Contracrónica del Real Valladolid 1-4 Athletic Club
Esta vez me he saltado una de las normas que siempre tenía. No he escrito estas letras después del partido del Real Valladolid. He esperado más de 24 horas para hacerlo. Necesitaba tiempo, verlo desde el lado más frío y no desde el lado más caliente, ese en el que te encuentras cuando termina un encuentro. Salí furioso del José Zorrilla. Y no fue por los jugadores ni por el árbitro ni por el entrenador. Fue por el resultado. No nos merecimos un golpe tan fuerte como ese injusto 1-4. Sí, injusto. Porque el Pucela jugó uno de sus mejores partido. Fue otro equipo. Más pendiente de las tareas de elaboración y llegada que de las defensivas, esas que han caracterizado a esta plantilla y que tanto dolor de cabeza ha levantado entre la afición, no en mí. Twitter pedía a gritos un juego más ofensivo, más valiente y con más descaro. Ahí lo tenéis. Solo nos faltó el gol, la esencia de este deporte. Los tuvo casi todos Ünal, para mí el mejor en ataque pese a sus groseros fallos. Pero no le entraron. Por obcecarnos en la portería de Unai Simón nos olvidamos por momentos de la de Masip. Así llegó el primero, cuando algunos aficionados todavía estaban aparcando sus coches. Y el segundo, en un error repartido entre Salisu y el guardameta. Por otro fallo de ambos llegó el tercero, el más doloroso, el que terminó con la esperanza. Si Williams no marca ese gol, el equipo empata.
Si el Real Valladolid atacara y defendiera igual de bien durante 90 minutos quizá estaría peleando por jugar Europa y no por la permanencia. Ante el Athletic, se preocupó más de lo primero que de lo segundo y le castigaron. Este equipo ha demostrado que es capaz de defenderse de los ataques de cualquier equipo de Primera. Este Pucela nace desde la defensa, sobre la que se hace fuerte la plantilla de Sergio González. Así hemos jugado y salido victoriosos ante nuestros rivales en la tabla. Los Eibar, Celta, Leganés, Espanyol y Mallorca. Y así también hemos puntuado ante Real Madrid o Atleti. Esta es la esencia del Real Valladolid de Sergio y, si la perdemos, lo acabaremos pagando. No podemos exigir que este equipo cambie su estilo de la noche a la mañana. El domingo lo intentó, nos gustó mucho, pero nos golearon sin merecerlo. Quizá haya que intentar repartir ambas facetas. Hacer un mix. No perder lo bueno que tiene el equipo en defensa y saberlo mezclar con los detalles que se vieron en Zorrilla. Pero hay una cosa que no cambia, aunque hayamos perdido los dos últimos partidos de liga –ante los dos finalistas de Copa del Rey–: este equipo no descenderá. Si jugamos con la misma ilusión mostrada ante el Athletic el próximo sábado cuando viajemos a Leganés, o dentro de dos semanas cuando nos visite el Celta, nos llevaremos los seis puntos. Somos mejores que ellos y lo debemos demostrar. Son dos finales.
El último párrafo se lo dedico a los jugadores. El primero, Pedro Porro. ¡Qué futbolista! ¡Qué pena que no hayamos podido disfrutarlo 20 partidos más! ¡Qué rabia! Me encantó su partido. Sin duda, el mejor de todos. Así lo voté en la encuesta que hicimos en redes sociales. Dominó la banda derecha de principio a fin y nos sorprendió con un abanico de centros de todos los tipos. Por desgracia, Ünal o Sandro no engancharon ninguno. Se me erizó la piel cuando exigía el apoyo de la afición. Este chico está muy enganchado al equipo y eso que no ha contado nada para el míster. También me gustó Sandro, que no lo dejó de intentar en todo momento. Aunque hubo varias jugadas en las que no entendí su apatía, es la estrella del equipo y lo volvió a demostrar. Se inventó un gol de la nada para darnos alas. Tampoco defraudó Joaquín, algo que ya no es noticia. Y Hervías, que pide más minutos, revolucionó al equipo con su entrada. Ojala Sergio recuperé a Waldo. Me vino a la cabeza ese chicharro que marcó la temporada pasada en un escenario igual…
