El filial suma tres puntos tan merecidos como sufridos ante un Racing de Ferrol herido

El verano, y su prolongación, no fueron floridos. Atrás quedaron otros tiempos a los que algunos no les gustará recordar, como si hacerlo fuera pecar. Pasó el otoño en un visto y no visto, las hojas de los árboles se precipitaron de sus ramas sin que pareciera que fuera aquella estación, como si en la ciudad dividida por raíles no la hubiera. Llegó diciembre, con él el invierno y el frío.
En lo alto, los primeros copos; en Los Anexos, los primeros mocos. Y al fin, una victoria, una que es un soplo de aire fresco y no por temperaturas bajas. Después de verse negado en noviembre, al menos en cuanto a resultados, el Real Valladolid Promesas venció al Racing de Ferrol con el mismo merecimiento con el que pudo haberlo hecho en otros partidos anteriores.
Pese a su condición de filial, y a su juventud, lo hizo sufriendo como un adulto, con el rigor de un veterano salvo algún pequeño lapsus como el que derivó en el tanto departamental. Quizá no gustó, pero es que no tocaba. Tocaba ser serio, y lo fue todo lo que pudo; sostuvo la mirada a un rival más experimentado y aparentemente con más calidad aunque también necesitado.
El primero en errar (que no en reír) podía perder, y esta vez la fortuna fue menos esquiva que otros días. Si otras veces el Promesas tiene la primera y la falla, no fue así en esta ocasión. Una brillante acción individual de Mayoral en el carril del diez acabó con un servicio a Luis Suárez, que en el sector izquierdo se adentró en el área y golpeó fuerte y preciso al otro palo para hacer el uno a cero cuando apenas habían pasado cinco minutos.
El tanto fue un impulso, no para dominar el esférico, pero sí el escenario. El filial pisó firme, se sintió fuerte navegando con el resultado a favor y cediendo al rival el balón, que no el espacio. En otra buena jugada, tres minutos después, Mayoral pudo hacer el segundo, pero no atinó. La defensa, entendida esta como labor y no como línea, sí acertó a detener y desbaratar todo aquello –poco– que intentaban los ferrolanos, cuyo primer tímido disparo llegó desde lejos manso a las manos de Tanis.
El correr del reloj acompañaba a un Real Valladolid B que defendía acompasado, sereno y sin hacer concesiones. Y de vez en cuando, cuando había confianza y espacios –nunca sin una de las dos cosas–, salía a buscar el segundo. Luis Suárez lo intentó, pero falló, como Joselu ante la defensa de Velásquez al borde del descanso en la intentona más peligrosa de los gallegos. Mario Robles, en un balón parado, remató al palo, con la mala fortuna de que el rechazo no alcanzó a Miguel y viceversa.
Nada más comenzar la segunda mitad ‘Lucho’ estuvo de nuevo a punto de ver puerta, aunque Ian Mackay detuvo fácil. Y acto seguido llegó el empate, obra de Beitia, recién ingresado y que dio otra cara al Racing de Ferrol. Cazó en la frontal un despeje deficiente de Apa y lo alojó en las mallas de Tanis a la altura de la escuadra. Otra vez igual…
… o no, porque Miguel Rivera se encargó desde la banda de intentar que así fuera. “Sabemos y lo hemos hecho antes”, repetía como un mantra a voz en grito. Beitia volvió a intentarlo para tratar de aplacar el afán blanquivioleta de quedarse con los tres puntos tras varios encuentros sin hacerlo.
Mario Robles, convencido del triunfo, de que tenía que ser para los suyos, obligó a Mackay a hacer un paradón tras otro cabezazo en respuesta a un saque de esquina. El central demostró ser uno de los jugadores más peligrosos de los blanquivioletas, ya que cada envío a pelota parada lo remataba con dirección a palos, como haría con una falta lejana poco tiempo después.

El filial no se salió del renglón; como si su caligrafía estuviese mejorando (como es debido), supo ver que los nervios pesan más que ayudan, y no cambió el ideario. Y obtuvo su recompensa. En un balón en diagonal hacia Miguel, el delantero cayó dentro del área y después de unos segundos en los que parecía estar pensándoselo, el colegiado señaló el punto de penalti.
Con personalidad, o con la confianza que le dio su buena actuación copera con el primer equipo, o con lo que quiera ver cada uno, Mayoral lo convirtió y echó al Racing del partido.
El conjunto departamental perdió los nervios al ver la cercanía de la undécima jornada sin ganar y por el ansia de comer chuletón no supo ver que podría acabar conformándose con llevarse a la boca algo menor como un empate. Aunque quizá, puede que también, influyó que ni siquiera en su mejor tramo amenazó de verdad a Tanis. Comenzó a revolverse, a torcer el gesto, como si eso no fuera de alguna forma desfallecer, y lo pagó.
Pudo incluso encajar un tercer tanto, ya que otra pena máxima, cortada por un patrón muy semejante, acabó con un envío de Alvarado manso a las manos de Mackay. El escasísimo tiempo que quedaba daba para que aquello pesara, pero el fútbol ya ha sido demasiado injusto demasiadas veces con el filial. Esta vez tocaba ganar.
Mayoral, en otra galopada por banda derecha, acabó sirviendo hacia el centro, a donde Miguel no llegó a tiempo. Fue ya en el añadido, en el que el Promesas no sufrió. Ya no. Por eso el pitido final generó alegría pero no un resoplido de alivio. Para suspirar ya habrá tiempo, quizá. En esta ocasión tocaba solo disfrutar del que es el segundo triunfo del curso, que da aire y engancha a los de Miguel Rivera a los puestos que le preceden. Para engancharse aún más deberán vencer el próximo domingo a la Gimnástica Segoviana, otra vez en casa, aunque después de tanto, lo primero es lo primero: paladear el dulce sabor de la victoria. Bendito diciembre y bendito frío, sobre todo si vienen más.
Real Valladolid Promesas: Tanis; Apa, Mario Robles, Velásquez, Cobo (Porto, min. 70); Mayoral, Miguel Marí, Alvarado, Samanes (Corral, min. 81); Miguel y Luis Suárez (Rubén, min. 84).
Racing de Ferrol: Mackay, Pascual, Jacobo Trigo, Nano, Maceira; Gonzalo (Beitia, min. 46), Sergio Otero (Alan, min. 67); Armental, Pablo Rey, Fran Sota; y Joselu (Mendi, min. 81).
Goles: 1-0, min. 5: Luis Suárez. 1-1, min. 50: Beitia. 2-1, min. 80: Mayoral.
Árbitro: Velasco Arbaiza, del colegio vasco. Amonestó a los locales Cobo y Miguel y a los visitantes Gonzalo, Nano, Jacobo Trigo, Joselu y Mackay, además de a Maceira y Pablo Rey, expulsados por doble amarilla.
Incidencias: Partido correspondiente a la decimoséptima jornada liguera del Grupo I de la Segunda División B, disputado en Los Anexos.
