Las naranjas se jugarán la segunda plaza en la última jornada tras un flojo partido en el que el Rayo B remontó en cinco minutos el gol inicial de Ali
Más de uno se olía el desenlace de este capítulo horas antes de arrancar el choque. Alguno ya intuía bien que si algo podía salir mal, iba a salir mal, porque era consciente de que si no se estaba concentrado al cien por cien iba a salir trasquilado de Vallecas, el campo maldito. El objetivo está cumplido, el ascenso se ha materializado, pero los partidos no se ganan solos, ni siquiera aunque ya se disfrute de la Primera División B.
Salvo que el Atlético B pierda este domingo ante el Pozuelo, el Parquesol se jugará la segunda plaza en la última jornada. Merecidamente, pues se complicó la vida tras perder de manera justa ante el Rayo B, posiblemente en el peor encuentro de la temporada que, encima, empezó con ventaja visitante –así lo quisieron Barbi y Ali en el primer minuto– pero que terminó con un escenario bien distinto.

Cuando el balón de Ali tocó las mallas, llegó la nada. Como si de ver pasar el tren se tratase, las de Rubén Jiménez pasaron sin pena ni gloria por un campo que a este equipo se le resiste sean cual sean las circunstancias.
Quién lo iba a decir en el primer minuto, después de asistir a la genialidad de Barbi, que le regaló el gol a Ali, dejando una vez más su sello allá donde va. Vaya sorpresa. El público presenció atónito la gesta del Parquesol. No se le puede llamar de otra forma al hecho de dejar la heroica esta vez para empezar a trabajar sobre la bocina, la inicial en este caso.
Tal era el desconcierto que hasta el propio equipo naranja se quedó perplejo de la situación y del susto recibió el empate en la jugada posterior. La defensa no supo qué hacer con el balón y lo regaló, de lo cual se aprovechó el Rayo B y Alicia remató a placer en el área pequeña. Adiós ventaja; bienvenida Ley de Murphy, que se aplicó tan solo cinco minutos más tarde.
Encima a balón parado, esa secuela que parecía ya superada. No acertó a despejar la zaga una pelota aérea que aterrizó sin excesiva fuerza, Lorena se metió hasta la cocina y Patri definió, confirmando la empanada naranja. Colorín colorado, este cuento se ha acabado, y no se había pasado ni del prólogo.
Porque desde entonces no salió nada, pese a que la idea estaba clara: enviar balones a la extremo para superar a una defensa vallecana adelantada, que no acertaba al tirar la línea del fuera de juego pues siempre quedaba una retrasada. El Parquesol había visualizado el camino, mas no se llevó a la práctica, también porque ninguna estuvo a su más alto nivel, ni siquiera las habituales como Yarima o Sandra. Estaban contagiadas por una pájara naranja que se iba a prolongar el resto del choque.
Solo Charle se acercó a la remontada

Mientras tanto, la ex naranja, Porto, asistía cómodamente al encuentro desde la portería local, sin tener que intervenir. Solo se topó con Charle en un mano a mano al filo del descanso en el que la soriana falló el último control y se quedó sin opciones de encarar la meta. Esa misma situación se repitió en la recta final del convite, con el mismo resultado.
Falló, es verdad, pero al menos fue la única que tuvo oportunidad de hacerlo en una segunda parte donde, a excepción de esa acción, ni Parquesol ni Rayo B dispararon a portería, si bien es evidente que las culpables son las que iban por detrás en el marcador, pese a que por momentos eso no se apreciaba en la actitud.
Ni siquiera en los minutos finales, territorio naranja, se produjo una reacción exagerada. Todo eran balones largos que sacaba la línea defensiva local, férrea, sin fisuras y que sufrió en contadas ocasiones.
Tuvo que romper una botella Rubén Jiménez para que alguna jugadora se diera cuenta de que algo estaba en juego, pero ni así metió miedo su elenco, que perdió la ambición pese a tener en su mano jugar el último partido en un ambiente festivo y, prácticamente, de regalo. Sin embargo, ese presente está más que envenenado.
Lo positivo es que valdrá el empate para ser segundas ante un Atlético B al que, esta jornada ante el Pozuelo le da lo mismo ganar que empatar, pues dependerá de ellas acabar en el puesto de plata si vencen en el Saso. Tras someterse a la Ley de Murphy, las naranjas tienen la oportunidad de acabar la temporada con sobresaliente y no con notable alto. Nadie duda de que la gesta ya está conseguida, pero si algo ha demostrado esta plantilla es que de ímpetu va sobrada.
Este domingo, en Vallecas, se mostró falto de ese aspecto y volvió a perder por tercera temporada consecutiva, esta vez para darle emoción a la jornada que concluirá la temporada, y en sus manos está que se pueda convertir en un gran Domingo de Resurrección y, por supuesto, de celebración.
Rayo Vallecano B: Porto; Úbeda, Esther, Marta, Teruel; Mónica, Ana, Patri; Alicia López (Carmen, min. 90), Lorena (Alexia, min. 80) y Julia.
CD Parquesol: Lucía; Carla (Ali Rey, min. 62), Noe, Iria (Maka, min. 71); Barbi, Nata, Charle, Sandra, Yarima; Ali y Carolina (Rivas, min. 62).
Goles: 0-1, minuto 1: Ali; 1-1, minuto 3: Alicia López; 2-1, minuto 7: Patri.
Árbitro: La colegiada del encuentro amonestó con tarjeta amarilla a Marta y a Porto, del Rayo Vallecano B.
Incidencias: Partido correspondiente a la Jornada 25 del Grupo V de la Segunda División Femenina, celebrado en la Ciudad Deportiva del Rayo Vallecano ante alrededor de 200 espectadores. El calor hizo que el encuentro tuviera dos parones, uno en cada parte, para la hidratación.
