El Real Valladolid fue capaz de gestionar su escasa renta para quedarse con su segundo triunfo del curso, edificado sobre el gol del omnipresente Maroto

Cuando José María García decidió abandonar las ondas, a Mario Maroto le quedaba más de un año y medio para nacer. Sin embargo, el veterano periodista acuñó una frase que viene al dedo para definir el partido del mediocentro ante el Leganés: fue el niño en el bautizo, el novio en la boda y el muerto en el entierro. Dicho de otra manera: lo hizo todo. Jugueteó con el esférico como cuando era todavía más crío, gritó “gol” con la pasión con la que se da el “sí, quiero” y en él murieron todas las posibilidades de que los pepineros hicieran daño al Real Valladolid.
A sus todavía dieciséis años, el mediocentro mostró otra vez una madurez inusitada para guiar a los blanquivioletas hacia el segundo triunfo del curso en la División de Honor, uno que se forjó bien pronto y edificado sobre el sólido centro del campo de los de Baptista. Con un 4-1-4-1 en el que no se porfía ni un solo pase en la salida de balón, el Divi promete crecer como lo hizo durante el primer tiempo, tocando mucho para atraer al rival y cansarle hasta aburrirle antes de buscar con un envío vertical y profundo a sus atacantes.
Así, el Pucela encontró pronto a Arroyo y a Popi, quienes fabricaron una ocasión que evitaría Lalo debajo de los palos ante el remate del segundo. Habían pasado once minutos y el dinamismo del frente ofensivo de los locales ya hacía acto de presencia. Sin embargo, les costó generar peligro hasta el gol, a pesar de que la superioridad táctica era notoria y manifiesta. Sus centrocampistas tocaban mucho, incluso dentro de su propia área, y lo hacían muy bien, y, además, cuando el balón era del Leganés, se plantaban tan bien que era imposible hacerles daño; cuando no, recuperaban pocos segundos después de perderlo.
Superada la media hora de juego, tras una rápida jugada, Miguel apareció en la línea de fondo, se deshizo de sus marcadores con un gesto de gran belleza y puso el servicio hacia atrás para que sucediera lo inevitable: que Maroto marcara el uno a cero llegando en una segunda oleada que se buscó a menudo, aunque no siempre con éxito. No en vano, esa fue la tónica general del primer periodo, en el que el Real Valladolid tuvo el balón bastante más tiempo que su rival, aunque no fue capaz de incidir demasiado en el último tercio del campo, por más que a veces percutiera con ambición, cabalgando a lomos del ’10’, bien secundado por Iker González y Miguel.
En el reinicio, a la vuelta de vestuarios, Arroyo pudo estrenarse con gol, aunque Garrido evitó que el capitán del Juvenil B viera puerta. Lejos de ser un aviso de los de verdad, se quedó en oportunidad aislada, puesto que los de Baptista no se impacientaron con la posesión y fueron dejando que los minutos se consumieran. Cómodos con el marcador corto, debido a su gran solvencia con el esférico en su poder, pero también sin él, fueron aletargando el choque y lo habrían dormido con cloroformo si pudieran.
Las acometidas en campo rival disminuyeron, al tiempo que el Lega dio un paso adelante, aunque fuera solo por corazón y por qué no. Los visitantes pasaron a tener la posesión los últimos quince minutos durante bastantes más momentos que en todo el encuentro, aunque el Real Valladolid se sintió bien caminando sobre el alambre, sin ponerse nervioso, hasta el punto de que un disparo a la hora de juego fue lo único que se llevaron a la boca los madrileños, cuyas sensaciones mejoraron con Alvarito sobre el césped, aunque no lo suficiente.
El triunfo deja al Divi con seis puntos, gracias a las dos victorias logradas en su feudo, a las puertas de visitar al Getafe, con quien empata en el liderato (junto al Alcorcón y el Atlético de Pinto), en la cuarta jornada de liga, en la que los blanquivioletas buscarán dar el primer golpe sobre la mesa en la presente temporada, en su intento de ocupar esa posición de cabeza en esta primera fase del Grupo V-B.
Real Valladolid: Aceves; Iker Pérez, Adrián Gómez, Rayan, Diego Moreno; Miguel (Torres, min. 89); Dani Díez (Adrián Carrión, min. 70), Iker González, Maroto, Popi (Canito, min. 89); y Arroyo (Isailovic, min. 81).
CD Leganés: Javi Garrido, Olmeda, Lalo, Víctor, Expósito, Rubén Torres (Alvarito, min. 69) Baroa, Naim (Esperalta, min. 52), Chechu (Andre, min. 69), Pirity, Mario Alonso (Alberto Cruz, min. 46).
Goles: 1-0, min. 35: Maroto.
Árbitro: Rivera García (C.T. Castellano y leonés) amonestó al visitante Baroa y al local Diego Moreno.
Incidencias: partido correspondiente a la jornada 3 en el grupo V subgrupo B de la División de Honor, disputado en Los Anexos al Estadio José Zorrilla a puerta cerrada el quince de noviembre de 2020.
