La baja de Luis Suárez propiciar que Miguel ocupe su posición natural en la delantera del Promesas en Talavera de la Reina

Miguel Rivera, técnico del Real Valladolid Promesas, contará este fin de semana con la baja del que hasta ahora venía siendo el delantero centro titular, Luis Suárez, por acumulación de tarjetas amarillas. El punta cafetero ha sido de la partida en los nueve encuentros disputados hasta la fecha y ha marcado dos de los siete goles que lleva el filial, que hacen de él el quinto equipo que menos marca de todo el Grupo I de la Segunda División B.
No obstante, esta ausencia puede motivar que se vea a Miguel por fin de nueve, su posición natural y un hábitat del que ha sido desplazado en este inicio de temporada también con Carlos Salvachúa, predecesor de Rivera en el cargo. El andaluz debe decidir, pero puede ser, al fin, su hora, la hora de estrenarse como goleador en la categoría y de comenzar a despegar de manera definitiva en un partido, el que enfrentará al Promesas al Talavera en el que podría superar los mil minutos en la división de bronce.
El tudelano, que acaba de cumplir dieciocho años en septiembre, ha vuelto a ser convocado por la selección sub 19 para una serie de entrenamientos que se desarrollarán en la próxima semana. Y difícilmente encontraría mejor manera de volver a enfundarse la equipación nacional llegando a la Ciudad del Fútbol de Las Rozas tras haber marcado su primer gol. Ocasiones por ahora ha tenido; desgraciadamente, ninguna materializada.
Bien es verdad que esa cuestión citada, el actuar en banda –en la izquierda unos cuantos partidos, en la derecha en el último– le está penalizando, ya que si bien es un futbolista físicamente poderoso y con buena zancada, su hábitat natural se encuentra en el área. Así, jugando por fuera hasta ahora no ha sido capaz de explotar al máximo sus condiciones, debido a que a menudo los defensas tienden a minimizar sus opciones de salir vencedor de la disputa tratando de evitar que salga hacia adentro, hacia la portería rival, también, porque el desborde en estático no es su principal fuerte.
Precisamente el desborde es lo que más le diferencia de Luis Suárez, realidad que no le hace peor, solo distinto. No obstante, esto lleva a pensar que si juega arriba el juvenil el equipo debería modificar la forma de atacar para adaptarse a sus condiciones, seguramente optando por una vía más directa o vertical. Su capacidad para fijar centrales y sujetar o prolongar el esférico cuando lo recibe permitiría que siguieran dándose las transiciones vistas en otros envites, aunque cambiando a menudo la conducción y uno para uno con balón controlado (de Luis Suárez) por la carrera de la segunda oleada. Y, junto a ello, podría o incluso debería promover más la acción por bandas con jugadores más habituados a ocuparlas.
En todo caso, parece la alternativa más natural y la opción más propicia para acallar el runrún que hay en torno a su posición, puesto que en la grada de Los Anexos no gusta que la suma de minutos venga dada desplazado a un costado, y menos cuando quien actúa en punta es un jugador cedido, en lugar de uno de los principales valores de la cantera como es él. Dejando esta cuestión a un lado, el de Talavera puede ser un choque para reivindicarse y mostrar aquel crecimiento que maravilló en pretemporada con el primer equipo y que casi provoca que ‘vuele’ después del interés de la Juventus de Turín.
En definitiva, si Miguel Rivera así lo estima, llegó su hora. La hora del nueve.
