Dennis Díaz llega al Real Valladolid Promesas con más de 150 partidos a sus espaldas en la Segunda División B

El Real Valladolid pretende dar un golpe de timón a la situación del filial que cambie la deriva actual por el puerto de la permanencia. Y para ello, entre otros cambios acometidos en su plantel, ha incorporado a Dennis Díaz, guardameta asturiano de veinticinco años y con más de 150 partidos en Segunda B.
Para ser exactos, 159 son los entorchados que suma en la categoría de bronce, que hablan de una experiencia a la que se ha encomendado la dirección deportiva para esta segunda mitad de la temporada. Ante la falta de tablas –entre otras cuestiones– que ha condenado al Promesas a la situación actual, se ha cambiado el patrón para tratar de buscar una salvación que permita un futuro mejor a quienes la hereden, si es que se consigue, en la línea de lo que sucedió años atrás con fichajes como los de Jorge Juliá o Higinio Marín, y, a su vez, se ha buscado firmar a futbolistas que aunque se salgan del renglón de la juventud, pueden destacar en la categoría y abrirse, con ello, las puertas de una superior.
Por ello, cabe esperar ambición y compromiso en los últimos en llegar; en los Domínguez y Moi o en un Dennis que ya sabe lo que es acariciar con la yema de los dedos la Liga de Fútbol Profesional, puesto que el blanquivioleta no es su primer filial. Y es que si bien su pasado más cercano transcurrió en la Peña Deportiva de Santa Eulalia, de donde procede, anteriormente militó en la cantera de Mareo.
Formado en el Sporting de Gijón llegó a ser convocado en hasta quince ocasiones por el primer equipo, del que llegó a ser tercer portero, aunque nunca, en Primera ni en Segunda, terminaría de dar el salto. Quince fueron los años durante los cuales fue escalando en los diferentes escalafones de las categorías inferiores rojiblancas, pero le faltó el último, a pesar de lo cual fue titular en el filial hasta el último día (el del descenso a Tercera).
Aquello provocó un periodo de inactividad similar al que vivió Julio Iricibar, exguardameta blanquivioleta, que, como él, contó con el interés de algún equipo e incluso con alguna oferta para jugar la pasada campaña. Sin embargo, ninguna acabó de concretarse, ni en España ni fuera de nuestras fronteras, de donde también le llegó alguna, y se pasó el año en blanco previo a su fichaje por la Peña Deportiva.
Allí su principal valedor fue su entrenador, Damián Mori, que después de hacerse con sus servicios lo definió como “un grandísimo portero”, a su modo de ver, avalado por su trayectoria en la categoría. Esa confianza, basada en “muy buenos informes” y en el visionado de distintos vídeos, como recogió entonces Diario de Ibiza, se confirmó con su titularidad en las diecinueve primeras jornadas. Cumplidas estas, perdió su estatus y en enero, pronto, se habló de la rescisión que le ha traído a Valladolid.
Los dos años opcionales posteriores al treinta de junio (cuando cumplirá veintiséis años) puede que sean circunstanciales o casi anecdóticos. Aunque no lo serán, desde luego, si la portería gana en jerarquía y seguridad con él debajo de sus palos. De ser así, renovado o no, a buen seguro le esperará un futuro mejor que aquel posterior a su salida en Gijón, aunque no se descarta que hasta entonces tenga aquel mismo rol. Por todo ello deberá luchar.
