El conjunto palentino que entrena Jonathan Prado y que alcanzó la cifra de doce victorias seguidas cuenta en sus filas con cinco jugadores de la provincia

El Cristo Atlético es, al menos hasta este domingo, el mejor equipo de España. Así lo corroboran las doce victorias consecutivas que ha logrado, cifra que no ha logrado alcanzar ningún otro conjunto en las cuatro primeras categorías del fútbol nacional. E incluso aunque esa racha se viera frenada frente al CF Salmantino no vería borrado su nombre de la historia del Grupo VIII de la Tercera División, puesto que nadie antes había logrado tal hito.
El meritorio registro ha llegado con cierto aroma vallisoletano, puesto que en el conjunto morado militan cinco futbolistas de la provincia: Pablo, Pelayo, Diego Gil, Ivi y Alvarito, estos tres últimos, llegados el pasado verano procedentes del Villa de Simancas. Y no solo están, sino que a participan con frecuencia a las órdenes de Jonathan Prado, quien fuera entrenador de la UD Sur o, durante las dos temporadas anteriores, del Real Valladolid B de la Liga Nacional. Como él, varios de sus jugadores pasaron por las categorías inferiores de la entidad blanquivioleta, como Zubi o Adrián, dos de sus futbolistas importantes, o como varios de los antes nombrados.

Pese al irregular inicio de campaña, poco a poco el cuadro morado ha ido despegando los pies del suelo hasta alejarse definitivamente de los puestos de abajo, una permanencia que siempre fue el primer objetivo y convertida actualmente casi en anécdota, puesto que esos doce triunfos, como no podía ser de otra manera, ha elevado a los palentinos a los cielos del grupo. Desde ahí arriba, ahora ya nadie niega que el deseo es repetir play-off, algo que se consiguió ya en el pasado fin de curso y que, como entonces, sería el culmen a una lucha contra no pocos equipos que cuentan con un mayor presupuesto y experiencia en cotas mayores.
Aquel mal comienzo no es ya más que una pesadilla; hoy todo es sueño. La única derrota en 2018 se dio contra el Atlético Tordesillas, que pugna también por estar arriba. Aunque con un partido más que sus rivales, dado que sí compitió en Semana Santa, en la que otros pararon por la Copa de Regiones UEFA, la solidez mostrada por el Cristo se ve también en que, con 33 tantos recibidos, la suya es una de las porterías menos superadas, pero sobre todo el que los 61 goles marcados lo convierten en el equipo más goleador después del Salmantino.

Volviendo a los vallisoletanos, en esta parcela es en la que destacan especialmente. No en vano, entre el ‘tridente simanquino’, formado por los Iván de Santiago, Diego Gil y Álvaro González, han marcado veintitrés goles: seis Ivi, ocho Gil y nueve Alvarito, lo que supone más de un tercio de los totales de un conjunto al que por momentos se le achacó la falta de un ‘nueve’. Ante la ausencia de uno que pudiera parecer realmente diferencial, buenos son sus números o los de otros compañeros que también ven puerta con asiduidad. Es más, en dos ocasiones, ante el Real Burgos y frente a La Bañeza marcaron los tres, en sendas goleadas por tres a cero y cinco a cero.
Con todo, a los palentinos les quedan seis finales –una menos que al Torde u otros– y un calendario en el que aún han de enfrentarse al Salmantino y al Astorga en su propia casa como rivales más duros, aunque sin desdeñar a los demás. Con la sensación del deber de la salvación cumplido, la presión depende del prisma con el que se mire. La ambición, conociendo a Prado, es toda. Visto lo visto, si se alcanza el objetivo, este será también un poco pucelano.
