Análisis del próximo rival del Real Valladolid.
“Si yo dirigiera a mi equipo, muchas cosas cambiarían”, hemos pensado todos alguna vez mientras jugábamos a ser entrenadores del equipo de nuestros sueños. Curiosamente, todo aquel que se viese con ganas podría intentar cumplir su ilusión en Girona desde el pasado diez de febrero.
¿Por qué? Josep Delgado, máximo responsable del club, ha puesto a la venta prácticamente el 100% de las acciones del Girona FC por la módica cantidad de un solo euro. El todavía máximo accionista, que ya se encuentra en negociaciones con varios interesados, se hizo casi con la totalidad del club catalán en 2010.
Desde entonces la inversión por parte de Delgado ha sido de ocho millones de euros, una cantidad a años luz de la posible venta actual. ¿Por qué perder semejante cifra económica? En boca del propio Delgado, es “por falta de ganas de seguir con el proyecto adelante”. De locos.
El Girona, en caída
De manera paralela a la rocambolesca actitud de Josep Delgado, el equipo no marcha bien en lo deportivo en absoluto. Es verdad que los jugadores cobran cada mes, los abonos son de los más baratos de toda la categoría, la afición tenía confianza al comienzo de la temporada… pero todo se ha venido abajo como un castillo de naipes.
El equipo albirrojo se encuentra penúltimo en la tabla con diecisiete puntos, los mismos que el colista Nàstic, ambos a seis del primer equipo fuera del descenso, el Villarreal B. El Girona es el tercer conjunto de toda segunda que menos goles ha marcado –23- y el quinto que más ha encajado –con 38-.
Pero estos números no muestran la cara más fea del equipo entrenado por Josu Uribe. El Girona es el único de toda la categoría que no ha conseguido ganar ni un solo partido fuera de casa en la presente campaña, lo cual hace más difícil su victoria este sábado si se suma al hecho de que el Valladolid sólo haya perdido un partido en Zorrilla.
La última vez que los albirrojos se llevaron los tres puntos data del lejano mes de diciembre, concretamente el día diecisiete, cuando en el derby ante los vecinos del Nàstic el Girona se impuso por tres goles a dos en un partido trepidante. Desde entonces nada. Caída libre, un presidente que quiere regalar al equipo y una afición que lejos de apoyar al equipo en momentos difíciles, empieza a fallar en cada vez más número para acudir a Montilivi.
Verano ilusionante
El Girona llegó a segunda hace ya casi cuatro años. Cuatro largos años en los que el equipo ha rozado el descenso a Segunda B en todos menos en uno, justo la temporada pasada.
El conjunto albirrojo consiguió un excelente vigesimoprimer puesto, el mejor de su historia en la categoría de plata, hecho que pareció más que suficiente para asumir algunos riesgos para la presente temporada. El club se deshizo de Despotovic, máximo artillero del equipo en la 2010/11 con dieciocho tantos, por 700.000 euros, traspaso que supuso la mayor cifra en una venta de toda la historia del Girona.
Se decidió blindar a los jugadores importantes con clausulas de al menos un millón de euros (hasta el momento la media de las clausulas era de 30.000 euros) y hasta se compró en verano un videomarcador para Montilivi. Con el club saneado y sin grandes gastos, el Girona comenzaba a acomodarse para el inicio de la temporada 2011/12 a segunda.
El comienzo era ilusionante. El problema es que no todo en el fútbol es cuadrar números y atar buenos fichajes. El balompié cuenta con un factor sorpresa, imprevisible, que puede otorgar la gloria a equipos pequeños y humildes o, por el contrario, castigar a aquel que parece haberlo hecho todo con cabeza. Este último es el caso del Girona.
Dentro de una gestión que se podría considerar como óptima, el conjunto catalán empezó a perder partidos. El equipo no ha jugado bien en lo que va de temporada, la afición empezó a cansarse, y todo lo que parecía un año de ensueño comenzó a convertirse en una pesadilla cuando el equipo cayó en puestos de descenso, en los que se encuentra actualmente.
Llegó enero, y Raul Agné caía por última vez en Huelva antes de ser destituido y suplantado por Josu Uribe. Desde su llegada, cuatro partidos. Un empate y tres derrotas. El Girona necesita una victoria como el comer, pero es evidente que el rival y el estadio de esta jornada no son los propicios.
El once esperado
Al contrario que Djukic, que no podrá contar con Nauzet Alemán ni Óscar González, Uribe podrá contar con todos sus efectivos de manera reglamentaria, al no tener ningún tipo de baja por sanción. Salvo sorpresa, el once inicial será bastante parecido al que ya usara el equipo catalán en El Estadio de los Juegos Mediterráneos hace una semana: Mallo; Luso, Tortolero, Rigo, Migue; Tébar, Dorca, Acciari, Jandro; Coro y Goiria.
Dani Erencia, habitual en el once desde su llegada, se perderá lo que queda de temporada tras tener que pasar por el quirófano esta semana por una rotura de ligamento cruzado anterior en la rodilla izquierda. Su recambio en el centro de la defensa, si así lo estima conveniente Uribe, será Tortolero. El central se une así a Ion Vélez y Richy, lesionados también de gravedad.
Curiosidad del rival de esta jornada: Puede que no esté siendo el mejor año para el Girona, pero el que sí está sacando provecho de la temporada es Ferrán Corominas. El catalán es pichichi del equipo con ocho goles, su mejor marca como jugador profesional. Sin duda, será el principal peligro para la portería de Jaime.
