El Real Valladolid se juega el pase a la final del play-off en El Molinón, con la renta de tres goles a uno de la ida, pero consciente de que no hay nada decidido

Se acabó la euforia. Fue bonita mientras duró, pero el partido del pasado jueves en Zorrilla ya debe quedar a un lado. Por supuesto, dentro de la galería de arte de este Real Valladolid de Sergio González, pero muy lejos de convertirse en algo a lo que sujetarse el domingo. Porque, de ser así, si el conjunto pucelano se relaja y se conforma con lo cosechado en la ida, corre el riesgo de que ese encuentro se quede en nada, y eso no sería justo.
Por ello, el domingo a las 20:30, cuando los pupilos de González salten al verde de El Molinón, tendrán la mente puesta en el presente. Si es necesario marcar o no ya se verá, pero lo que está claro es que el Sporting, ante su gente, y ante la obligación de remontar, va a echar el resto.
Porque si bien es cierto que los asturianos no apretaron la máquina en exceso en la segunda mitad en Zorrilla, si alguien piensa que ese es su tope anda muy desencaminado. Ya advirtió su técnico, Rubén Baraja, al término del partido, que “no se va a rendir nadie”.
Y, al igual que ocurrió en Zorrilla, para ellos un factor relevante será el apoyo de su afición, que servirá para intentar conseguir la remontada y así además terminar con una racha negativa de resultados. Solo han ganado uno de los últimos seis encuentros, aunque es cierto que en casa sí muestran superioridad. No tanto como en el mes de enero, pero sí la suficiente como para haber llegado hasta esta semifinal de play-off.
Pese a todo, tendrá enfrente a un Real Valladolid embalado, como se vio en la ida, y con la ilusión intacta de entrar en la final, más aún después de un gran resultado. Desde luego, consciente de que el tres a uno de la ida es una buena renta –no extraordinaria por el gol encajado–, pero también prudente. A los blanquivioletas les vale ganar, empatar o caer por la mínima, pero no perder por dos goles a cero ni por tres a uno ya que, al ser el mismo resultado de la ida, pasaría el Sporting al haber quedado por encima en la clasificación.
Lo que es evidente es que todo dependerá de quien maneje el ritmo del encuentro. No se espera a un conjunto pucelano volcado en ataque, pero tampoco sería buena idea echarse atrás para estar a merced del rival. De hecho, eso sucedió por momentos en el segundo acto en Zorrilla y ahí el Pucela se sintió incómodo. Además, tampoco es necesario, pues Sergio González cuenta con la velocidad de Toni Villa y Óscar Plano y la pólvora de Mata para jugar al contragolpe y marcar un gol que ponga a los de Baraja contra las cuerdas.
No caminarán solos

Y, por si acaso, siempre quedará Calero que, de estar al nivel del otro día es difícil pensar en remontadas. Aun así, habrá que ver la alineación que plasma un Sergio González al que se le presenta un nuevo “problema”: el regreso de Míchel, tras sanción. Así las cosas, y con las lesiones de Cotán, Deivid y Luismi, contará con veintiún jugadores: Masip, Becerra, Moyano, Antoñito, Kiko Olivas, Rotpuller, Calero, Borja Herrera, Nacho, Anuar, Borja, Míchel, Mayoral, Hervías, Gianniotas, Ontiveros, Toni, Óscar Plano, Chris Ramos, Toni Martínez y Mata.
Por su parte, Rubén Baraja convoca a toda su plantilla para el “partido de la temporada”, como ha definido en rueda de prensa, con el fin de ponerle las cosas lo más difíciles posibles a un Real Valladolid que, eso sí, no caminará solo.
Y es que si hay algo que hace aún más épico este inicio de play-off es la comunión de club y afición blanquivioleta. Si ya respondió en el último partido de liga ante Osasuna, volvió a hacerlo con más fuerza el pasado jueves y demostrará una vez más su apego en Gijón.
Porque, si el Pucela ‘quería más’, desde luego ellos también, hasta el punto de que 500 aficionados acompañarán a sus jugadores en El Molinón, para ser partícipes de la fiesta en caso de victoria o acompañar a sus jugadores si no se logra el objetivo. Otra nueva demostración de que esta hinchada se hace notar en los momentos importantes, después de aguantar horas de cola y ganarse el viaje.
Y con él, una entrada al estadio cargada de sentimientos: de emoción –hasta el final, seguro–, de sufrimiento –esta afición de eso sabe mucho– y, sobre todo, de pasión por un Real Valladolid que vuelve a estar cerca de meterse en una final de play-off.
Y los que no tengan entrada podrán ver por el canal Movistar +/Partidazo un choque que estará dirigido Sagués Oscoz, un colegiado que no trae buenos recuerdos a los vallisoletanos, ya que fue quien expulsó a tres jugadores blanquivioletas en la eliminatoria de play-off frente al Las Palmas hace tres temporadas.
Sí, aún quedaría otro paso, el más difícil e importante contra el Numancia, pero eliminar a un Sporting que lleva toda una temporada codeándose con los mejores de la categoría, supondría una hazaña imponente que hace dos meses nadie podía soñar. El Real Valladolid está a noventa minutos –quién sabe si más– de meter su primer pie en Primera División, cuatro años después.
