El Real Valladolid cuenta en sus noventa años de historia con míticos futbolistas que dejaron huella por sus números, su pasión y su sentimiento blanquivioleta
Noventa años dan para mucho. Vaya que sí. En nueve décadas, el Real Valladolid ha cambiado de casa, ha llorado con las derrotas, ha reído con las victorias, con los ascensos, como el conseguido hace unos días. Ha cantado goles, maldecido los disparos al travesaño y ha llevado los colores blanco y violeta a lo largo de toda España. Noventa años dan para mucho. Vaya que sí, sobre todo para disfrutar de algunos futbolistas y entrenadores, cuya relevancia en el club les convirtió en auténtica historia del Pucela. He aquí un repaso por los más destacados, los que dejaron su huella en un equipo que está de doble celebración: vuelve a Primera y sopla las velas.
Difícil comenzar este listado sin presentar al llamado “Gran Capitán”, Alberto Marcos Rey. Probablemente uno de los hombres que más ha defendido el sentimiento pucelano y eso que vino de un pequeño municipio madrileño. Capaz de levantar a la grada por su solidaridad en defensa, liderazgo y entrega, el lateral izquierdo ostenta el récord de ser el jugador que más partidos ha disputado con el club, en concreto 471, o lo que es lo mismo: más de cuarenta mil minutos vistiendo la misma camiseta.
Sus quince temporadas consecutivas al frente del equipo solo las iguala otro mítico futbolista, Luis Mariano Minguela, que junto con José “Pepe” Moré y Alberto Torres Gómez, completan el registro de nombres con más encuentros a sus espaldas: 385 el primero, 393 el segundo y 354 el tercero.
De ellos poco se puede decir más que se dejaron la piel por defender los intereses vallisoletanos. Minguela, por ejemplo, debutó con apenas 17 años en la primera plantilla durante la temporada 77/78 y conquistó la Copa de la Liga en 1984, un título que también consiguió levantar su compañero Moré. Este último fue el timón del vestuario durante los años 70 y 80 y tras forjar su leyenda como jugador pasó a dirigir el banquillo durante seis temporadas.
De su misma época son los deportistas Manuel Llácer, mítico guardameta que vivió el ascenso de Tercera a Segunda en la 70/ 71 y de Segunda a Primera en la 79/80, y Antonio Santos, que vivió diez campañas en la plantilla hasta asumir labores de dirección, primero como míster del Promesas y después con otras múltiples tareas entre las que destacan las de director deportivo, segundo entrenador con Pepe Moré, consejero y portavoz del club, junto a nuevas responsabilidades administrativas, lo que se traduce en 40 años dedicados en cuerpo y alma al Real Valladolid.
Como Santos, otro que pasó del césped a la caseta del técnico y cuya calidad le enmarcan como una de las antiguas leyendas de este conjunto es Gerardo Coque: interior derecho de inmenso talento, que llegó a disputar la primera final de la antigua Copa del Generalísimo el 28 de mayo de 1950. Coque, además de por su fútbol, entró en la historia blanquivioleta por ser el primer jugador del cuadro castellano en ser seleccionado para jugar con España en junio de 1952. El segundo en hacerlo sería Francisco Lesmes, hermano de Rafa Lesmes y central del club entre los años 50 y 60, el cual dejó tras de sí doce temporadas consecutivas y 319 partidos como blanquivioleta, de ahí que en 2003 fuese galardonado por el actual presidente con la insignia de oro y brillantes.
Goles y más goles
Por otro lado, en lo que a goleadores se refiere, no se pueden obviar mitos como Emilio Morollón, delantero de raza con un remate espectacular que registró unas cifras absolutamente vertiginosas: 94 dianas en 198 partidos. Le sigue Víctor Fernández, ahora entrenador del División de Honor y el último de los diez blanquivioletas citado por la Roja. Este ariete, asistente en el gol más rápido de la Liga, firma de Joseba Llorente, acumuló doce temporadas en Zorrilla que aderezó con 91 goles. Muchos de ellos los anotó en la división de oro. De hecho, Víctor, con 52 tantos, se quedó a tan solo cinco unidades de ser el máximo goleador del Real Valladolid en Primera, galardón que conserva otro hito: el croata Alen Peternac, famoso por su repóker en el encuentro del 3-8 ante el Oviedo del 1995.
El propio Peternac sería testigo, al año siguiente, de una de las mejores temporadas de la historia del Real Valladolid, cuando el vestuario consiguió clasificarse, por tercera vez, para una competición europea, quedando séptimo en la tabla. Gran parte de la culpa de esta hazaña la tendrá el míster rosarino Vicente Cantatore, entrenador que ya había guiado a sus chicos hasta la final de la Copa del rey de 1989 y cuyo magnífico recorrido por el banco del Pucela contrasta con su polémico despido, producido en un programa de radio en directo un 15 de septiembre de 1997.
El recuerdo de Cantatore aún persiste en muchos de los corazones de los aficionados de la ciudad del Pisuerga. También el de otros hombres como José Luis Saso, portero que no solo dejó en las memorias sus brillantes partidas, sino que, tras colgar los guantes en 1958, decide dirigir al equipo. Lo hace en varias ocasiones (1958-1960, el curso de 1969-70, la campaña 1976-77 y cuando se consiguió el ascenso a Primera en 1993). Su vinculación con la entidad le llevó a convertirse en secretario técnico y posteriormente en presidente entre 1965 y 1967, labor a la que se añadió la creación de la escuela de fútbol base en la ciudad.
Quizás gracias a su esfuerzo, los aficionados blanquivioletas pudieron ver cómo, en 1982, el canterano Jorge Alonso, tras salir desde el banquillo, anotaba el primer gol del Nuevo José Zorrilla a falta de cinco minutos de finalizar el encuentro. Quizás alguno de los apellidos anteriores sirvió de referencia Álvaro Rubio, eterno caballero sobre el campo con más de 270 partidos como titular. Las carreras de jugadores dignos de álbum como Fernando Hierro, García Calvo, Caminero, Peña, el extranjero que más choques ha disputado con la entidad o Eusebio, el genio de la medular que a su regreso a Valladolid levantó los aplausos de Zorrilla la última vez que se vistió de corto, corroboran la importancia de un equipo, que aunque humilde, contó con jugadores de leyenda.
Noventa años dan para mucho. Vaya que sí, más el tiempo sigue corriendo y quién sabe si pasadas las décadas esta lista recoja entonces muchos más capítulos y protagonistas. De momento, no hay que irse muy lejos para incluir uno nuevo: Jaime Mata, con 42 goles en 76 partidos ha conseguido meterse en el podio de delanteros con mejor ratio goleador por detrás de Manuel Badenes, con 39 en 64 partidos, y Julián Vaquero, con 52 en 87.