El gol del madrileño, en el añadido, permite al Real Valladolid empatar un choque que se le había puesto cuesta arriba con el tanto de Aduriz, desde los once metros, al filo del descanso
Dice el refrán que la esperanza es lo último que se pierde, y el Real Valladolid parece haberse abonado a ello en los últimos meses. La enésima demostración, en San Mamés, donde el gol de Óscar Plano sirvió para sumar un punto en un choque en el que el Athletic Club se adelantó con una genialidad de Aduriz desde el punto de penalti justo antes del descanso.
Los de Gaizka Garitano saltaron al verde con una presión alta, urgidos por su situación en la clasificación, luchando desde el primer momento por la posesión y dominio del choque.
Los blanquivioletas, con las líneas muy juntas, trataron de jugar con esa ansiedad a través del control del esférico y, como adelantó Sergio González en la previa, alternó el juego combinativo con acciones más directas.
Con el paso de los minutos, los rojiblancos dieron un paso al frente, encerrando al Pucela, que trató de inquietar a Herrerín con jugadas a la contra.
Sin embargo, los leones fueron incapaces de traducir el dominio en ocasiones de peligro, aunque tampoco los vallisoletanos lograron que su plan funcionara. Un disparo de Capa, tras un pase atrás de Aduriz al borde de la línea de fondo, que se estrelló en Jordi Masip y un remate desviado de Raúl García tras una falta lateral fueron las dos únicas oportunidades con las que el Athletic intentó adelantarse en el marcador.
Pero, cuando parecía que habría que esperar a la segunda mitad para que el electrónico se moviera, Munian recibió un centro lateral de Capa que terminó con el balón impactando en las manos de Keko. Mientras el colegiado confirmaba su decisión con el VAR, Aduriz corría a colocar el esférico en el punto de penalti.
La ‘ley del ex’ volvió a cebarse con el Pucela. El donostiarra, en una muestra de gran confianza pese al delicado momento de su equipo, amagó la carrera y, sin dar un solo paso para atrás, ajustó el cuero al palo izquierdo del cancerbero blanquivioleta, que nada pudo hacer para evitar que terminara en el fondo de las mallas.
Sobre la bocina, Plano volvió a ejercer de salvador
La segunda mitad arrancó con el mismo guión que el primer acto: monopolio rojiblanco de la pelota, encierro blanquivioleta atrás y poco fútbol. Cumplida la primera hora de choque, Sergio movió ficha buscando más frescura en el ataque y dio entrada a Daniele Verde por Leo Suárez.
Apenas habían pasado tres minutos cuando Enes Ünal recibió un centro de Keko dentro del área, dejó de cara para Óscar Plano, que remató ajustado al palo izquierdo, pero la madera repelió el esférico. Acto seguido, Íñigo Martínez intentó sorprender a Masip con un disparo lejano, acción a la que respondió Ünal, ganándole la posición al propio ‘4’ con un control con el pecho, aunque con un remate demasiado desviado.
Con el reloj en contra, Sergio decidió poner toda la carne en el asador con un doble cambio en el que Borja y Antoñito sustituyeron, respectivamente, a Keko y Moyano. Sin embargo, el grifo de las ocasiones se cerró y el choque volvió a sumirse en un estado de inactividad en el que todo parecía de cara para el Athletic.
Y entonces, apareció Plano. En una jugada embarullada, con muchos rechaces, el madrileño remató un balón que, previamente, había pasado por las botas de Nacho y Ünal. Entre la euforia blanquivioleta, la parroquia rojiblanca reclamó fuera de juego, pero la normativa señala que, cuando un defensor se encuentra fuera del terreno de juego de manera voluntaria, como Dani García, su posición es tenida en cuenta como si estuviera dentro del campo, lo que anularía la hipotética posición antirreglamentaria del madrileño.
Así, sobre la bocina, sin perder la esperanza hasta el último segundo, el Real Valladolid despide un 2018 de ensueño con un punto, sumando ya veintiuna unidades que le dejan un poco más cerca del objetivo de la salvación.