El Levante endosa la primera derrota a un buen Real Valladolid favoreciéndose de un rechazo que golpeó en el dorso de Pedro Porro antes de caerle a Sergio León. Morales sentenció en el descuento

El Real Valladolid cayó en el Ciutat de València en un partido, no obstante, correcto, en el que el Levante UD aprovechó mejor las ocasiones que se le presentaron que los blanquivioletas, que volvieron a competir en el buen grado de las dos primeras jornadas, con peor fortuna, porque a la tercera salida consecutiva cayeron, eso sí, sin merecerlo.
Fue buena la puesta en escena del Real Valladolid, queriendo ser protagonista a través de la posesión. Lo fue por lo menos hasta el parón por hidratación, con varias progresiones que querían virar a la izquierda, donde Waldo estrenaba titularidad esta temporada. Sin embargo, a pesar de una primera aparición de Rubio, fue el otro pacense, Pedro Porro, quien tuvo una mayor incidencia en el peligro blanquivioleta.
Así, el flamante internacional sub 21 –lateral desde el inicio por primera vez– primero evitó que Roger pudiera dominar un buen balón bombeado que amenazaba con dejar al exblanquivioleta en franquía ante Masip y más tarde sirvió un centro preciso hacia el segundo palo que casi se convierte en gol de Sergi Guardiola, que remató alto en la ocasión más clara del primer tiempo al margen del tanto invalidado por fuera de juego al propio Guardiola.
Antes de eso, antes de que se cumpliese el ecuador de la primera mitad, Salisu pasó su primer peaje. Si se puede decir que no lo pagó es porque Borja Mayoral estaba en posición antirreglamentaria en el arranque de la jugada, lo que hizo que el VAR invalidase la acción y Roger Martí se quedase con las ganas de buscar su tercera diana de la temporada tras el penalti que el ghanés hizo a ‘El Comandante’ Morales en el único error que cometió. Aunque Ünal también tuvo que contener el grito sagrado, lo cierto es que los minutos finales del primer tiempo fueron mejores para un Levante que fue de menos a más y buscó mucho a Rochina, su jugador más destacado.
Después del entretiempo la tendencia se acrecentó; los levantinistas, en los primeros minutos, pisaron mucho terreno blanquivioleta gracias al mando de Campaña, que pronto se disolvió. Fuera antes el huevo o la gallina, un remate de Sergi Guardiola al que Aitor Fernández respondió con una gran parada en la mejor intentona del encuentro. Antes del infortunio, Enes Ünal en una falta directa bien cobrada volvió a rozar el gol y Plano disparó otra vez alto después de una gran acción de Toni por la izquierda.
Entonces, encaminados ya hacia el final, Bardhi percutió por la izquierda y sirvió un centro que golpeó en la espalda de Pedro Porro. El rechazo se convirtió en desgracia después de caerle a Sergio León, quien apenas tuvo que esforzarse para rematar y poner el uno a cero. El desequilibrio no era, o al menos parecía, el merecido. Siendo justos con el Levante, lo suyo sería un empate. Que buscó el Pucela. Con ahínco en cuanto a intenciones, si bien no tanto si se tienen en cuenta las oportunidades.
Como Míchel se fue apagando –una lástima; gran primera mitad la suya–, Anuar entró por él. Y Miguel hizo lo propio por Nacho, lo que hizo que el dibujo al final fuera muy ofensivo, con solo tres al fondo. Pero como los granotas además son un buen equipo, que sabe defenderse bien y –sobre todo– transita mejor aún, en el tiempo agregado llegó la puntilla, esa sí, indudablemente inmerecida, con un remate de Morales, que remachó tras el rechazo de Masip y torcía definitivamente el morro a los blanquivioletas. Y eso que sabían que el partido había sido correcto.
De ahí la sensación agridulce que deja, el poso de que el camino es el correcto, aunque más lo hubiera parecido en caso de haber puntuado. Cuatro puntos de nueve, no obstante, son una cosecha que todo el mundo habría firmado, de tal modo que no hay que hacer sangre durante el parón. Al contrario: a la vuelta Alcaraz y Sandro ayudarán, seguro, a seguir creciendo.
