Contracrónica de la salvación del Real Valladolid
Faltan dos jornadas de Liga por disputar, pero el Real Valladolid ya ha terminado su temporada particular. El objetivo ya está cumplido: Pucela es de Primera, al menos hasta el próximo verano. Es el momento perfecto para analizar, elogiar y otros muchos criticar el curso de aquellos que han hecho posible la permanencia. De la directiva y sus fichajes. Del entrenador y sus estrategias. De los jugadores y su actuación sobre el césped. A principio de temporada se marcó la salvación como el eje del proyecto y se ha conseguido. No se le puede poner ningún ‘pero’ al club. Cumple lo que promete, ni más ni menos. Pero quizá ahora, que en Valladolid somos un poco ansiosos, nos apetece oír que el equipo aspira a algo más. Espinar ha dejado caer que se invertirá dinero en la próxima plantilla. A Ronaldo se le escapó un día que en cinco años optaríamos a jugar por Europa. Poco a poco esa idea se tiene que ir plasmando. Eso sí, que no toquen lo que funciona y se sacien en buscar soluciones al problema del gol.
Sergio González debe seguir al frente del Real Valladolid. Su último amuleto, aquel jersey tricolor en tonos grisáceos, ha dejado paso a una barba espesa post confinamiento que por fin ha recibido la visita de la cuchilla. El míster ha demostrado que con muy poco se pueden hacer grandes cosas. Su fútbol no ha sido brillante, es verdad, pero ha convertido a nuestro equipo en uno de los más competitivos sobre un terreno de juego. ¿Que defiende demasiado? ¿Que no es valiente con el balón? ¿Que busca el empate desde el minuto uno? Pues a lo mejor, pero le ha funcionado para lograr el objetivo, sí, la permanencia, lo repito una vez más para que no se nos olvide. Su apuesta férrea por los viejos rockeros y su idea de no dar minutos a hombres que se exigían desde Twitter son solo dos de esas cabezonerías que solo él veía y que le han dado al final la razón. Por eso Sergio es el entrenador…
La salvación es mérito de la defensa. Mucho más que del ataque. En la temporada pasada el Real Valladolid fue el equipo que menos goles marcó del campeonato. Para compensar esta ausencia de gol se añadió a Sandro a la pareja formada por Ünal y Guardiola. Llevaba sin marcar dos años y todos creímos que recuperaría su olfato en Zorrilla. Es un crack y lo demostró desde el primer día. Pero la suerte no ha estado de su lado: tres goles en Liga y uno en Copa en veinticuatro partidos, es decir, 0,16 tantos por encuentro. Guardiola, muy similar, tiene un promedio de 0,18 goles por partido (seis tantos en 33 choques). Algo mejor el turco, que con ocho goles en 35 partidos, tiene de media 0,22 por encuentro. De momento, solo el Leganés ha marcado menos que el Pucela. Ronaldo y MAG deben ojear el mercado y traer a un delantero que prometa de verdad goles. Sin ellos no se gana y si no se gana los objetivos más ilusionantes son imposibles. De momento, Sekou Gassama, cedido en el Fuenlabrada, donde ya ha enseñado alguna de sus cualidades, debe tener un hueco en la plantilla. Y como él, Kike Pérez, la gran revelación del último tramo.
Son las dos incorporaciones directas que veo ahora mismo. Pero lo dicho, habrá que bucear en el mercado y buscar, entre otras cosas, un lateral derecho, ver si la opción Carnero para la izquierda es buena, si se necesita otro central, si se quiere reforzar los dos extremos y sobre todo, intentar cerrar un jugón para la medular.
Con la salvación asegurada, todas las miradas se fijan desde ahora en el Promesas. Hay que ganar al Barcelona B en Málaga sea como sea. Baraja se lo merece.
