Real Valladolid y Villarreal buscan una victoria que les devuelva la confianza y les permita sumar unos puntos esenciales para el objetivo de la permanencia
Apenas ha pasado una semana desde el “desbarajuste” de la visita a El Alcoraz en la que se vio la peor versión del Real Valladolid esta temporada. Un poco menos desde que el Villarreal consiguiera un insuficiente empate en casa ante el Espanyol. Agua pasada, en cualquier caso, pero partidos que han aumentado la importancia del próximo duelo entre estos implicados. El viernes a las 21:00 horas la vigesimotercera jornada de Liga abrirá con un partido crucial para las necesidades de blanquivioletas y amarillos.
Con un Pucela que se dejó llevar demasiado por la victoria ante el Celta o, como apuntó su entrenador, Sergio González, que confió demasiado en “el colchón” de aquel triunfo tan redentor. Y con un Villareal que atraviesa la mayor crisis de puntuación de su historia en Primera. El choque de este fin de semana apunta a ser una pelea por conseguir una bocanada de aire que permita a ambos seguir nadando en las turbulentas aguas de la máxima categoría.
Un balón de oxígeno para quien consiga llevarse el gato al agua. El ansiado triunfo permitiría a los vallisoletanos recuperar sensaciones y evitar la zona roja de la tabla. Para su rival supondría pulsar el botón de reinicio y comenzar a sumar puntos que le hagan salir del descenso. En definitiva, un enfrentamiento vital para los objetivos de estas escuadras: la permanencia.
Porque si bien es cierto que el Villareal prometía luchar por propósitos más ambiciosos antes de iniciar el año, al menos de acuerdo al nivel de su plantilla con nombres como Cazorla, Asenjo, Fornals o Bacca, las cifras que arroja el equipo solo permiten pensar en la salvación como meta prioritaria. A día de hoy el submarino firma diecinueve puntos. Una sequía sin precedentes en la historia pues es el peor registro de esta escuadra desde la 2011/12, cuando los valencianos sumaban veintiséis puntos a estas alturas.
Solo hay que echar un rápido vistazo al año pasado para darse cuenta de la diferencia de puntuación. Por estas fechas, en la anterior campaña, el Villareal era el quinto clasificado con casi con el doble de puntos (37). De hecho, los malos datos del club en la primera vuelta se saldaron primero con la destitución de Javi Calleja, a quién sustituyó Luis García Plaza como entrenador del primer equipo. Este último no consiguió cambiar la dinámica de resultados y fue recientemente cesado para dar de nuevo la bienvenida a Calleja. Una situación cuanto menos rocambolesca que demuestra la apuesta de la directiva por contar en el banquillo con un rostro conocido de cara a levantar la situación.
Algo menos compleja es la realidad pucelana. Los de Pisuerga, de nuevo los menos anotadores de la Primera División, se sitúan en el puesto decimocuarto. Siguen teniendo buenas estadísticas a nivel defensivo, aunque el póker de goles recibido en tierras aragonesas y los fallos cometidos en varias jugadas abrieron el debate sobre un descenso de la eficiencia atrás. El míster González achacó los errores a un despiste eventual. Un “baño de realidad” que bajó de las nubes a la plantilla para recordarla que solo el trabajo y el esfuerzo reciben recompensa.
Ahora los locales tienen la oportunidad de refrendar las palabras de su técnico y demostrar ante su público que efectivamente lo de Huesca fue una simple falta de concentración. Además, el espectador de Zorrilla ansía ver terminar el problema de cara a puerta y celebrar el que sería el primer gol del fichaje Sergi Guardiola. El delantero ya rondó el gol la anterior cita en su estadio y apunta una vez más a titular en el once.
Junto a él, la responsabilidad anotadora recaerá sobre otros nombres como Óscar Plano o Enes Ünal. El jugador turco, cedido en el Pucela por el club castellonense, sí ha entrado en la convocatoria pues sendas partes acordaron que la “cláusula del miedo” solo sería efectiva en el choque de La Cerámica.
En el apartado de bajas cabe destacar la del sancionado Fernando Calero, al que muy seguramente sustituya el joven Joaquín, y la de Duje Cop, que se queda una semana más fuera de la lista de seleccionados. Por otro lado, en el plantel de Calleja no estarán ni el capitán Bruno ni Trigueros, con una sobrecarga en el abductor.
El colegiado Hernández Hernández será el encargado de arbitrar el encuentro. Uno que tiene antecedentes favorables al Real Valladolid. Las nueve visitas de este rival al estadio vallisoletano dejan un balance de seis victorias locales, dos empates y tan solo una derrota.
Asenjo vuelve a su casa
Una vez más el público del José Zorrilla podrá ver de corto al que fue uno de sus grandes productos de la cantera: Sergio Asenjo. El palentino, criado en las categorías inferiores del Real Valladolid, consiguió debutar en Primera con la zamarra blanquivioleta en la temporada 2007/2008. Su estreno, casualidad o no, frente al Villarreal, en un encuentro que acabó con victoria y en el que el cancerbero logró dejar su portería a cero.
Tras su paso por clubes de nivel como Atlético de Madrid o Málaga, el meta español ha conseguido asentarse en la plantilla castellonense y demostrar que es uno de los mejores en su puesto. Perseguido por numerosas lesiones en su rodilla, el jugador ha conseguido levantarse y alcanzar un gran nivel que incluso en determinadas circunstancias ha llamado la atención popular hasta tal punto de ser una de las reclamaciones para completar el cupo de porteros elegidos para la Selección.
En Valladolid dejó un balance de 58 goles en 47 partidos y consiguió además entablar un vínculo especial con la afición. Este viernes Asenjo regresa por tercera vez a la que fue su casa. Lo hará con mucha más experiencia y con más años a sus espaldas, aunque desde la grada muchos seguirán viendo a aquel joven que con apenas diecisiete años se enfundó los guantes para saltar al campo de un estadio que le llevará siempre en sus pensamientos.