El Real Valladolid se enfrenta al Villarreal con las importantes bajas de Nacho y Janko y sin la posibilidad de dar un nuevo tropiezo que complicaría, aun más si cabe, su actual panorama

Lejos de que el Día de Todos los Santos implique una tarde relajada, que tome distancia del frenesí diario y de la depresión que traen consigo los lunes, la jornada que se le presenta este segundo día del mes de noviembre al Real Valladolid bien puede ser una de las más comprometidas de los últimos años. O ganar o el caos viene a ser la consigna impuesta a la fuerza desde hace unos días, porque la clasificación así lo demanda y porque encima la combinación de resultados este fin de semana obligan más que nunca a que el Pucela logre una victoria.
Este lunes, sobre el césped de La Cerámica, los chicos de Sergio González se juegan el todo por el todo ante el Villareal. Y lo hacen con la dificultad añadida que supone tener a media defensa lesionada y con la presión que conlleva tener los ojos de una afición, que contemplará, desde la lejanía del sillón, si hay remedio a la crisis o su equipo se sigue desangrando.
Porque sí, hay crisis. Y eso es algo que constatan los números, además de un juego a veces paupérrimo que ha puesto entre la espada y la pared a un Sergio González que se ha tenido que vestir de buen fajador para esquivar las críticas y para aislarse, con mayor o menor éxito, del ambiente tumultuoso que reina en Zorrilla.
Los números, hay que insistir, son los que son, pues la tabla clasificatoria dicta que los vallisoletanos son últimos con tres puntos de 21 posibles y ni un solo triunfo, estadística, esta última, que comparte con el Huesca, quien tampoco logra encontrar la fórmula mágica para llevarse los tres puntos, si acaso, alarga su maldición, al caer el pasado sábado ante el Real Madrid de Zidane.
En el lado contrario, el Villareal, que husmea y persigue el suave perfume que dejan los puestos europeos, y que podría colocarse tercero con quince puntos en caso de someter a su próximo oponente. La parte negativa, la cual obliga a Unai Emery a hacer ciertas probaturas, la lesión de Dani Parejo y la sanción del japonés Kubo, ambos claves para la estructura ofensiva del submarino amarillo. Por si fuera poco, el argentino Juan Foyth y el exvalencianista Francis Coquelín arrastran igualmente problemas musculares que les impedirán estar presentes en el choque contra los de Pisuerga. Gerard Moreno, lesionado con la Selección Española el pasado 11 de octubre, sigue siendo la gran incógnita de cara a un once en el que sí hay nombres fijos, véase Albiol, Mario Gaspar, Iborra, Alcácer o Moi Gómez.
Por parte visitante, el gran drama se encuentra en la línea defensiva, después de que se conociese la lesión del recién llegado Janko y la baja por sanción de Nacho, que se fue expulsado en el último cruce ante el Alavés. Las circunstancias hacen probable la titularidad de Raúl Carnero y de Luis Pérez como titulares, aunque la baza de Hervías se mantiene en la recámara, ya habiendo jugado, y a nivel óptimo, en la posición del lateral. Además, la anterior suplencia de Bruno en favor de El Yamiq, quien tampoco llega en su mejor condición física, al haberse resentido en los últimos entrenamientos, dibujan un planteamiento incierto que solo se resolverá en los instantes previos al pitido inicial. Sergi Guardiola, también es duda.
En su última comparecencia, González señaló como una de las claves la defensa férrea y la seriedad al mantener las líneas bien juntas, cosa que no se está logrando durante la presente campaña. El gran hándicap del club desde que iniciara el curso está siendo la fragilidad defensiva, maridada a su vez con una mala organización del ataque. Los primeros minutos del enfrentamiento ante el Alavés dejaron, no obstante, luces de esperanza, que pronto se disiparon al desbaratarse todo el plan tras la expulsión del citado Nacho.
El Real Valladolid se encuentra sumido en una vorágine de malos resultados y, en esencia, de mal fútbol, que están lastrando en demasía los objetivos del año. Tan solo un vistazo a las cifras que manejan los que a priori eran rivales directos como Osasuna, Elche o Éibar dan buena cuenta de la distancia, tanto estadística como de sensaciones, entre los vestuarios. Por todo ello, la cita ante los valencianos alcanza una importancia capital, que deja escaso margen de error y que presenta una noche festiva de alta tensión. A las 21:00 horas, en territorio comanche, el Pucela buscará poner la tirita a una herida que amenaza con hacerse más grande, si se diera una nueva derrota.
 
			