado juntos se han destapado como eso, equilibrados, quizá con la excepción de lo sucedido en la primera mitad en Vallecas, en la que, al contrario de lo que había pasado contra el Córdoba, el equipo, no solo ellos, fue incapaz de detectar que el partido requería distintos hábitos con balón.
Este miércoles Luis César ha reconocido que Anuar parte con más opciones de ser quien entre en el once, en una comparecencia ante los medios en la que también ha hablado del conocimiento que van teniendo los rivales de su propuesta futbolística. En lo que atañe a la sala de máquinas, y con Luismi en el once, ya se ha analizado aquí parte del comportamiento de los mediocentros habituales del Real Valladolid. Las posibilidades de que Anuar sea titular aumentan justamente porque lo modificaría.
Porque Anuar es distinto. Aunque no ignora las especificidades tácticas del puesto, puesto que siempre ha jugado en él, es el desorden, lo cual de por sí no es malo. A primera vista puede suscitar alguna reticencia sobre su juego, debido a la necesidad de que cuente otro jugador que equilibre todo lo que él no lo hace, si bien, generado el contexto apropiado, es un futbolista único en el plantel; ninguno está dotado para la conducción como él, o no por lo menos en tantas fases.
Si Luismi no aparece en exceso en la primera, la de salida, destinada a Borja, el ceutí puede ofrecerla con frecuencia, como alternativa hacia el primer pase hacia el gallego, o ser esa segunda línea de pase –primera tras el de Masip– que es el andaluz. Y, por su físico, más ligero, podrá recibir y girarse incluso si hay una amenaza sobre él, algo que a Luismi le cuesta más. Precisamente porque es más liviano no necesita de la alternativa de la salida lateral para que el balón le llegue limpio y de cara: él solo se fabrica el movimiento. Incluso, no necesita esta recepción: prefiere salir en conducción.
En los partidos en los que ha actuado a las órdenes de Luis César se ha comprobado que busca su encaje a través de la circulación pretendida del balón, aunque es inevitable pensar que si es de la partida el cuero correrá menos que otras veces, pues tiende a retenerlo buscando atraer para luego cambiar de ritmo. Cuando cambia, intenta acercarse lo más posible al carril del diez o al siguiente poseedor, al que siempre ofrece un apoyo. A cambio, lo que ocurre a sus espaldas o en zonas interiores requiere de la atención de un tercero.
Aunque la sabe jugar en corto y la conducción le lleva a ello por cuanto se acerca al compañero, busca la generación de ventajas que se conviertan, si no en el último pase, por lo menos en el penúltimo, precisamente aquello que se le demandaba en el pasado y que ha encontrado con su evolución el curso pasado. La contraprestación de llegar tan lejos con su movilidad es que el caos que genera, del que algunos entrenadores son poco amigos. De hecho, para llegar a tomar la decisión de que sea titular antes Luis César habrá tenido que conocerlo bien: debe generarle ese contexto que no todos los técnicos están dispuestos a generar a un recién llegado al fútbol profesional.
Ahora bien; si la toma, si apuesta por él, a cambio de tomar algún que otro riesgo con balón, el equipo ganará agresividad tras pérdida, aquella que expone el ceutí una vez los blanquivioletas no son poseedores, y que puede permitirle liderar la presión en campo contrario muy arriba o bien ensuciar la posesión del rival una vez superada la primera línea. Y es que si posicionalmente no es el más disciplinado, no se puede decir que no sea generoso sin balón; intenso, acude veloz al repliegue y no dudará en hacer faltas tácticas.
Cotán y el bastón de mando
Existen otras cuestiones a valorar si Anuar es el elegido, como la forma en que pueda mezclar con quienes jueguen por delante. Si Luis César apuesta por un mediapunta al uso, existe un riesgo de congestión si además los extremos vienen adentro. Aunque, por otra parte, si por ejemplo el escogido para sustituir a Iban Salvador es Míchel, cabe apelar a su experiencia y al conocimiento de las ocupaciones del ‘8’ y del ’10’ para subsanar lo que pueda darse en este sentido.
En todo caso, el técnico gallego citó a Antonio Cotán como alternativa, una que haría ganar en circulación, puesto que tiene unas capacidades mayores que las de Luismi y aquel con quien compite por sustituirlo para mezclar con los de su misma zamarra. Aun con ello, sería, con matices, la opción más continuista, toda vez que preservaría mejor el deseo del equipo de tocarla sin retenerla en exceso y le haría ganar pausa, sin ralentizar necesariamente el juego por ello.
El exsevillista puede aparecer también en las distintas fases (salida, creación y generación) previas a la finalización. Es menos volátil y vertical, aunque igualmente dinámico, en su caso, trazando más líneas de pase quizá que Anuar. Y, sobre todo, estaría llamado a dominar en campo rival como ‘fuente’, frente a la condición de ‘canal transmisor’ del ceutí, puesto que si ‘Anu’ la lleva, de él y de su clarividencia los pases brotan.
Su ligereza física y sus características más ofensivas no le incapacitan para ofrecer equilibrio al equipo, aunque en el pierde en la comparativa en el primer plano. No obstante, si lo que quiere Luis César es tener el bastón de mando, es una opción igual o mejor que cualquier otra –más remota, como Suly o Míchel– que se pueda presentar.