El conjunto de Tarragona reúne en su plantilla a jugadores de diferentes lugares del mundo, en total suman trece nacionalidades diferentes
Más de una vez se oye en la radio o en la televisión, se lee en los periódicos y en las redes sociales que el fútbol une generaciones, pueblos, culturas, que estrecha lazos entre aficiones, sean de donde sean, porque aunque con diferentes colores, todos comparten una misma pasión. Y el fútbol también une a escalas más pequeñas, por ejemplo, dentro de un vestuario.
¿Se imaginan convivir con compañeros de trabajo de once países diferentes? Pues eso hacen todos los días los jugadores del Nàstic de Tarragona, un equipo donde el vestuario mezcla hasta trece nacionalidades diferentes.
Ya, la temporada pasada, en el seno del club grana se contaron trece nacionalidades, a saber: española, japonesa, gabonesa, argentina, chilena, nigeriana, macedonia, costamarfileña, camerunesa, francesa, marroquí, georgiana y croata.
Cuando finalizó el campeonato, los catalanes acabaron en la decimocuarta posición y pasaron un tramo complicado porque el descenso a Segunda B acechó durante demasiado tiempo. Al final, fichar a tantos jugadores de países tan diferentes pudo pesar en el entendimiento de los jugadores entre sí y al propio entrenador.
Si el año pasado Vicente Moreno tuvo que lidiar con un inicio de liga complicado por numerosos factores, indudablemente, el idiomático fue uno de ellos; esta temporada Lluís Carreras primero y Rodri desde la quinta jornada, también tienen que ‘luchar’ con tener a tantos futbolistas cuya lengua materna no es ni el castellano ni el catalán. Con la decimosegunda jornada finalizada, y tras el partido aplazado frente al Barça B que tuvo que suspenderse por falta de seguridad el uno de octubre, el Nàstic de Tarragona suma doce puntos y es decimoctavo en la tabla. Con respecto a la temporada pasada, tan solo había logrado una unidad menos pero era el farolillo rojo.
No cabe duda de que la diferencia entre la Segunda División del año anterior y este es evidente, pero también influye bastante que los jugadores, tan diferentes entre sí y con culturas muy variadas, se conocen más y mejor. En esta temporada también hay trece nacoinalidades diferentes y tan solo se han intercambiado cuatro. Gabón, Argentina, Croacia y Marruecos ya no tienen ‘representación’ en el vestuario grana, mientras que Brasil, Italia, Angola y Azerbayán han pasado a formar parte del mapamundi en el Nou Estadi.
Curiosa las dos últimas, puesto que no hacen referencia a dos jugadores diferentes, sino a uno, que es Eddy Silvestre. El centrocampista cuenta con no una, tampoco dos, sino tres nacionalidades. Es español, puesto que nació en Roquetas de Mar, es azerí porque su madre procede de ese país al que representa con el combinado nacional y es angoleño porque su padre nació en ese país africano. Sin ninguna duda, el mediocentro representa en una sola persona el rico intercambio cultural que se puede ver, día a día, en la primera plantilla del Nàstic.
Una vez más, el Nàstic de Tarragona ha demostrado ser un club cosmopolita, donde confluyen personas de diversas naciones y costumbres. Ahora, también quiere demostrar que es un equipo capaz de ganar lejos de su casa, algo que solo ha conseguido una vez en esta temporada. Fue al Córdoba en el Nuevo Arcángel y le endosó la friolera de cinco goles.